Publicar los títulos clásicos de autores consagrados podría considerarse el camino lógico que debiese marcar los inicios de una editorial, para ir sobre seguro y no arriesgar. Sin embargo, Teo Pinzás, Carlos Vela y Paloma Reaño, no quisieron tomar el camino fácil y decidieron comenzar su proyecto editorial en 2014 publicando precisamente aquellos libros olvidados, los que ya no se encuentran en librerías. Partieron precisamente con las primeras obras de escritores que con el paso del tiempo se convirtieron en referentes en el panorama literario peruano pero que inicialmente pasaron desapercibidos.
Para estos tres amigos del colegio, ahora convertidos en literatos y editores, rescatar esos tesoros literarios, darles el peso que se merecían y volver a ponerlos en librerías al alcance de todos, se transformó en una actividad que define muy bien la editorial Pesopluma.
Apostaron y ganaron. Después de casi una década de funcionamiento como editorial independiente en Lima, han ampliado su registro y la colección Crisalida, en donde reúnen aquellos rescates literarios, es una más de un robusto catálogo con 48 libros publicados. Sus colecciones vuelan ―haciendo honor a su logo― entre la narrativa contemporánea, el ensayo divulgativo, los libros infantiles y la poesía.
Su más reciente publicación, Todo significa sed, de la poeta Lucía Ocampo, fue uno de los lanzamientos destacados de la 27° Feria Internacional del Libro de Lima (21 julio al 6 de agosto). «El libro reúne tres libros en uno: primero, presenta los poemas manuscritos de Lucía, reproducidos fielmente de los originales; luego, permite apreciar las correcciones de Tulio Mora, ideólogo de la segunda etapa del movimiento vanguardista Hora Zero, quien realizó anotaciones sobre los textos autógrafos; y, por último, presenta las versiones de los textos establecidas por Pesopluma, ilustrando así varias perspectivas distintas sobre los textos de la autora».
Ocampo falleció en trágicas circunstancias a sus 44 años y fue integrante del movimiento vanguardista de poesía surgido en Perú a principios de la década de 1970 llamado Movimiento Hora Zero. Para los editores, Ocampo y el rescate de su obra «responde a la consciencia del limbo historiográfico en el que quedan atrapadas muchas voces disidentes en la literatura, especialmente las femeninas».
Sabiendo esto, y en la medida que nos vamos adentrando en el catálogo de esta editorial, toda la ligereza que puede tener su nombre se pierde en la contundente apuesta que han hecho desde el diseño de sus portadas, pasando por el ideario de cada colección al contenido de su plataforma online, que no solo incluye reseñas de los libros, recortes de prensa, videos y fotos de interiores, sino que también ofrece la opción de leer el comienzo del libro u oír en la voz del propio autor un extracto del texto. Un consejo: No se pierdan algunos pasajes del diario de Lucía Ocampo, que se pueden oír en la voz de su hija ―la artista Alejandra Mitrani― en el booktrailer de Todo significa sed.
Quizás a Julio Ramón Ribeyro, considerado actualmente como uno de los mejores cuentistas hispanoamericanos, Pesopluma le habría publicado su primera novela Crónica de San Gabriel (Premio Nacional de Novela 1960) en su colección Iceberg, donde dan cabida a talentos emergentes y primeras obras. Una colección donde ahora tienen publicados a los peruanos Tadeo Palacios con Mañana nunca llega, a Giacomo Roncagliolo con Ámok (Finalista del Premio Clarín de Novela en 2017), y a la argentina Natalia Rozenblum con Los enfermos, entre otros.
Sin embargo, Ribeyro comparte espacio en la colección Crisálida con otro gran poeta peruano, Luis Hernández (Lima, 1941 – Buenos Aires, 1977), quien inspiró el nombre de la editorial con uno de sus poemas donde dice: «Soy Luchito Hernández. Ex Campeón de peso welter». A Paloma, Carlos y Teo les gustó este concepto, pero consideraron quedarse con la categoría más liviana, la de pesopluma, para tener más soltura de movimiento pero sin dejar de homenajear al admirado poeta, a quien además le dedican una colección especial en donde recuperarían su obra completa.
Médico de profesión, políglota y músico amateur, Luis Hernández es considerado uno de los clásicos contemporáneos de la poesía peruana. En 1965, después de haber publicado su tercer libro de poesía, decidió no continuar en el circuito editorial tradicional para dedicarse a componer una muy particular obra poética manuscrita, que dejó desperdigada en decenas de cuadernos que a su vez iba entregando a familiares, amigos y desconocidos. «En la reproducción facsimilar de los cuadernos ológrafos de Luis Hernández buscamos poner en valor un impulso poético sin precedentes en la tradición literaria peruana ―del que se hablaba mucho, pero que se había visto poco―, que fusionó la poesía con las artes visuales, la música, la astronomía, la medicina y otros campos del conocimiento y el arte», comenta uno de los socios editoriales. Tal revuelo ha tenido este rescate que su libro Vox horrísona (2018) fue el libro de poesía más vendido de la Feria del Libro de Lima el año de su lanzamiento.
Y el Universo Hernández no acaba allí. Pesopluma planea impulsar la creación de una Fundación en alianza con otros agentes del sector y seguir con la publicación facsimilar de sus cuadernos. Hace algunos años crearon el primer archivo digital en alta resolución de los cuadernos ológrafos del poeta. Son unas ocho mil imágenes que forman parte del ciclo de exposiciones que se prepararon por los cuarenta años de la muerte del escritor y que fueron cedidas por su familia a la editorial.
Ese trabajo meticuloso con el autor y sus obras ha atraído a otros autores latinoamericanos a sus huestes, en particular a su colección Litera-rutas donde podemos encontrar una buena selección de destacados autores vecinos, como a los argentinos Martin Felipe Castagnet, Mariana Enríquez y María Sonia Cristoff, a la colombiana Margarita García Robayo y a los chilenos Constanza Gutiérrez y Antonio Diaz Oliva.
De este último publicaron en diciembre de 2022 el libro Gente un poco dañada, un remix de cuentos publicados previamente por la editorial chilena Neón en los libros La experiencia formativa (2016, Premio a mejor obra inédita por el CNCA) y La experiencia deformativa (2020). Desde Chicago, donde reside hace años, Diaz Oliva comenta: «En estos cuentos prologados por Karina Pacheco Medrano convergen realidades y distopías. Me interesa el concepto de lo raro y lo espeluznante, mezclado con la ciencia ficción, y en base a eso con Paola ―la editora― buscamos ideas de portada y de un nuevo título».
Para Diaz Oliva, Pesopluma es de las mejores editoriales indie de América Latina, en la que destacan el «ojo biónico» de sus editores, el buen gusto en lo estético, el valioso rescate de primeras obras, el trabajo acucioso de investigación que hacen sobre los autores que publican y que les llevan a presentar un pack de promoción muy completo y acertado.
Desde Lima, uno de los socios ―Carlos Vela― refuerza la teoría del escritor chileno: «En Pesopluma ofrecemos los libros que quisiéramos tener, lo cual no solo incluye el cuidado de edición a nivel textual sino también a nivel material: portadas y trabajo de interiores con un diseño atractivo y materiales que buscan que el libro soporte el paso del tiempo».
Pesopluma ha resistido de muy buena manera el paso del tiempo, incluso tras la pandemia donde todo el ecosistema se vio perjudicado con el cierre de librerías, cientos de libros que se quedaron sin publicar y canales de difusión disminuidos por la embestida económica (Carlos conoce bien esta realidad, es el presidente de la Asociación de Editoriales Independientes), ellos hicieron frente a esta crisis con un giro de timón, «incorporando nuevas herramientas en su trabajo: el e-commerce, los libros electrónicos, las redes sociales como medio de promoción y disrupción, la impresión bajo demanda tanto local como internacional y, ahora último, el uso de la inteligencia artificial. Todas estas tendencias son una realidad que en un sector poco profesionalizado puede costar incorporar, pero hay que subirse a esa ola», aconseja Vela.
Paradojas del lenguaje o no, que su libro infantil más vendido La jigre y la tigrafa haya sido escrito por el publicista Chistopher Vásquez, fundador del campeonato de improvisación literaria llamado Lucha Libro no deja de hacernos pensar que todo en esta editorial termina teniendo mucho sentido. Mi sugerencia es seguir atentos sus movimientos y no tomarles a la ligera.