Entrevistas

Claudia Cabrera: «Bambi es un libro lleno de belleza y sabiduría, pero también de crueldad y crudeza»

Pablo Espinosa Por Pablo Espinosa

Antes de ser una película infantil de Walt Disney, “Bambi” fue un relato para adultos, publicado en Viena en 1922. Su autor fue el austrohúngaro Felix Salten, quien intentó aproximarse casi como un naturalista a la vida en el bosque. El texto es complejo y permite múltiples lecturas, por lo que en 1935 el régimen nazi lo prohibió, al considerarlo una alegoría sobre los oprimidos. A 100 años de su publicación, conversamos de “Bambi” con la mexicana Claudia Cabrera, traductora del texto original al español. [Imagen: Thule Ediciones]

«Quisiera que más lectores tuvieran la oportunidad de descubrir este texto precioso”, dice la traductora mexicana Claudia Cabrera sobre Bambi, una vida en el bosque, de Felix Salten (1869-1945). Cabrera, especializada en literatura alemana y Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena, es la responsable de la traducción de Bambi publicada por el sello español Thule el año 2017. “Quien lea el libro original —agrega Cabrera— se dará cuenta de que Bambi no es, en absoluto, un libro infantil, sino una parábola para adultos, un mensaje duro pero importante, que nos interpela. Es un libro profundo, lleno de belleza y sabiduría, pero también de crueldad y crudeza, que da pie a reflexiones profundas y que merece ser leído para deshacerse del tufo de cursilería que lo ha acompañado desde que Disney hizo la adaptación fílmica».

Bambi, en efecto, es popular principalmente por su adaptación cinematográfica, realizada en 1942 por Walt Disney; el texto original, sin embargo, es muy distinto. Publicado por primera vez en idioma alemán en un periódico de Viena en 1922 y, un año después, debido a su éxito, publicado en forma de libro, el relato es sobre la vida de un corzo llamado Bambi, desde su nacimiento hasta la adultez. El bosque en el que Bambi crece, al contrario de la versión de Disney, no es presentado como un paraíso y en su relato Salten se detiene en el frío invierno, en la lucha por la comida, en la competencia por el apareamiento y en la muerte. Particularmente recordado es el perecimiento de la madre Bambi en la adaptación de Disney, que también es parte de la historia original, aunque sin el mismo dramatismo. 

Algo característico de la narración de Salten y lo que la asemeja a los tradicionales cuentos de hadas, es que los habitantes del bosque tienen nombre, personalidad, similar a la de los humanos, y también voz, lo que les permite dialogar entre sí. ¿Por qué tenemos que irnos? ¿Qué pasa con nosotras cuando desaparecemos?, se preguntan dos hojas en otoño. Los humanos, por otro lado, son en el relato seres silenciosos, que sólo aparecen en el bosque como sinónimo de destrucción y muerte, ya sea como leñadores, destruyendo hogares, o como cazadores, matando con sus armas de fuego. Los habitantes del bosque llaman al humano simplemente Él. Temen su misterioso poder y consideran traidores a los perros, que le sirven sin rebeldía. 

Debido que Bambi es, en parte, una historia de lucha por la sobrevivencia (Bambi debe aprender a alimentarse, a identificar a los depredadores y a huir de los humanos), el relato de Salten ha sido considerado una alegoría sobre los oprimidos. Es lo que plantea Jack Zipes, traductor y prologuista de la más reciente edición de Bambi en inglés, publicada este año por la Universidad de Princeton. En el prólogo de esta edición, escribe Zipes: «La novela de Salten es una historia profunda y brillante sobre cómo grupos minoritarios de todo el mundo han sido brutalmente tratados, incluso cuando han querido vivir pacíficamente. Leída en el lenguaje original y sabiendo su contexto socio histórico, si algo es Bambi, es un relato distópico y aleccionador, ya que revela la manera despiadada en que se caza y persigue a personas sin poder». 

Ilustraciones en blanco y negro por Alenka Sottler, para la edición en inglés de “Bambi” publicado por la Universidad de Princeton. Créditos: Alenka Sottler.

Salten creció en Viena a comienzos del siglo XX, un periodo caracterizado por su vida cultural (Arthur Schnitzler, Arnold Schoenberg, Stefan Zweig y Karl Kraus coincidieron en Viena) y también por su creciente antisemitismo; algo que Salten, como judío, vivió en carne propia, al igual que posteriormente su novela. Bambi fue prohibida bajo el gobierno nazi en 1935, acusada de ser, como afirma el filósofo francés Máxime Rovere, una “alegoría política sobre el trato que se da a los judíos en Europa”. Poco después, en 1939, Salten debió huir a Suiza de Hitler, donde finalmente murió. 

Sobre la hipótesis de Zipes, Cabrera se muestra escéptica. «He leído ya en alguna parte esta hipótesis, pero no me convence del todo. Sobre todo, porque en 1922, cuando Salten escribió Bambi, los nazis no habían tomado el poder en Alemania y todavía no se desataba la persecución sistemática contra los judíos. Claro que eso no obsta para darle esa interpretación a posteriori al libro. Quizá resulte fácil identificar los humanos –a quienes los animales denominan genéricamente Él, como si se tratara de una sola criatura, de un Dios que ejerce sobre ellos un poder omnisciente– con los nazis, porque las criaturas del bosque están a sus expensas, sometidos en una jerarquía inamovible y espantosa. Pero, como ya dije, no me parece que tenga que ser así necesariamente. Creo que esto es más bien una parábola de la explotación y la violencia ejercida por los humanos contra otros seres vivientes, sean humanos o animales». 

La edición de Thule cuenta con ilustraciones de la artista textil mexicana Gimena Romero, que por su calidez y sobriedad se diferencian bastante de las hechas en blanco y negro por Alenka Sottler, en la edición de la Universidad de Princeton, y a las hechas por Benjamin Lacombe, en la colorida y lujosa edición de Bambi publicada en español por Edelvives, prologada por el filósofo Maxime Rovere, citado más arriba. “Me parece que, en el caso de Bambi, al evitar las típicas ilustraciones como de libro álbum infantil, Romero enfatiza de nueva cuenta el hecho de que es una fábula para adultos. Además, al integrar elementos como ramas y hojas acentúa el carácter vegetal que le es tan propio al libro. Y su técnica mixta de dibujo, bordado y collage enriquece el discurso estético, tanto de las ilustraciones como del propio libro”, comenta Cabrera sobre las ilustraciones de Romero.

Ilustración textil de la bordadora y artista mexicana Gimena Romero para la edición de Bambi publicada por Thule en 2017. Créditos: Gimena Romero.

¿Qué se ha perdido de Bambi en sus numerosas adaptaciones? 

El lenguaje empleado por Felix Salten es de una belleza impresionante, de una gran armonía sonora. Es poético, lleno de imágenes, con frases concatenadas con elegancia que le otorgan a la prosa un ritmo vigoroso. Para ilustrar todo esto, basta con citar un párrafo:

«Alrededor crecían avellanos, cerezos silvestres, arbustos de endrinos y jóvenes saúcos. Altos arces, hayas y robles formaban un techo verde sobre la espesura; de la sólida tierra de un marrón oscuro brotaban helechos, alverjas y salvia. Muy abajo se estrechaban contra la tierra las hojas de las violetas, ya en flor, y de las fresas, que apenas empezaban a florear. Por entre los densos matorrales se colaba la luz del sol formando un tejido dorado. El bosque entero resonaba con toda clase de voces, que lo atravesaban con una alegre agitación. La oropéndola lanzaba chillidos de júbilo sin parar, las palomas zureaban incesantemente, los mirlos silbaban, los pinzones trinaban, los herrerillos gorjeaban. En medio del tumulto desgarraba el aire, pendenciero, el grito de los arrendajos, se escuchaban las risas de las urracas, se rompía, metálico, el restallante cacareo de los faisanes. A veces, el breve y estridente alarido de alegría de algún pájaro carpintero penetraba por entre todas las voces. Los trompeteos de los halcones se oían, ensordecedores, por sobre las copas de los árboles, mientras el ronco coro de las cornejas constituía un telón de fondo permanente».

No estás de acuerdo con la hipótesis de Zipes, quien dice que Bambi  busca mostrar, a través de animales, la persecución a minorías; en particular a judíos, ya que Salten era judío y sufrió la discriminación. ¿Tienes una hipótesis personal? 

A mi parecer, Salten desarrolla cuestiones fundamentales de la existencia, mismas que pone en boca o en las acciones de los personajes del libro. Aunque al principio de la historia lo que prima entre los animales son el amor, la amistad y los lazos de familia, no siempre reina la convivencia armoniosa y pacífica. Cuando llega el invierno, se matan de manera despiadada entre sí, compiten de manera atroz por el insuficiente alimento. Afrontan, así, la competencia desleal, la violencia y, en última instancia, la muerte. Entonces, presenciamos, por un lado, la riqueza y la abundancia, pero también la otra cara de la moneda, la pobreza y la escasez, a través de la alternancia de las épocas del año y de las generaciones.

Por otro lado, los “padres”, los corzos machos, ejercen su autoridad sobre los críos y las hembras, a estas últimas las ignoran por completo, excepto en la temporada de apareamiento.

Se habla de la vejez, de las despedidas. Y, muy señaladamente, de la soledad. Primero el padre de Bambi y luego él mismo se alejan de los suyos para adquirir la autonomía en lo más profundo de la espesura. Es gracias a ese aislamiento que llegan a convertirse en sabios que dominan todos los secretos de la vida y del bosque, aun al precio de sacrificar el amor.

Y, más allá del terror y la muerte infligidas por Él a través de sus salvajes cacerías sistemáticas, en el diálogo por demás triste y melancólico que sostienen dos de las últimas hojas que han sobrevivido al otoño y que están a punto de caer de un árbol se habla del natural e inevitable fin de la vida. Este diálogo me parece uno de los más bellos y profundos que se hayan escrito al respecto.

Hacia el final del libro, el Viejo, el padre de Bambi, le enseña a un humano muerto, haciendo así entender a su hijo que éstos tampoco son invulnerables. Y, en un vislumbre de corte religioso, Bambi acepta que hay alguien que está por encima tanto de los hombres como de Él.

Por eso, yo creo que Bambi es una parábola sobre el ciclo de la vida y de la muerte. Empieza con el nacimiento del corzo y termina con la muerte de su padre, tras lo cual Bambi se topa con sus propios hijos e inicia así un nuevo ciclo.

Parte de la popularidad de Bambi se debe a la adaptación cinematográfica realizada por Walt Disney en 1942.

¿Hubo alguna dificultad en particular al traducir este texto en alemán austriaco? 

Yo no tuve dificultad en traducir el alemán austriaco de Salten. Quizá el hecho de que los animales se hablen de usted sea expresión de una cierta formalidad que se considera típicamente vienesa, por ejemplo. O el humor, de pronto un tanto seco. Pero ambos rasgos son comprensibles y se pueden transferir bien al español.

El encargo de Thule, has comentado en entrevistas, fue hacer una traducción en un español neutro, pensando principalmente en los lectores de España. ¿Crees que la traducción se habría enriquecido con la inevitable marca regional?

En su momento yo le expliqué a Thule que yo no podía hacer otra cosa que no fuera traducir al español de México, puesto que es la única variante que manejo. Y acordé que, de considerarlo necesario, debían ser ellos quienes adaptaran mi versión al castellano. Como el encargo provino de una editorial española, aquello me pareció justo en su momento. Y ahora que comparo mi manuscrito con el libro publicado, me doy cuenta de que no hicieron cambios significativos. Y esto se debe, seguramente, a que entre más elevado es el registro lingüístico, menos marcas regionales se presentan. Y Bambi es un texto que no está escrito de manera coloquial, ni siquiera los diálogos. Y es sobre todo en la coloquialidad donde más se debe recurrir al uso de regionalismos y localismos. Sin embargo, es probable que hoy no hubiera aceptado que castellanizaran en absoluto mi texto mexicano. Una aprende con los años a defender sus principios.

Claudia Cabrera ha traducido también obras de Leta Semadeni, Monika Maron, Arnold Zweig y Franz Kafka. Créditos: Claudia Cabrera.
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Pablo Espinosa

Licenciado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado, Magíster en Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Literatura Infantil de la Universidad de Castilla-La Mancha. Es uno de los fundadores del proyecto Ojo en Tinta: podcast, revista digital y programa de televisión. En la actualidad, trabaja como investigador en la Biblioteca Nacional de Chile.

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