La carta de ingreso a Hogwarts dejó la vara muy alta. Peligros aparte, la idea de un sobre con tu nombre traído por una lechuza, una butaca asegurada en un misterioso tren y una increíble escuela dividida en cuatro casas en las cuales aprenderías magia y hechicería se transformó en una icónica fantasía infantil. Si bien con los años el hogar de Harry Potter dejó de ser único en su especie, la maquinaria creativa de la literatura para niñas, niños y jóvenes abrió nuevos cupos para estudiar magia de maneras novedosas, aunque no todas igualmente deseables.
Una de las escuelas de magia sucesoras que más remembranzas trajeron de Hogwarts, fue la obra de la popular escritora de literatura juvenil Rainbow Rowell: Carry on (2015), un relato que en sus bases no disimula las similitudes con el hijo pródigo de J. K. Rowling: tenemos un chico huérfano llamado Simon Snow que es el elegido para salvar al mundo mágico de los peligros que enfrenta, un destino del cual se entera cuando a los once años es convocado a entrar a la escuela de magia más prestigiosa, Watford, donde además se transformará en el protegido del director. Sin embargo, a diferencia de Harry Potter, Carry on da inicio en el último año de Simon Snow, con un relato coral donde parte de los problemas de su protagonista involucrarán la creciente tensión y atracción con su compañero y mayor enemigo, Baz.
La saga de Simon Snow continuaría con dos títulos más, si bien su paso como estudiante de la escuela Watford acontecería en el primero. De todos modos, la fórmula del joven mago elegido funciona para los nostálgicos que quedaron a la espera de su carta a Hogwarts, con una entretenida combinación de aventuras y peligros en un entorno escolar, toques de humor y representación LGBT.
Pero no todas las nuevas escuelas de magia son un destino de ensueño para sus estudiantes. En 2020 la estadounidense Naomi Novik publicó Una educación mortal, primer título de una original trilogía que se desarrolla en La Escolomancia, una escuela de magia cuya oferta es bastante clara: O te gradúas, o te mueres. La aventura está narrada por su protagonista, Galadriel Higgins, una estudiante de mal carácter, pocos amigos y gran poder, quien al igual que sus compañeros intenta sobrevivir a los numerosos peligros de este recinto que funciona sin profesores y del que muy pocos tendrán el privilegio de salir. En sus aventuras diarias se vinculará con Orion Lake, un mago con aires de héroe que la protagonista odia, pero con el que poco a poco comenzará a estrechar su relación.
Ingeniosa y mucho más peligrosa que las aventuras mágicas con las que nos habíamos familiarizado, Una educación mortal ofrece una alternativa interesante a las escuelas de magia y al arquetipo de los protagonistas “elegidos” que enarbolaban ciertos valores de popularidad, bondad y valentía. Este año se estrenó en español la segunda parte de esta saga, El graduado, para poder seguir recorriendo los oscuros pasillos de La Escolomancia.
Otros aprendizajes
Además de las escuelas destinadas a enseñar a jóvenes magos a usar sus poderes, algunos autores exploraron la idea de centros de estudios mágicos con otros tipos de alumnos y clases. Tal es el caso de la recientemente reeditada saga juvenil, Vampire Academy (2007), de Richelle Mead, desarrollada en la Academia St. Vladimir donde los dhampir, adolescentes mitad vampiros y mitad humanos, son entrenados como guardianes de los moroi, vampiros de la realeza de este universo literario.
O la más actual serie Crave de Tracy Wolff, que da inicio con Anhelo (2020) donde la protagonista llega al peculiar Instituto Katmere, localizado entre las montañas de Alaska, en el cual sus compañeros serán no solo brujos, sino otras criaturas como hombres lobos y dragones, y donde pondrá sus ojos en un atractivo vampiro. No por nada muchos le han encontrado un gustillo a Crepúsculo (2005) de Stephanie Meyer, pero situado en una escuela más fantasiosa y oscura.
Por otra parte, concluida la etapa escolar de hechiceros y demás criaturas mágicas, algunos autores han decido saltar a la educación superior: Lev Grossman trabajó esta idea en su novela Los magos, con un protagonista brillante, pero apático, llamado Quentin Coldwater, que descubre que la magia existe cuando es aceptado a la exclusiva y secreta Universidad de magia Brakebills. Un relato con un tono más irónico, adulto y realista.
Asimismo, la famosa saga de fantasía Crónica del asesino de reyes, escrita por Patrick Rothfuss, incluye el paso de su protagonista, el legendario Kvothe, por la universidad, un centro de estudios con más de mil alumnos en el que el héroe contará con la guía de varios maestros para cultivar su aprendizaje como arcanista; habilidades y poderes que Rothfuss aborda desde diversas áreas como la alquimia, la química, la historia y especialmente el dominio de la simpatía: una manera de manipular la energía a partir de los vínculos inherentes entre las cosas.
La idea de aprender magia sigue removiendo los anhelos de infancia de un aula de clases donde transformar objetos, volar o crear pociones es posible. Harry Potter dejó grandes huellas en nuestro imaginario colectivo, pero fuera de los terrenos de Hogwarts aún hay opciones para un año escolar de fantasía.