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¿Cómo es un buen libro de literatura infantil?

Anne Hansen Por Anne Hansen

El “buen libro” de literatura infantil es aquel que, de verdad, anima a leer, incluso a niños que crecen en ambientes donde no se priorizan las experiencias culturales. El “buen libro” infantil tiene un lenguaje cercano en vez de lejano, un tono emocional en vez de didáctico, un contenido fuerte, sin miedo al conflicto, en...

El “buen libro” de literatura infantil es aquel que, de verdad, anima a leer, incluso a niños que crecen en ambientes donde no se priorizan las experiencias culturales. El “buen libro” infantil tiene un lenguaje cercano en vez de lejano, un tono emocional en vez de didáctico, un contenido fuerte, sin miedo al conflicto, en lugar de historias trilladas. Así lo ven en las Bibliotecas Libroalegre del Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil, en Valparaíso. Su fundadora, Anne Hansen, nos explica por qué sus lectores parecen darles la razón.

Créditos: Bibliotecas Libro Alegre.

 

Astrid Lindgren, la internacionalmente famosa escritora sueca traducida a 106 idiomas y que  está entre las autoras infantiles más leídas del planeta, al recibir la medalla Hans Christian Andersen en 1958, compartió una reflexión que, pienso, sigue teniendo total vigencia en nuestros días: “Un niño que está solo con su libro crea, en alguna parte de su alma, piezas secretas, imágenes propias que se superponen a todo lo demás. Este tipo de imágenes son fundamentales para el ser humano. El día que la imaginación de los niños ya no pueda crearlas, la humanidad se empobrecerá enormemente. Todas las cosas importantes que han ocurrido en el mundo, pasaron primero en la fantasía de alguien, y el mundo de mañana depende en gran medida de la cantidad de imaginación que tengan los que en este momento están aprendiendo a leer. Por eso los niños necesitan libros”.

En las Bibliotecas Libroalegre sabemos que los niños necesitan libros, y no cualquier libro. Es por eso que ponemos mucho cuidado en la selección de los títulos que llegan a nuestros estantes y que compartimos en las frecuentes lecturas en voz alta que hacemos con los grupos de usuarios de variadas edades que nos visitan a lo largo del año. Al igual que los adultos, o incluso más, los niños necesitan buenos relatos que  traten asuntos complejos como la muerte, el sentido de la existencia o las creencias, y también temas más cotidianos como perder un juguete, cambiar los dientes, querer tener una mascota o ir a dormir en la noche. En definitiva, los niños necesitan libros que, de verdad, les animen a leer. Según nuestra experiencia, cuando a los niños se les ofrece un texto “sencillo” con un tema que les interese, hasta lo más reticentes a leer, lo leen. La sencillez no resta calidad, por el contrario, la fomenta por la comprensión que logra.

La mayor parte de los libros que han integrado la colección de nuestras dos bibliotecas a lo largo de casi 20 años de trabajo han sido ejemplares donados por bibliotecas públicas, o comprados en ferias de pulgas de los países nórdicos. Son libros que no están publicados en español y que hemos ido seleccionando y traduciendo a lo largo de los años con mucho cuidado y respeto para que los niños de Chile pudieran leerlos, escucharlos y disfrutarlos. Junto a esto hemos ido comprando libros editados en español, en especial en este último tiempo en el que se ha producido un gran auge del mercado editorial de literatura infantil nacional e internacional en Chile.

La escritora Astrid Lindgren (1907-2002). Créditos: Astridlindgren.com

Y es que el libro le sirve al niño de muchas maneras. En su primer contacto observa y reconoce objetos de su mundo cotidiano. Luego desarrolla el habla y aumenta su vocabulario. Esta función le califica para toda la vida, determina su clase y su futura posición en la sociedad. En muchos lugares se trabaja con la lectura dialógica, un método de lectura compartida en el que el niño aprende a contar la historia y el adulto asume el papel de escucha activa haciendo preguntas, añadiendo información y mostrando nuevas formas de describir. Se estimula así la concentración del futuro lector, se le ayuda a desarrollar el habla y con ella el pensamiento y la expresión, y se le prepara para ser un ciudadano con una formación digna de él mismo y de la sociedad. Y de esta forma se asienta también un pilar fundamental para generar participación y democracia.

El buen libro infantil ve el mundo con los ojos del niño

Todo esto en lo referente a técnicas y pedagogía, pero volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿Cómo es un buen libro de literatura infantil?  ¿Cuáles son esos libros que los niños necesitan y a los que aludía Astrid Lindgren hace más de 60 años? Son libros que tienen muchas capas de lectura. El niño los goza a su manera, el adulto que se los lee observa detalles y nota matices que al niño se le escapan. Esa relación permite a las dos generaciones entablar una conversación fructífera y de confianza, un diálogo horizontal en el que ambas partes salen enriquecidas.

El buen libro infantil ve el mundo con los ojos del niño. Relata situaciones que el niño conoce o que le gustaría conocer. Presenta escenas cotidianas como un padre olvidadizo que lleva el almuerzo de su hija a la escuela y no sabe en qué curso está o los difíciles momentos familiares cuando el niño tiene que mentir para no herir a la abuela bienintencionada que le sirve comida que no le gusta. Y también trata temas universales come la soledad, la pena, los celos, el miedo o el amor.

Y de esta forma, la lectura con el niño se transforma en un camino para generar pensamientos e ideas en los participantes, reflexiones que, probablemente, no se atreverían a verbalizar de otra manera. Y aquí quiero volver a mencionar a Lindgren, quien en un debate posterior a la Segunda Guerra Mundial, en 1952, dijo: “Nada es más cierto que el destino del mundo se decide en la pieza de los niños. Ahí se decide si los hombres y mujeres del mañana serán seres humanos de almas sanas y sanas intenciones, o individuos chuecos que utilizarán cualquier oportunidad para hacer la existencia más difícil y dura al prójimo”.

No olvidemos que es enormemente difícil crecer y convertirse en ciudadanos críticos y tolerantes. Los libros son el mejor consuelo y la mejor guía mientras uno crece.

 

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Anne Hansen

Profesora primaria, licenciada en Literatura Latina por la Universidad de Copenhague, terapeuta en arte y fundadora del Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil/Libroalegre, ONG que desde el 2001 ha puesto al alcance de los lectores buenos libros de literatura infantil y juvenil en sectores escasos recursos y con difícil acceso a experiencias culturales.

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