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Tres novelas latinoamericanas para tener presente: diversas, únicas, imprescindibles

Soledad Rodillo Por Soledad Rodillo

Son tiempos muy buenos para la literatura de mujeres en Latinoamérica. Podría recomendar muchas y, así y todo, cometería el error de dejar algunas afuera. Por eso, esta vez me centraré en tres novelas que leí recientemente: cada una con un estilo propio y original. Foto: quepasamedia.com

Son tiempos muy buenos para la literatura de mujeres en Latinoamérica. Tanta escritora talentosa, tanta producción literaria que nos ha dejado con la boca abierta. Podría recomendar muchas y, así y todo, cometería el error de dejar algunas afuera. Por eso, esta vez me centraré en tres novelas que leí recientemente: cada una con un estilo propio y original, una situada en México, otra en Buenos Aires y otra en Santiago, con protagonistas que pertenecen a una misma generación pero cuyas vidas y destinos son tan disímiles como las escrituras de estas tres autoras latinoamericanas.

Punto de cruz, de Jazmina Barrera

Ed. Montacerdos, 2022

Jazmina Barrera (Ciudad de México, 1988) quien ya nos había deleitado con dos libros maravillosos: Cuadernos de faros y Linea nigra (ensayos literarios sobre faros reales y novelados, y sobre su propia maternidad, respectivamente), vuelve ahora con su primera novela Punto de cruz (Alamadía/ Montacerdos, 2022), donde se acerca más a la ficción,  sin dejar de lado su gusto por el ensayo, la lectura y los textos ajenos que enriquecen el puzzle de la historia principal. Punto de cruz es una novela tan completa como hermosa: la historia de Mila, una joven que recuerda —a raíz de la muerte de su amiga Citlali— la intensa amistad que vivió junto a ella y a Dalia. Una amistad que las llevó de viaje a Londres en los noventa, y a Querétaro en los ochenta, como parte de un grupo de jóvenes que pasaron sus vacaciones enseñando a leer y escribir a analfabetos de ese lugar. Tres amigas inseparables que compartían secretos, muchas lecturas y el gusto por el bordado, que las emparenta con tantas mujeres que, a lo largo de la historia de la humanidad, han usado la aguja y el hilo para comunicar y crear.

Mientras se deshace la madeja de recuerdos de Mila con sus amigas de juventud, se empiezan a cruzar los hilos de las vidas de cada una de ellas, así también los hilos de las tejedoras mexicanas de siglos anteriores, de artistas como Violeta Parra, Louise Bourgeois y Sheila Hicks; imágenes literarias que vienen de novelas de Charlotte Brontë, Elena Garro, Rosario Castellanos y Margaret Atwood donde la mujer ha ocupado su lugar en la casa bordando en punto de cruz. Las historias de las amigas con sus amores y desamores, sus deseos ocultos, su iniciación sexual y su entrada a la universidad se mezclan con relatos de mujeres que han hablado a través de los siglos, desde la mitología griega hasta Shakespeare, desde las mujeres más conservadoras hasta las feministas que han bordado enormes pancartas para denunciar los abusos del patriarcado.

Una novela maravillosa que une como un collage la historia íntima de tres amigas y sus dispares destinos, y la historia de las artistas bordadoras de todos los tiempos y lugares que se van mezclando como hilos en un mismo bordado para lograr una novela preciosa, sensible y profunda.

La encomienda, de Margarita García Robayo

Anagrama, 2022

Una joven que vive en Buenos Aires recibe, cada cierto tiempo, las encomiendas que le manda su hermana desde su hogar a más de cinco mil kilómetros de distancia. Encomiendas que llegan con la fruta podrida, las cartas manchadas y las fotos borrosas pero que se niega a rechazar porque son su única conexión con la familia. Así, la protagonista de La encomienda (Anagrama, 2022), la última novela de la escritora colombiana Margarita García Robayo (1980), recibe la llegada de estas cajas que rompen su vida monótona y solitaria en este país extranjero. Y de a poco, entre estas encomiendas, se van colando sus recuerdos de infancia: el abandono de su madre, sus fines de semana en una casa húmeda y desarreglada junto a su hermana mayor, sus días de colegio en la ciudad al cuidado de una tía.

En esta novela, escrita con simplicidad y belleza, hay una protagonista poco sociable y angustiada que pasa sus días encerrada en su departamento dedicada a escribir y pensar mientras prepara la postulación para una beca de escritura en Holanda; una joven que no entiende los chistes argentinos, que tiene un trabajo a medio tiempo que detesta, en una agencia de publicidad, y un novio documentalista y poco comprometido a quien no sabe si ama. Una protagonista que quiere estar sola pero que sufre la intromisión de vecinos con quienes no quiere involucrarse y la llegada de encomiendas con productos «deliberadamente innecesarios y, en general feos» que intentan reemplazar el cariño de una hermana y que solo significan para ella: «no te puedo dar mi comprensión ni mi compañía, así que eso que no tengo lo transformo en un pionono, en un sombrero, en un estuche de crochet para meter un celular».

Y, como una encomienda más, recibe la sorpresiva visita de su madre a quien apenas conoce: una mujer que llega como un fantasma a cocinar y limpiar pero con quien la protagonista casi no tiene vínculos. Una madre que aparece veinte años después de haberlas abandonado a ella y a su hermana y que llena de recuerdos tristes y amargos su departamento bonaerense donde, de a poco, empiezan a aparecer sus días de niña en la estancia abandonada, la selva de bananos en Colombia, las plantas venenosas, la casa desordenada y los zapatos de su madre volcados en la tierra. Margarita García Robayo escribe con belleza sobre la carencia de amor y de compromiso, sobre la infancia dañada y el miedo a llorar porque como piensa la protagonista «cuanto más intenso es nuestro llanto más poderosa es la corriente que se lleva todo por delante».

Limpia, de Alia Trabucco Zerán

Penguin Random House, 2022

Este 2022 ha sido intenso para la escritora chilena Alia Trabucco Zerán (1983): recibió el Premio Anna Seghers en Alemania a comienzos de año y el premio internacional de la British Academy por When Women Kill: Four Crimes Retold, la traducción al inglés de su libro Las Homicidas, en octubre. A estos éxitos se suma la publicación de Limpia (Penguin Random House, 2022), su última novela, donde vuelve a deslumbrarnos con su prosa inquietante y punzante, y su mirada cruda sobre la muerte, el dolor y la enfermedad.

Limpia narra la historia de Estela García, una mujer que llega desde Chiloé para trabajar como empleada en una casa particular: atrás deja a su madre y el lugar donde aprendió los nombres de todos los árboles, para instalarse en una casa que no es suya, en una pieza que no le pertenece, con una familia que le es ajena. Sus días son rutinarios: el aseo, el riego, la cocina, cuidar a esta niña tan difícil, encarnando una realidad paralela, viviendo una vida ajena donde siente que su cuerpo ya no le pertenece ni le obedece. Hasta que un día irrumpe el horror: la muerte de la hija de sus patrones, y, después de siete años de trabajo y silencio, la empleada saca la voz y cuenta su verdad en un interrogatorio. Una novela iluminadora sobre la vida y la soledad, sobre los que migran y pierden todo arraigo, sobre lo difícil que es sobrevivir sin cariño y sin voz. Una novela sobre el trabajo domestico y los límites de la intimidad, sobre la negación del goce y el amor, sobre el cuerpo convertido en una máquina de rutinas: «Eso era la vida: pollo, cartílagos, que las papas no se pegaran a la fuente, que la locura no se adhiriera al cráneo, que los ojos no se salieran de las cuencas. Yo les limpiaba la casa, les desempolvaba los muebles les aseguraba un plato caliente por las noches. Eso y el cariño no tiene nada que ver».

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Soledad Rodillo

Periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Literatura de la Universidad de Chile. Lectora empedernida, dedica su tiempo a escribir artículos culturales para diarios y revistas especializadas. Es colaboradora estable de nuestro blog.

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