La escena es la siguiente: una localidad al sur de Chile —¿Victoria?— recibirá una visita inesperada. O, mejor dicho, indeseada.
“Sucedió en el gimnasio del Colegio de las Monjas, el colegio de los cuicos. Era 1987 y Los Prisioneros vinieron al Pueblo. Eligieron ese lugar porque la municipalidad no prestó el Gimnasio número 1. Por supuesto, un antro de la derecha dura como era el Pueblo no iba a facilitar las cosas a ese trío de comunistas vendepatrias”.
Dos amigos, escolares, asisten y escuchan, comentan, tratan de entender las letras, se preguntan qué es el Normandie y el cine arte, e intentan dilucidar a qué se refiere la banda cuando dicen “por qué no se van”. ¿Están hablando de artistas o militares?
La escena —una mixtura de realidad y ficción— es parte de Pateando piedras, una novela de Francisco Ortega que ficcionaliza la historia de vida de tres amigos del Pueblo, al compás de los acordes del disco que Los Prisioneros lanzaron en 1986.
La novela es parte de Disco Rayado, una colección de La Piedra Redonda Ediciones, una editorial independiente que está apelando a una combinación singular: libros que se escuchan, discos que se leen.
“La idea de la colección es que cada autor escriba sobre un disco favorito, aquel que haya marcado su vida de alguna forma”, dice Isabel Machado, una de las fundadoras de La Piedra Redonda. “Es por eso que al invitarlos a participar les proponemos que lleguen con su lista de discos, nosotros originalmente hicimos nuestra listas de discos y de autores que nos gustarían se cruzaran. Pero obviamente esto va tomando forma propia a medida que se suman autores y discos”.
La colección Disco Rayado es dirigida por el escritor y editor Patricio Jara, quien mencionó a La Tercera cómo la búsqueda de autores y autoras tuvo dos denominadores comunes: una sensibilidad especial por la música y ánimo para escribir textos de largo aliento.
Es un ejercicio sugerente, que fusiona disco y libro, como si se tratara de la carátula de un disco premium o una edición especial.
Francisco Ortega, por ejemplo, inicialmente propuso escribir sobre Alturas de Machu Picchu, de Los Jaivas, o algo de Congreso. Luego postuló el disco “Corazones” de Los Prisioneros —su favorito, según comentó en radio ADN— para que finalmente, con el acuerdo de Patricio Jara, ambos se decantaran por “Pateando Piedras”.
Una dimensión fascinante de Disco Rayado es que cada autor y autora tiene libertad para escribir en el formato que más desee. Así, la traductora y editora María de los Ángeles Cerda eligió “La espada & la pared” de Los Tres para escribir un sólido reportaje que combina relato oral, descripciones, recortes de prensa y entrevistas.
“Ella es muy profesional y comprometida”, comenta Isabel Machado. “Hizo una investigación bien exhaustiva sobre el momento en que salió ese disco, el proceso creativo, la grabación, la estética que tenía el grupo, y entrevistó a distintos artistas que lo reconocen como una influencia muy importante”.
Su libro parte con tres testimonios —Angelo Pierattini, Álvaro López y Manuel García— y avanza con capítulos de contexto de la transformación de la escena musical chilena, la opulencia de la industria discográfica y los distintos procesos en la creación del disco de Los Tres: desde la creación de algunas canciones hasta la grabación de los videoclips y del Unplugged de MTV en Estados Unidos.
Para esta colección, La Piedra Redonda diseñó portadas que combinan fotografías en blanco y negro, el título de los discos junto al nombre de la banda, seguido por el nombre del autor o autora del libro. En el caso de “Pateando piedras”, usaron una de las fotografías que Jorge Brantmayer tomó para el disco de Los Prisioneros; en el caso de “La espada & la pared” acudieron a un retrato de Gonzalo Donoso.
Es un ejercicio sugerente, que fusiona disco y libro, como si se tratara de la carátula de un disco premium o una edición especial.
En la novela de Francisco Ortega las letras de “Pateando piedras” están muy presentes. En cada capítulo acompañamos a estos tres amigos —dos hombres, una mujer— en sus diálogos y recuerdos de la vida en el Pueblo y lo que vino después. Cada capítulo está intercalado por fragmentos de las letras, como si un coro griego le susurrara a los personajes a medida que van reconstruyendo su amistad y sus romances.
El libro de María de los Ángeles Cerda, en cambio, es exhaustivo en los detalles —fechas, nombres, lugares— y certero en el análisis. En un momento la autora escribe sobre “La espada & la pared”: “El estilo de la banda en este disco también se definió por una tendencia a las letras más desencantadas, pero, al mismo tiempo, alentadoras. Como un oxímoron”.
Isabel Machado cuenta que si bien la colección es heterogénea en relación a los estilos musicales, la constante es que solamente se escribirá sobre discos de artistas chilenos. En este momento tienen tres libros en preparación, pero Isabel es cauta y prefiere no adelantar ni discos, ni autores. La pandemia ya les puso suficientes obstáculos como para apresurarse.
Lo que sí cuenta es que la música seguirá siendo parte integral de la editorial. “Uno de los aspectos más lindos que tiene la colección es que finalmente cada libro es un homenaje y que despiertan o reviven las ganas de volver a escuchar esos discos”, finaliza.