La fantasía aún parece anclada a la juventud e infancia. Como si el gustillo por la magia se evaporara con el paso del tiempo, cual llovizna matutina o vaho de café en tus mañanas. Pero, aunque la tentación de saltar en los charcos de agua haya amainado, la promesa de los imposibles sigue guiñándonos el ojo al otro lado del espejo, siguen titilando las propuestas: ¿travesías épicas? ¿intensos conflictos de poder? ¿aventuras mágicas? ¿apasionados romances? Todo eso y más está ahí, en algún libro con la etiqueta de fantasía.
Descubrí el concepto new adult fantasy hace pocos años, aunque en la práctica he leído novelas que entran en esa categoría desde la adolescencia. Y es que la nueva fantasía adulta ha ganado campo en las novedades editoriales, con sagas que han cultivado su propio fandom que disfruta de los relatos que mezclan magia con romances que no temen ser demasiado explícitos, intrigas que no flaquean en crueldad y batallas que no dudan si hay que terminar con la vida de uno o varios de sus personajes. Una intensidad que ha obligado a reforzar este concepto de fantasía para adultos, para lograr alcanzar a aquellos lectores más reticentes que han dejado a un lado el camino de baldosas amarillas.
En 2021 llegaron en español las nuevas ediciones de una de las sagas de fantasía adulta más populares en la actualidad: Una corte de rosas y espinas de la estadounidense Sarah J. Maas. El nuevo concepto estético dejaba atrás las coloridas y juveniles portadas con la figura de su protagonista, para dar paso a una presentación gris más sobria y elegante. Aunque no encontré señas oficiales de las razones editoriales, los comentarios en foros fueron unánimes: pretendían reflejar que se trataba de una saga más adulta, y varios lectores extranjeros aseguraban que los títulos de Maas se habían mudado de sección en sus librerías locales, desde los estantes juveniles a un apartado más general.
Una corte de rosas y espinas (2015) parte como un retelling del cuento “La bella y la bestia”, y aunque al poco andar se deshaga del concepto original, las remembranzas a infancia se cuelan para espantar al lector adulto que cree no encontrar puntos de interés en aventuras fantásticas.
No es extraño que algunas autoras presenten sus libros explícitamente como su nueva saga “para adultos”, como es el caso de la misma Sarah J. Maas con Ciudad Medialuna (2020), un original universo de fantasía protagonizado por hadas, metamorfos, duendes y ángeles caídos. O el próximo estreno de la escritora estadounidense Holly Black Book of Night (2022), una extraña y oscura fantasía de magos que manipulan las sombras en la clandestinidad.
La nueva fantasía adulta, muy probablemente, sigue siendo consumida con más voracidad por lectores adolescente y jóvenes, más curiosos y desprejuiciados ante lo nuevo que trae el mercado editorial. Es que la idea de protagonistas con poderes en medio de enfrentamientos surrealistas sigue siendo visto por muchos lectores con más años como una promesa de menor calidad narrativa, recelos que vale la pena aplacar. Como dijo el autor estadounidense Jason Reynolds, consultado por las diferencias entre la ficción que escribía para jóvenes y la ficción dirigida a adultos: “Tiene más que ver con el tono que con cualquier otra cosa. Mi problema es que la gente crea este enorme abismo entre los dos, que a veces se siente como una forma de disminuir el trabajo escrito para los jóvenes”.
Ed. Umbriel, 2020
Algunos recomendados
¿Fantasía para jóvenes? ¿fantasía para adultos? ¿fantasía épica? ¿fantasía romántica? Orientarse con las etiquetas y subgéneros puede ser confuso y la línea divisoria se hace difusa, sin embargo, conocerlas es una buena guía para saber las características generales del texto al que nos vamos a enfrentar, en la medida que no sea un sello excluyente que desvalorice un tipo de narrativa, por debajo de otra.
La nueva fantasía para adultos admite menos tapujos, a su vez que el tono se torna más reflexivo a la hora de abordar los conflictos humanos que interfieren en la trama. Ejemplo de ello es la exitosa novela autoconclusiva La vida invisible de Addie Larue (2020) de V. E. Schwab, que narra la historia de una muchacha que hace un pacto con un dios oscuro para escapar de sus problemas. En el transcurso de la historia, descubrirá que el acuerdo le concederá la inmortalidad a la vez que le quitará la posibilidad de ser recordada, comenzando una larga y solitaria vida a través de los siglos donde cada nuevo amor y amigo la olvidará al instante de perderla de vista. Una aventura dolorosa e introspectiva, marcada por los encuentros con la oscuridad que le concedió el trato y el vínculo que surge con un peculiar joven.
Además de Addie Larue, Schwab ha publicado obras de fantasía tanto con la etiqueta juvenil, como adulta. Curioso es el caso de su saga Villanos, originalmente traída a Chile bajo el sello Puck, categoría juvenil de Ediciones Urano, para ser reeditada a fines del año pasado con Umbriel, el sello de ficción adulta de la misma casa editorial. Un recambio que nos recuerda lo difuso que puede ser en ocasiones categorizar una obra. En el caso de esta en particular –que inicia con el libro Una obsesión perversa (2013)– nos enfrentamos a una historia que, tal como pasa con Addie Larue, posee matices que pueden captar la atención más allá de la trama fantástica, por la complejidad de sus personajes y los dilemas morales de los conflictos que acontecen.
La nueva fantasía adulta, muy probablemente, sigue siendo consumida con más voracidad por lectores adolescente y jóvenes, más curiosos y desprejuiciados ante lo nuevo que trae el mercado editorial.
En la línea de las obras de Sarah J. Maas, hay novelas que llevan la etiqueta adulta por la inclusión de escenas eróticas, como es el caso de la saga de Jennifer L. Armentrout, De sangre y cenizas (2020). Una ficción repleta de engaños, reinos en conflicto y un apasionado romance prohibido. Por otra parte, el sello adulto recae en otras interesantes novedades por el enfoque más cruento y realista que dan a la magia, como es el caso de La novena casa (2020) de Leigh Bardugo y la recientemente reeditada en español Gata blanca (2010) –primera parte de la saga Los obradores de maleficios de Holly Black– ambos thrillers de magia oscura, donde los poderes de sus personajes pasan a ser accesorios al conflicto humano principal, marcado por el peligro y la violencia.
Aunque las clasificaciones que podamos otorgar a una misma obra puedan ser variadas, e incluso debatibles, el uso más frecuente del término “fantasía adulta” me gusta muchísimo. No porque haga una diferencia tan grande en lo que se escribe, se edita o se lee, sino porque nos recuerda que los códigos de la fantasía no tienen fecha de caducidad y en cualquier etapa de la vida resulta valioso, e indudablemente divertido, abrir las puertas a los imposibles e improbables de la imaginación.