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Editorial El Cuervo, un vuelo potente por la nueva narrativa boliviana

Paulina Retamales Por Paulina Retamales

La editorial paceña creada por Fernando Barrientos hace quince años ha sido capaz de cruzar la literatura boliviana y latinoamericana en un vuelo que va más allá de la tradición indigenista y costumbrista. El cuervo ha ido cruzando fronteras hasta conseguir poner la literatura boliviana contemporánea a una altura altiplánica. [Créditos portada: Ed. El Cuervo]

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.

La mítica figura alada del poema de Edgard Allan Poe, uno de los escritores más famosos y más importantes en el siglo XIX y la literatura fantástica, fue la inspiración para el nombre de la editorial boliviana El Cuervo. El autor norteamericano quería retratar en sus versos la intensidad de un amor joven y apasionado, quizás el mismo amor y pasión que sintió el editor Fernando Barrientos cuando fundó esta casa editorial hace quince años en La Paz. «Quería ejemplificar mi obsesión por la literatura».

Barrientos es sociólogo de profesión y editor de pasión. «Es un oficio que te elige», ha dicho alguna vez; uno de los que se aprende haciendo y que está en constante transformación. El llamado de ese cuervo en la ventana llegó desde muy joven para Fernando, cuando era lector y escritor de cuentos. Partió editando a un amigo poeta que hasta ese entonces se autoeditaba de una forma muy rudimentaria y tras una década y poco más terminó armando un catálogo de lujo, como lo define su amigo y autor también boliviano, Rodrigo Hasbún. Esta editorial tiene «un catálogo consistente en sus búsquedas pero al mismo tiempo lleno de sorpresas. Creo que ese trasfondo es fundamental para entender el trabajo que hizo luego con su editorial: siempre tuvo un vínculo muy cercano con la literatura y la ha abordado desde todos los lugares posibles».

El plan inicial era publicar a los autores contemporáneos bolivianos que por ese entonces tenían entre veinte y treinta años, pero al poco volar sus horizontes se fueron ampliando. «Muy pronto fuimos conscientes que no queríamos dedicarnos a un solo género. Hemos ido publicando narrativa, poesía, crónica y hace poco comenzamos con ensayo. Estamos aprendiendo a publicar narrativa gráfica, partimos estudiándola en 2015 y desde el año pasado empezamos a publicar un título por año», explica Fernando Barrientos.

El editor Fernando Barrientos. Créditos: Fernando Ávila

Y aunque el editor reconoce que han tenido una evolución lenta, en ese camino no solo han ido aprendiendo de los diversos procesos que conlleva la edición de un libro ―desde los contratos a la distribución en librerías―, sino también que el emprender una editorial no difiere tanto de otros negocios donde la gestión debe ser rentable. «Pasamos de ser inocentes a tener una conciencia plena de todo lo que conlleva tener una editorial. Antes era un proyecto unipersonal y ahora somos un equipo de cuatro personas y tenemos también una pequeña librería, que no era parte del sueño inicial pero que se convirtió en un deber porque acá las librerías ―en su mayoría― no le dan un lugar protagónico a la literatura nacional en sus estanterías. Y eso frena muchísimo el éxito de un libro», comenta Barrientos.

Si bien es cierto el mercado boliviano del libro es pequeño en comparación al de sus países vecinos, éste adolece del mismo problema latente en el vecindario latinoamericano: los bajos índices de lectoría, la piratería y la parsimonia de las políticas públicas. En el tamaño del mercado, El Cuervo y en particular Fernando, han visto una posibilidad de crecer. Actualmente no hay más de veinte editoriales inscritas en las Cámaras del libro de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, y Bolivia es el único país en la industria editorial en español que no cuenta con dos de los jugadores más potentes del sector, las multinacionales Penguin Random House y Planeta.  Es decir, entre esa veintena de editoriales se reparten la torta de la demanda del libro nacional. Ahí hay una oportunidad que El Cuervo ha sabido aprovechar con sus ya más de setenta títulos publicados.

El escritor boliviano residente en Estados Unidos, Rodrigo Hasbún, del que han publicado todos sus libros, resume mejor esta trayectoria: «El Cuervo hizo dos cosas fundamentales en el panorama editorial boliviano. Por una parte, publicó a escritoras y escritores de otros países, y acercó así a la literatura latinoamericana contemporánea (y últimamente también a la europea), volviéndolas más accesibles en las librerías del país. Por otra parte, también se empeñó en el viaje inverso de promover la literatura boliviana contemporánea en otras regiones. Me atrevería a decir que fue la primera editorial del país en hacer esas dos cosas. Felizmente, ahora son varias más las que le han seguido los pasos».

Y en ese proceso de internacionalización es que recibieron quizás el premio más lindo que puede recibir una editorial. Literal. La Comisión alemana para la UNESCO y la fundación Stiftung Buchkunst les otorgó en 2016 el reconocimiento a la «producción más bella de un libro» por La vida de las cosas, del escritor español radicado en Bolivia, Álex Ayala.

Ese reconocimiento se podría extender a las portadas de El Cuervo. Llaman la atención, son coloridas, con diseños que poco tienen que ver con el color ébano de su logo, pero que encierran el mismo halo de misterio que proyectaba Allan Poe en sus cuentos. A esa colección pertenecen los libros de los bolivianos Rodrigo Hasbún, Wilmer Urrelo, Liliana Colanzi, Giovanna Rivero, Maximiliano Barrientos, pero también los libros de los extranjeros latinoamericanos, como la ecuatoriana Gabriela Alemán, los argentinos Fabián Casas, Patricio Pron, Mariana Enríquez, los chilenos Nona Fernández y Álvaro Bisama, entre otros. Y hace poco se han lanzado con las traducciones al español del portugués Gonçalo Tavares, del alemán Roland Schimmepfennig y del maltés Alex Vella Gera.

Esa seguidilla de nombres nos indica que sobrevolar el catálogo de El Cuervo es hacer también un recorrido por Latinoamérica y reconocer en él las nuevas voces de la literatura del continente. Álvaro Bisama, director de la Escuela de Escritura Creativa de la Universidad Diego Portales y escritor chileno, posiciona a El Cuervo como una de las editoriales latinoamericanas más potentes y eclécticas. «Admiro a Fernando Barrientos como editor, que es lo mismo que decir lector. Para mí es un honor publicar con ellos. Creo que es un catálogo imponente, que es capaz de cruzar la literatura boliviana y latinoamericana, estableciendo una línea que es más bien una conversación, una suerte de curatoría que une lo próximo con lo lejano, formulando y respondiendo diversas preguntas sobre lo que se escribe en el continente, como la certeza de que es posible reconocer o habitar una lengua común, inesperada e inevitable».

«Carcoma», de la escritora española Layla Martínez llegó a lectores bolivianos gracias a El Cuervo. Créditos: La Tercera

En 2015 Álvaro Bisama publicó con esta editorial una colección de cuentos inéditos y otros reeditados bajo el título Cuando éramos hombre lobo, del que Edmundo Paz Soldán, escritor y académico boliviano, reseña: «(Bisama) escribe literatura de horror sin necesidad de situarse dentro del género porque ha entendido la lección de Lovecraft: los monstruos, para ser más efectivos, deben ser asombrosamente parecidos a nosotros… vivir en el lado delgado del aire. Como sugiere un cuento de esta magnífica colección, los monstruos son ahora la realidad».

El mismo Lovecraft, el autor norteamericano conocido por sus novelas de terror y ciencia ficción, que escribió un ensayo sobre Edgard Allan Poe y del que dicen le rezaba cada noche a un busto de Poe en tamaño natural, decía que “el graznido del cuervo ―del cuervo de Poe― sobresalta al corazón más templado.”

La apuesta de El Cuervo ―el de Fernando, el de la edición rigurosa y cariñosa según sus autores, el de La Paz, y el que se mueve más allá o más acá de las fronteras nacionales, que son quizás una ilusión, como diría Bisama―, es una selección de autores y de literatura que no asusta como el graznido del cuervo de Poe pero que sí nos hace saltar de nuestros asientos movidos por la curiosidad de saber qué esconden sus libros, donde prima lo contemporáneo y lo indigenista y costumbrista ya no es el monotema sino más bien los temas son nuevos y donde lo oscuro del logo se transforma en una radiante luz altiplánica.

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Paulina Retamales

Periodista de la Universidad de Viña del Mar. Gran parte de su vida la vivió en España, en donde se graduó en las universidades Autónoma de Barcelona y Oberta de Catalunya. Encontró su pasión por los libros y el mundo de la edición dirigiendo la FILSA de Santiago. Cofundadora de la Corporación del Libro y la Lectura, en los últimos años dirigió la editorial Vicens Vives Chile. Actualmente es docente del Diplomado de Cultura escrita y fomento lector de la Universidad Adolfo Ibáñez.

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