Sally Rooney fue una revelación. Irlandesa, 29 años, dos novelas, galardonada en los Irish y Costa Book Awards, escritora joven del año por el Sunday Times, libro del año para las librerías Waterstones con Gente normal (Penguin Random House, 2019) título que incluso el expresidente Barack Obama incluyó entre sus favoritos de 2019 y que en abril de este año estrenó su primera adaptación a la televisión. En palabras de Zadie Smith, Sally Rooney llegó al panorama literario con esos “debuts en los que no puedes creer que fue un debut”.
Su primera novela, Conversaciones entre amigos (Penguin Random House, 2018), se ambienta en Dublín y cuenta la historia de dos jóvenes universitarias, otrora pareja, llamadas Frances y Bobbi. En medio de una velada literaria conocen a un matrimonio cercano a los cuarenta, Melissa y Nick, con quienes comienzan a involucrarse sentimentalmente en una confusa relación, marcada por los celos y los malos entendidos. Un relato lleno de sutilezas y diálogos ingeniosos, una narración que desde la primera página consigue envolver.
Sin embargo, admito: si fuera solo por la trama quizás no habría captado a buenas y primeras mi atención. Fue la recomendación de una amiga y la casualidad de ver la novela al pasar por una librería la que me animó a leerla. Tras terminar, la trama siguió sin ser el punto central que me hizo mirarla con admiración. Creo que la clave fue la habilidad de Sally Rooney para lograr una narrativa con la agilidad que ha caracterizado la literatura juvenil en los últimos años, pero con una profundidad de la que muchas carecen, logrando recoger un aspecto que pocas abordan: la certeza de que no existe una historia única, sino que cada cual evalúa de maneras muy distintas una misma situación o a una misma persona.
En su debut Sally Rooney nos presenta la historia desde la óptica de Frances, una joven de 21 años, que en medio de este menage à quatre vamos descubriendo, desde sus inseguridades y conflictos familiares, hasta su crecimiento personal y búsqueda de identidad. Aunque debo aclarar que esta no es una novela conclusiva en cuanto al desarrollo de sus personajes o al desenlace de su historia. Es solo un espacio de tiempo en el cual seguimos los devenires de los personajes que, como en la vida misma, a ratos nos conducen en línea recta y a otros tantos nos hacen dar vueltas en círculos hasta volver al mismo punto.
(Penguin Random House, 2019)
Gente normal
El Times la llamó “la primera gran autora millenial” y otros medios extranjeros han seguido usando el apelativo, junto a la denominación de “Salinger para la generación Snapchat”, hecha por su propio editor. Sally Rooney nació en 1991 y publicó su primera novela con sólo 26 años, una juventud que pareció motivo de sorpresa al momento de evaluar un trabajo que destacó entre la producción actual de otros autores de su generación. Rooney aborda relatos cotidianos, sin recursos de grandes dramas, aventuras fantasiosas o elementos de acción, solo sostenidos en las relaciones de sus personajes. “Me siento constantemente atraída por escribir sobre la intimidad y la forma en que nos construimos unos a otros”, comentó en una entrevista con el New York Times.
Su segunda novela llegó, por fin, en marzo de este año a Chile, bajo el sello de Penguin Random House. La tan alabada Gente normal narra a lo largo de varios años la historia de Marianne y Connell, dos compañeros de colegio: ella, inteligente, extraña y solitaria, hija de una familia adinerada; él, buen alumno y sociable, hijo de la empleada de la familia de ella. Hasta ese punto no parece una historia particularmente novedosa, ni tampoco explica que muchos lectores quedáramos pegados a sus páginas, tal cual afirmó la actriz Sarah Jessica Parker en sus redes sociales: “Este libro. Este libro. Lo leí en un día. Escuché que no estoy sola”. Sin embargo, Gente normal sí logró transformarse en una revelación para muchos lectores.
Tal como en Conversaciones entre amigos, Sally Rooney construye su historia a través de las interacciones de sus protagonistas. En esta oportunidad la obra se desarrolla con dos enfoques que se intercalan: en algunos capítulos vemos todo desde la óptica de Marianne y al siguiente vamos comprendiendo los acontecimientos desde la mirada de Connell. Esta estructura nos permite ir dilucidando, en parte, cómo se trenzan los malos entendidos y cómo a veces los mensajes se reciben de formas distintas. También nos ayuda a ver cómo se van forjando las vidas y relaciones de ambos.
La prosa de Rooney es muy cinematográfica y limpia: narra las escenas como si las estuviese viendo transcurrir ante sus ojos, sin detenerse a analizar o divagar en torno a las intenciones de sus personajes. Esa forma tan directa de presentar los acontecimientos nos deja las puertas abiertas a ir construyendo sin etiquetas nuestra opinión sobre los protagonistas, sentados en la tribuna de espectadores de sus decisiones a lo largo del relato. De forma similar, Rooney tiene una forma muy sutil de abordar los contextos de los personajes, sin necesidad de caer en lo evidente. En ese sentido, las realidades económicas y familiares de cada uno se deslizan en sus preocupaciones, en sus maneras de enfrentar distinto las mismas situaciones o en las respuestas de su entorno a eventos cotidianos. Se reflejan en cómo construyen su vida adulta, una vez migran de un escenario que podía resultar más imparcial, como era el colegio.
Gente normal llegó este año a la televisión, gracias a Hulu y BBC. No tenía grandes expectativas de la adaptación, ya que temía que no pudieran traspasar los aspectos más notables de esta novela que, a mi parecer, recaen especialmente en la narrativa, no solo en la historia en sí. Sin embargo, tras haber visto el primer capítulo, mi interés se ha renovado y me atrevo a recomendarla, ojalá una vez leído el libro que no es muy largo y tal vez pueda tomarte solo un día, como a Sarah Jessica Parker. Yo al menos tardé dos.
«No tengo idea si escribiré otro libro. Tal vez soy una de esas personas que escribe dos novelas en sus veintes y nunca más escribe otra vez», leí decir a Sally Rooney en una entrevista con el periódico británico Telegraph. Tras tremendo debut, realmente espero que no sea así.