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Entrevistas

Arelis Uribe, periodista y escritora: «En una columna todo está en función de expresar una idea política de la forma más clara y seductora posible»

María Jesús Blanche Por María Jesús Blanche

Periodista de profesión, Arelis Uribe es autora de Quiltras, volumen de cuentos que acaba de ganar el Premio a la Mejor Obra Publicada en 2017 otorgado por el CNCA, y de Que explote todo, una compilación de sus mejores artículos de opinión. Nuestra colaboradora, María Jesús Blanche, conversó con ella sobre el proceso de publicación de estos libros, sobre feminismo y sobre las lecturas que fueron fundamentales a la hora de escribir. [Créditos portada: Ojo en Tinta]

Está entre los más vendidos de este año y ya va en su 5ta edición. Hablamos de Quiltras (Los libros de la Mujer Rota, 2016), libro que ganó el Premio a la Mejor Obra Publicada en 2017, categoría cuento, anunciado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes el pasado 26 de octubre. Su autora, Arelis Uribe, ya había resultado finalista del concurso de cuentos de la revista Paula y en 2016 ganadora del concurso Santiago en 100 palabras con el cuento «Lionel». Periodista de profesión y magíster en Comunicación Política, además de haber trabajado como directora de comunicaciones del Observatorio Contra el Acoso Callejero Chile y de la campaña presidencial de Beatriz Sánchez, se ha desempeñado como columnista en distintos medios digitales, tales como El Dínamo, The Clinic, Noesnalaferia y Es mi fiesta.

Este volumen éxito de ventas fue concebido por su autora desde una perspectiva de clase al situar sus relatos desde los márgenes, en comunas y regiones escasamente retratadas por la literatura nacional actual. Y también desde una perspectiva de género, ya que está compuesto por siete cuentos protagonizados y narrados por mujeres, con un discurso marcadamente feminista y crítico respecto de la desigual condición de la juventud que crece fuera de la elite.

¿Por qué el título Quiltras? Su autora nos lo explica en el discurso de lanzamiento del volumen de cuentos: «En Chile los quiltros son los perros pobres, que no tienen casa propia ni origen conocido o cuyo origen se descifra por su aspecto físico, que es evidentemente mestizo o (tal como la palabra ‘quiltras’), indígena. (…) Quería publicar una obra cuyo título estuviera en plural y femenino, en este mundo donde cada vez que se pluraliza, lo femenino desaparece. Quería y quiero ser una autora que muestre la particularidad de ser mujer como una experiencia».

Conversamos con Arelis Uribe sobre feminismo, sobre la literatura entre los jóvenes y sus próximos proyectos.

¿Cómo fue recibir el premio del CNCA a la mejor obra publicada del 2017?

​Fue inesperado. He aprendido que es parte de la vida o la carrera literaria postular a todos los concursos y fondos, porque es una forma de financiar una pega que no tiene remuneración fija, como trabajar en una oficina. Entonces yo sé que con la editorial postulamos a todo. Pero de ahí a pensar en ganar, hay una brecha. No me lo esperaba, pero lo recibo feliz. Nunca había ganado tanta plata de una sola vez.

¿Consideras este premio como un incentivo para seguir escribiendo ficción?

​Lo considero como un espaldarazo, es un voto de confianza para seguir creando lo que quiera crear, sea ficción ​o no ficción.

Cuéntanos un poco sobre el proceso de escritura y publicación de Quiltras.

​Estudié Periodismo y siempre supe que lo que me gustaba de mi profesión era la escritura. Desde que salí de la Universidad me puse a escribir mucho y en 2014, cuando ya tenía el hábito de escribir columnas muy seguido, quise experimentar con otros formatos; entonces tomé un taller de crónica, otro de cuento y otro de guion. Tomé diplomados y me puse a escribir narrativa de forma muy disciplinada. Envié los textos a algunos concursos y quedé finalista. Cuando gané dos menciones honrosas dije: esto significa que puedo escribir un libro. Escribí, no sé, veinte cuentos. Un día hice una lista de todas las editoriales que me gustaban y les escribí preguntando los requisitos para publicar. Al final, vi una convocatoria de Los libros de la Mujer Rota y postulé. Les envié los dos cuentos premiados, obvio. Les gustó lo que leyeron, me pidieron el manuscrito completo y al final publicamos.

En el texto que escribiste para el lanzamiento de Quiltras comentas que tu interés por la lectura comenzó cuando saliste de cuarto medio. ¿Crees que tu escritura contribuye a cambiar este desinterés que se repite entre los jóvenes?

​No sé, no lo he estudiado. Sé que me lee un público joven y que me han leído chicas de liceos de Providencia​ y de Pudahuel, pero es porque alguien de esos colegios me conoce y me invita a dar una charla o conozco amigas profes que les gusta mi libro y se lo dan de lectura a sus estudiantes. Entonces es una percepción bien sesgada que no creo que dé cuenta de la realidad general del país, donde la lectura es un lujo y, para la mayoría de la juventud, una paja.

Tanto tus columnas como tus cuentos los abordas desde una perspectiva de género y clase. ¿Qué posibilidades estilísticas o temáticas te entrega el cuento a diferencia de los artículos de opinión?

En la narrativa lo que me importa es la historia, en una columna lo que me importa es la tesis. En el cuento una muestra imágenes y las interpretaciones pueden ser múltiples, depende de quien te lea. En la columna de opinión no puedo dejar espacio a dudas de lo que quiero decir, tengo que hablar claro y plantear bien mis puntos​, porque es un debate político. En la narrativa todo es más líquido, responde a otras reglas, principalmente estéticas. Lo experimental también es distinto en ambos formatos. En ambos se puede jugar con la estructura, con la voz, con los ritmos; pero en el cuento todo está en función de los personajes, de la acción y del verbo; en la columna, de expresar una idea política de la forma más clara y seductora posible.

Tras el éxito de Quiltras, llegó el turno de Que explote todo (Los libros de la Mujer Rota, 2017), volumen que reúne una selección de los más de cien artículos que desde 2011 Arelis Uribe ha publicado en distintos medios digitales, algunos de ellos preseleccionados para recibir el Premio Periodismo de Excelencia otorgado por la Universidad Alberto Hurtado. Son veinte columnas que abordan temas como el sistema educacional, el feminismo y las diferencias de clase; todos con un lenguaje cercano, elección de la autora que refleja su intención por democratizar el acceso a la cultura y fomentar el pensamiento crítico, tal como indica en la introducción: «El feminismo postula que lo personal es político y creo que el periodismo no solo debe observar las relaciones de poder en La Moneda o en las empresas y el Congreso, sino también en la micropolítica, en lo cotidiano. Es político el lenguaje, el humor, cómo reaccionamos cuando nos enojamos. Y me preocupa develar eso, que no siempre es visto, que a veces está oculto».

¿Cómo fue el proceso de selección de columnas para Que explote todo?

Como cuento en la introducción del libro, implicó revisar cosas que había escrito hace muchos años y qué vergüenza, porque ya no escribo ni pienso como hace cuatro años atrás. La petición de la editorial Los Libros de la Mujer Rota fue armar un libro de columnas políticas. La mayoría son feministas, pero todas abordan la política desde una perspectiva de izquierda y crítica con la educación chilena.​ Elegí mis veinte columnas favoritas, reescribí varias, me preocupé de que el libro pasara un proceso de edición riguroso y listo, se fue a publicación. El diseño de la portada fue otro tema. Quería algo muy pop. Rojo, pero no soviético. Con letras grandes en la portada, destacando alguna frase que sintetizara todo el libro. Y eso quedó.

«Feminista no se nace, se hace», escribes en uno de tus artículos. En este sentido, ¿qué lecturas fueron fundamentales para alimentarte ideológicamente?

​Todas. Es que todo el consumo cultural es una amalgama de cosas. Las escritoras gringas me han nutrido, como la Siri Hustvedt, las europeas, como la Virginie Despentes, las latinoamericanas, como la Gabriela Wiener. También leer mucha filosofía política me permitió entender el corazón, la esencia de lo que significa la política, ideas que luego pude extrapolar​ a un discurso feminista. Ahí me aportaron Foucault, Platón o Rancière. Pero también está el cine: me he nutrido de documentales como She’s beautiful when she’s angry (2014) y What Happened, Miss Simone? (2015), que habla de la vida de Nina Simone. Y de todo el pop que vengo consumiendo hace años, sea en novelas gráficas como las de Alison Bechdel o viendo Friends y Steven Universe, o escuchando Javiera Mena y Jorge González. Y las conversaciones con mis amigas feministas. Todo eso se mezcla con mi propia biografía y da origen a las cosas que escribo.

Has mencionado en otras entrevistas que la literatura chilena es androcéntrica, con autores que han dominado el panorama literario, como Bolaño, Fuguet y Zambra. En este sentido, ¿qué autoras chilenas crees que vienen a romper esta estructura en la actualidad?

Te podría nombrar a la Paulina Flores, la Romina Reyes, la Eleonora Aldea, la Paola Santelices, la Constanza Gutiérrez, la Daniela Catrileo y la Camila Gutiérrez.​ ​Hay ilustradoras también, ojo con la Oficinismo y con la Bruta que es bruta.

¿Qué publicaciones tienes en camino?

​Un ensayo sobre pop y política que tengo que entregar en dos semanas a la Universidad Diego Portales, y un ensayo sobre periodismo y feminismo que tengo que entregar –ojalá– en seis meses más a Editorial Planeta.​

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María Jesús Blanche

Magíster en Literatura, licenciada en Letras Hispánicas y diplomada en Edición. Actualmente se desempeña como Coordinadora de comunicaciones y contenidos en La Fuente.

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