Inspirado en el proyecto “Bokstart” que se ejecuta a nivel nacional en Suecia desde 2015, La escalera del lenguaje es un proyecto regional en el sureste de Suecia (Blekinge y Kronoberg) . El objetivo principal es fomentar el lenguaje en los niños y niñas a través de lectura en voz alta desde muy temprana edad. La clave del éxito es la colaboración entre varios grupos de profesionales –bibliotecarias, enfermeras, fonoaudiólogas– para dar apoyo a padres y madres que se inician en la crianza. La escalera del lenguaje se inició en 2016-2017 y desde entonces, los alrededor de cuatro mil bebés que nacen cada año en la región han participado en lecturas dialógicas.
La visita
Toc toc, alguien toca la puerta. Es la enfermera de pediatría del consultorio que viene a conocer el hogar del bebé que nació hace ocho meses. Es una visita programada de prevención de salud sueca y se hace a cada familia con un nuevo integrante. La enfermera viene a ver cómo están el niño y sus padres, conversar un poco sobre el desarrollo del bebé y sus necesidades. Pero la visita no termina ahí porque la enfermera trae un regalo: un libro. Entrega el regalo a los padres y se sienta a leer Toc Toc (1992), de Anna-Clara Tidholm, en voz alta con ellos y con el bebé. Se trata de una lectura dialógica, donde manda el interés del bebé. En la etapa en la que está un niño de ocho meses, es bastante probable que quiera manosear el libro y tocar las puertas que van apareciendo en la historia. A lo mejor quiere detenerse detrás una puerta particular porque le interesa lo que hay en cierta pieza y no en otra, quizás solo quiere mirar una misma página todo el tiempo, o puede ser que después de tres páginas de lectura cierre el libro y no quiera más. Todo eso está bien, eso es lo que la enfermera les muestra a los padres. Lo importante es leer en voz alta con el bebé porque un niño con el que se lee, desarrolla el lenguaje.
Lectura dialógica
Sara Wijk es la coordinadora del proyecto La escalera del lenguaje, cuyo objetivo es fomentar lectura en voz alta y desarrollo del lenguaje en los más pequeños en el sureste de Suecia. Después de trabajar muchos años en “el piso” como dice ella, es decir como bibliotecaria en filiales infantiles y en escuelas, Sara empezó en lo que se llama Servicio regional de bibliotecas. Allí su función es cumplir con “la ley de bibliotecas” y apoyar las bibliotecas de los trece municipios de la región. Eso lo hace, por ejemplo, a través de crear espacios de desarrollo profesional para las bibliotecarios y de generar redes entre diferentes actores sociales y profesionales; todo para seguir fomentando las bibliotecas como un espacio importante para niños, niñas y jóvenes.
Algo que llama la atención en el diseño de La escalera del lenguaje es que no son las bibliotecarias las que leen en voz alta a las familias. Son enfermeras las que introducen la lectura dialógica, las que hablan con la familia sobre la importancia de leer y las que inspiran a acercarse a la literatura infantil. ¿Por qué?, le pregunto a Sara.
“Si fueran las bibliotecarias, no llegaríamos a todos los niños en una municipalidad, tendríamos que seleccionar ciertas áreas debido a la cantidad limitada de bibliotecarios. Los consultorios llegan a todos los niños que nacen y sus familias. Y pensamos que si llegamos a todos, llegamos a los que más lo necesitan también. Fue así que empezamos a educar a enfermeras en lectura dialógica, y respondieron con un entusiasmo muy positivo. Nuestro proyecto es el único en el que se lee en voz alta con cada nuevo niño, y estamos orgullosas de eso”.
En un estudio sobre el proyecto, Facilitar el desarrollo temprano del lenguaje (Lavesson & Ramirez, 2017), enfermeras cuentan sobre sus experiencias. Se producen momentos significativos en los grupos de lectura cuando los padres se asombran por la interacción de sus hijos y su capacidad de reflexionar y pensar. Sara comenta que hay, por supuesto, diferencias entre cada padre o madre en cuanto a la costumbre de lectura dialógica. Hay muchos padres que lo hacen espontáneamente, pero también hay otros que creen que tienen que esperar a que su hijo sepa hablar, para leerle. Por lo mismo es muy importante que los que promueven la lectura dialógica en el proyecto eduquen de una forma discreta, dando ejemplos en vez de corregir a un papá o a una mamá. Al fin y al cabo, dice Sara, se trata de “abrirles el apetito a los padres” en cuanto a libros y lectura.
Sara Wijk, iniciadora del proyecto. Créditos: Språkstegen.
Desarrollo del lenguaje
Un argumento importante para las enfermeras que participaron en el estudio es el desarrollo del lenguaje, algo que parecen recalcar en sus visitas a las casas. Le pido a Sara que explique a qué se refieren realmente en el proyecto con desarrollo del lenguaje.
“Es una pregunta que los fonoaudiólogos contestan mejor que yo, pero como es un proyecto de integración profesional, he aprendido de ellos, así que intentaré responder. Desarrollo del lenguaje es mucho más que hablar inglés, sueco o español, y saber muchas palabras. Es el desarrollo de la motricidad y de lo cognitivo, se trata de poder hacer escuchar tu voz como niño e individuo. Pensamos que no solo les enseñamos la importancia de leer a los padres, si no que también les educamos en escuchar a su hijo. Es muy habitual que un papá o una mamá se precipiten, al leer, en hacer pregunta tras pregunta al niño –‘¿Qué es esto? ¿Y qué es esto?’– y que piensen que se trata de enseñarle muchas palabras. En la lectura dialógica es importante darle tiempo al niño para responder una pregunta, y aunque el niño no conteste nada, es valioso que el adulto haya preguntado y querido escuchar. Eso genera autoestima en el niño (y en cualquier individuo en realidad) porque se le muestra que hay interés en lo que piensa y opina, en conocer las palabras que le salgan”.
Choque entre profesionales
Tanto en las descripciones del proyecto, como en los estudios realizados, se destaca el desarrollo del lenguaje, pero un posible desarrollo artístico no se menciona. Le pregunto a Sara si la experiencia literaria no tiene la misma importancia, y responde que tener experiencias literarias y encontrarse con diferentes expresiones artísticas en los libros es muy importante. Sin embargo, admite que es posible que la parte cultural quede un poco atrás en el proyecto por el paradigma de medir y pesar que rige en la sociedad actual. Sara cuenta que a veces hay choques entre la mirada más intrumental de la salud preventiva y la visión del ámbito de la cultura donde lo dinámico y abierto prevalece.
“Las enfermeras les pueden decir a los bibliotecarios: ‘¿Por qué simplemente no damos este libro a todos los niños si, al parecer, es el mejor?’ Y nosotras decimos: ‘Pero no, si los niños deben tener acceso a muchos autores diferentes’. Ese choque ha sido difícil y enriquecedor porque ambas perspectivas son necesarias, uno se ve mejor a sí mismo al conocer otra profesión. Hemos tenido capacitaciones en las que las bibliotecarias han preferido escuchar a fonoaudiólogas entregando datos y estas, a su vez, han amado las visitas de autores cuando el enfoque está en el proceso artístico”.
Desarrollo del lenguaje es mucho más que hablar inglés, sueco o español, y saber muchas palabras. Es el desarrollo de la motricidad y de lo cognitivo, se trata de poder hacer escuchar tu voz como niño e individuo. Pensamos que no solo les enseñamos la importancia de leer a los padres, si no que también les educamos en escuchar a su hijo.
Hacia el futuro
La escalera del lenguaje lleva tres años ejecutándose y a partir de 2021 le toca a las organizaciones participantes tomar las riendas y asegurar los recursos para que sigan las visitas, los regalos y los grupos de lectura en las bibliotecas. Sara tiene mucha confianza que el proyecto seguirá porque desde del inicio se ha trabajado creando estructuras y reglamentos de apoyo. Además el proyecto ha sido muy valorado por políticos y jefes bibliotecarios, algo que me lleva a preguntar por qué proyectos como La escalera del lenguaje se consideran necesarios ahora en la Suecia del siglo 21. ¿Se debe a una disminución del nivel del lenguaje en general? ¿O es porque ahora hay recursos que antes no había?
“Creo que hay una sensación sí, entre bibliotecarios y fonoaudiólogos, de que antes los padres hablaban más con sus hijos, y de que ahora todo está muy saturado. Pero eso no es más que una sensación, no se puede confirmar con datos. Lo que sí hay ahora, y no había antes, son investigaciones que demuestran que con trabajo preventivo con niños pequeños, independientemente del área, tanto el niño como la sociedad ganan”.
Al terminar la conversación con Sara le pregunto si hay alguna edad a partir de la cual ya no es necesario realizar lectura dialógica:
“Pienso que nunca dejamos de hacer lectura dialógica. Imagínate un circuito de lectura de adultos, ¿no es lo mismo? Gente adulta se junta a hablar sobre un libro leído, a lo mejor no mientras leen (como con el niño), si no cuando han terminado. Pero, igual que con un niño, se comenta sobre qué personaje les gustó o no les gustó, sobre algo que les impactó, sobre otro libro parecido, etc. Es lo mismo, solo que el diálogo se adapta a cada edad. Cuando leemos con niños, son ellos los que deben manejar, y el adulto debe funcionar como una especie de muro al cual el niño puede lanzar su experiencia literaria para que le rebote de vuelta”.
Enfermera lee en voz alta con la guagua de 8 meses y sus padres. Créditos: Anna Nordström.