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Las consecuencias imprevistas de intervenir bibliotecas escolares

Ignacio Casielles Por Ignacio Casielles

Para Michael Bierut, lo que comenzó como un trabajo más diseñando un logo, terminó mostrándole que los efectos de las acciones humanas se extienden mucho más allá de nuestro alcance. En esta columna presentamos un recuento de su charla TED, realizada en marzo de 2017 en Nueva York, en donde habla de su trabajo junto...

Para Michael Bierut, lo que comenzó como un trabajo más diseñando un logo, terminó mostrándole que los efectos de las acciones humanas se extienden mucho más allá de nuestro alcance. En esta columna presentamos un recuento de su charla TED, realizada en marzo de 2017 en Nueva York, en donde habla de su trabajo junto a The L!brary Initiative, un programa de la Fundación Robin Hood.

Bierut Monocle

Michael Bierut (1957) es un diseñador gráfico. Nació en Cleveland, Ohio. Estudió diseño gráfico en la Universidad de Cincinnati. Fue vicepresidente de diseño gráfico en Vignelli Asociattes. Desde 1990 es socio en Nueva York de Pentagram. Créditos: Monocle

La ley de las consecuencias imprevistas dice que cualquier acción humana, especialmente cuando se trata de decisiones que afectan a grandes grupos de personas, tendrá efectos que no son esperados. Haciendo referencia a esta idea comienza Michael Bierut la narración de su experiencia trabajando junto a la Fundación Robin Hood, organización dedicada a combatir los problemas asociados a la pobreza en Nueva York.

Bierut, galardonado diseñador gráfico norteamericano con experiencia en el diseño de logos y una multitud de reconocimientos y publicaciones, recibió una oferta de colaboración del equipo de Robin Hood para participar en un proyecto de mejoramiento de las escuelas públicas, en distintos barrios de la ciudad. En particular -y teniendo en cuenta los límites de su presupuesto-, el trabajo se centraba en renovar las bibliotecas escolares, cada una con un arquitecto a cargo, con la idea de mejorar la experiencia de aprendizaje de los niños y niñas, mediante cambios centrados en este espacio de uso común.

El trabajo de Bierut, que comenzó con el diseño de un logo que dejara de lado los prejuicios que podrían tener los estudiantes sobre las anticuadas bibliotecas escolares de Nueva York, tomó otro rumbo cuando su contraparte le explicó que, en realidad, los niños y niñas de la ciudad no tenían una experiencia previa de usar una biblioteca, por lo que eliminar esas preconcepciones no era relevante. El diseño, más bien, tenía que ser sencillo y fácil de comunicar, lo que facilitó bastante el desafío.

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La alianza entre Robin Hood y Bierut no terminó ahí, porque unos meses más tarde, mientras se estaba implementando la remodelación de las bibliotecas, el diseñador recibió una llamada de uno de los arquitectos a cargo, quien le explicó que, ya que los antiguos edificios de escuelas públicas tenían cielos altos, y los estantes estaban pensados para el alcance de niños y niñas en edad escolar, quedaban grandes espacios vacíos que necesitaban llenarse.

Este nuevo desafío llevó a un programa de colaboración entre distintos artistas, quienes apoyaron The L!brary Initiative con el desarrollo de una serie de decoraciones gráficas, realizadas según los intereses y particularidades de cada escuela. Este trabajo, coordinado por Bierut pero implementado por sus invitados, llevó a crear una galería de motivos relacionados a los libros, la lectura, y el mundo de las escuelas y sus estudiantes, con obras repartidas en las distintas bibliotecas del sistema de educación pública en Nueva York.

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Créditos: The Robin Hood Foundation

A modo de anécdota, Bierut narra su visita a una de las bibliotecas intervenidas. Al acabarse el día, la encargada quiso mostrar a sus invitados cómo apagaba las luces al cerrar la sala. Este método especial consideraba mover cada interruptor de a uno, hasta que lo último iluminado era el mural sobre los estantes, mostrando los rostros de los niños lectores. La bibliotecaria, entonces, les explicó que esa era la última luz que apagaba, para no olvidar la razón por la cual hace su trabajo.

Así se manifiesta, entonces, la ley de las consecuencias imprevistas. Para Bierut, lo que comenzó diseñando un logo creativo que representara una biblioteca escolar más entretenida, alcanzó dimensiones mucho más allá de eso. Para una bibliotecaria, mucho más lejos, los efectos de ese trabajo son una fuente de inspiración para realizar su trabajo. Cada año, para más de 40.000 niños el diseño de esas bibliotecas es una atracción hacia el mundo de los libros. En los últimos diez años, toda una generación de niños ha podido abrirse a la lectura, en una consecuencia impensada del trabajo del diseñador, que es también mucho mejor que los resultados esperados.

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Créditos: The Robin Hood Foundation

 

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Ignacio Casielles

Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, lector disperso y estudiante permanente.

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