La historia pública de Carmela Jeria es breve, pero no por ello menos significativa. Con solo diecinueve años creó el primer periódico obrero feminista en Chile, siendo pionera en el quehacer tipográfico en nuestro país. Colaboró como dirigente social, visibilizando las desigualdades a las que se enfrentaban las mujeres con un discurso que hacía un llamado a la educación de la clase obrera para avanzar en la lucha por mejores condiciones.
«Ardientemente deseamos que la mujer algún día llegue al grado de adelanto del hombre, que tenga voluntad propia y se emancipe del pesado yugo de añejas creencias que la oprimen y sea un todo de conciencia independiente», escribía Jeria en el primer número de La Alborada, publicado en septiembre de 1905. El primer periódico obrero feminista en Chile buscaba el adelanto «moral, material e intelectual» de la mujer obrera y circuló en un inicio en Valparaíso (entre 1905 y 1906) y luego en Santiago (entre 1906 y 1907).
Al momento de dar inicio a La Alborada, Carmela Jeria llevaba cinco años desempeñándose como obrera tipógrafa de la Litografía Gillet, en Valparaíso. Sin embargo, sus actividades sindicales y su negativa a terminar con su participación en la publicación condujeron a su renuncia. Esta situación no hizo decaer la dedicación que quedaba patente en sus escritos. A través de la publicación bimensual de La Alborada, dio espacio a la reflexión en torno a la situación de las mujeres y obreras, generando un nicho de discusión social que dio cuenta de la participación femenina en el movimiento obrero chileno de la época. Esto inspiró a muchos de sus lectores, tal como escribía un colaborador usual del medio, como recoge un artículo de Isabel Valle: «¿Quiere que le confiese el concepto que tengo formado de usted? Pues, a fe de humilde proletario, que la considero como tabla de salvación de los náufragos de este borrascoso mar que se llama Chile».
Por su parte, el político y líder sindical Luis Emilio Recabarren describió a Carmela Jeria como una «novel guerrillera porteña que se eleva como chispa eléctrica entre las multitudes», demostrando la concordancia en los ideales de ambos. Con La Alborada se dio voz al movimiento femenino obrero, un espacio que, tras su término en 1907, continuaría con La Palanca, autodenominado como la segunda época de La Alborada, donde Carmela ya no figura como directora, sino que el cargo queda en manos de Esther Valdés, presidenta y cofundadora de la Asociación de Costureras. En ese mismo medio se hace mención a una «serie interrumpida de desgracias» que habrían afectado a Carmela, deteniendo la labor que retomarían las mujeres de La Palanca.
«Tócanos a nosotras mismas, si no nos acompañan con la debida sinceridad, procurarnos nuestro bienestar, para lo cual nos debemos desde luego poner en pie, con decisión y valentía», escribía Carmela Jeria, en el número 29 de La Alborada, publicado en enero de 1907. El periódico que inició anunciado como «Defensora de las clases proletarias», tiempo después incluiría la mención «Publicación femenina» y que derivaría posteriormente en un mensaje mucho más claro: «Publicación feminista». Enfoque patente en todos sus discursos, en lo cuales Jeria acusaba que «toda la libertad que anhelan será siempre un fantasma mientras la mitad del jénero [sic] humano viva en humillante esclavitud».
La vida pública de Carmela Jeria se desarrolló principalmente entre 1905 y 1907, años en los que su nombre firmaba cada edición de La Alborada. Tras ello se perdió su rastro, si bien con el tiempo se ha podido reconstruir parte de la vida que habría llevado lejos del mundo político, pero aún presente en el quehacer tipográfico, trabajando en distintas imprentas hasta avanzada edad, una labor que fue parte esencial de su vinculación con los gremios obreros, su labor periodística y política, y su discurso feminista.
En noviembre de 2022 Ediciones Fulgor lanzó en la Feria Internacional del Libro de Santiago el libro Carmela y La Alborada, del académico del Departamento de Diseño de la FAU, Roberto Osses, y la Diseñadora Gráfica de la FAU, Camila Ríos. Una investigación tipográfica en torno al primer periódico obrero feminista de Chile que «propone observar el pasado a través de la letra impresa para comprender que, en la tinta y el papel, se impregna también la cultura del momento histórico en que la hoja fue concebida». Un acercamiento que nos permite seguir reuniendo piezas del importante legado de Carmela Jeria, que desde distintos frentes contribuyó al movimiento feminista obrero, un discurso que sigue tan vigente como hace más de un siglo cuando fue escrito: «No hai [sic] que decir todavía que nos hemos emancipado y que nuestro grado de adelanto es mucho. No! la hora de nuestra completa emancipación aún no ha llegado».