Hace cinco años aparece en el escenario nacional Erdosain ediciones, que surge bajo la atenta mirada de su creador, el reconocido ilustrador Daniel Blanco Pantoja. Nacido bajo el signo y nombre del personaje de los siete locos de Roberto Arlt, la editorial busca emular esas quimeras bellas y poéticas que mucha veces, por incomprendidas, quedan fuera del canon habitual. Con un catálogo pequeño pero impresionante, conversamos con su creador sobre el espíritu de Erdosain y los cuatro proyectos que se avecinan, como coordenadas brillantes dentro de un universo plagado de libros que se escapan de lo habitual.
Hay desafíos en la vida de esos que parecen montañas y otros que son pequeños pasos hacia lo desconocido. Cada paso dado es un quiebre, un escindirse de otro espacio más grande y seguro. Y en ese gesto, en ese prospecto de alcanzar un sueño, hay un acto que termina marginando, delineando la figura de ese anhelo que a medida que se hace asible, concreto, da cuenta de un espacio distinto, nuevo y con sus propias reglas y coordenadas.
En ese avanzar hacia lo desconocido es donde Erdosain nace. Una editorial que surge de la imaginación y la mano de Daniel Blanco Pantoja, reconocido ilustrador de nuestro país que decide dar ese paso y lanzarse en pos de algo que calzara con sus sentido estético y literario, un paso más allá del trabajo que constataba a su alrededor.
Es verano aun en Santiago, la brisa se extraña y el calor arrecia en cada rincón. Pero es temprano y nos reunimos en su casa-estudio a conversar de sus inquietudes, de los libros que han nacido con Erdosain como faro y de los futuros proyectos.
— Trabajas en Pehuén, y has logrado hacer un trabajo como ilustrador que ha sido muy destacado, ¿por qué entonces das este paso y creas Erdosain?
— Si concebir un libro en la forma que uno lo sueña, y cuando hablo no estoy hablando de algo etéreo, sino de cómo concretar un sueño, en el sentido de un deseo estético, discursivo y reflexivo, y el libro tiene toda una relación entre el contenido y la forma. Este artificio es una construcción, no es algo que salga sin querer. Para mí era importante poder ver esto, esta quimera y llevarlo a cabo, más que solo estructurar una editorial en un sentido comercial. Entonces yo sabía que estos proyectos, tanto yo ilustrando o llevando a cabo proyectos de otras personas, a las que yo admiraba mucho, no los iba a poder hacer dentro de las editoriales que yo ya conocía porque para ellas significa una pérdida gigante de plata y las editoriales tienes que pagar sueldos a un montón de gente, tienen un sistema de negocios que les tiene que funcionar y que no se puede desarmar. Y como editorial, que tiene un montón de libros, no puedes darle una importancia enorme a un libro que ni siquiera va a generar ganancia de vuelta. Entonces como no soy bueno para los negocios (risas) ya me vi apriori a quiebra y me decidí a hacer algo que tenga que ver con eso.
— Entonces, ¿cómo funciona Erdosain?
— Hay libros que han tenido apoyo de Pehuén y del Consejo (CNCA), pero la imprenta y el manejo de toda la editorial sale de mi bolsillo no más. Es por eso que este es un proyecto a largo plazo. Yo estoy aspirando a hacer un catálogo que se vuelva en sí mismo un objeto discursivo, incluso potente para mí. Mi idea es que cada libro vaya indagando en zonas más extrañas.
— ¿Por qué lo extraño como elemento tan trascendente en tu trabajo editorial?
— Porque para mí es un ejercicio súper político hacer esto. Político e histórico. Y lo extraño para mí es siempre lo que queda fuera de un canon o de una tendencia, y al mostrar algo extraño que se puede volver legible es una forma de decir que hay otros discursos, que por no estar dentro de las tendencias de mercado, quedan fuera. Quiero llegar a esos lectores que justamente no encuentran sus libros raros porque solo está lo que “tiende”. Ese es el ejercicio y obviamente que es un ejercicio a pérdida. Yo quiero transformar el fracaso de este negocio en un éxito.
— Algo así como los hermosos perdedores…
— ¡Claro! Encontrarlos. Y claro no es mi idea irme a quiebra, yo lo digo como un chiste pero hay que entender que es un proyecto a muy largo plazo.
En busca de un nuevo lenguaje
Erdosain ya tiene cinco libros que delinean el catálogo y sus intereses. Primero está Animal, un trabajo publicado en el 2014, un poema escrito en prosa y texto con las ilustraciones de Daniel y donde despliega toda su maestría en el dibujo. El siguiente año aparece la inmensa América Imaginaria, con un trabajo de Miguel Rojas que incluyó un nutrido equipo editorial. Publicada en el 2015, la obra fue coeditada junto a Pehuén. Asimismo, más tarde se editaría Crónica de los hechos portentosos, junto al siempre magistral trabajo de Claudio Romo, en donde su trabajo de xilografía emula a la tradición de la lira popular. Luego vendrían Ahí, pequeño libro escrito por Claudio Aguilera, dueño y gestor de Galería Plop junto al trabajo de Vicente Cociña, conocido por su trabajo en Alameda de ida y vuelta. También en el 2016, nacería El humo sobre la tierra, otro delicado libro plagado de símbolos y que fue escrito por Manuel Arduino Pavón, con ilustraciones del mismo Daniel Blanco y el tremendo diseño de portada de Ian Bodenhöfer.
—¿Cómo se gestan los proyectos de Erdosain?
— Siempre he dicho que no confío en nadie, en términos de trabajo, que no se sienta a la mesa conmigo a tomar una copa de vino, conversar y a estar realmente expuestos más allá de los planes, de las estrategias que uno tiene en la vida doméstica y en la máscara que todos tenemos para poder lidiar con el mundo. Me interesa romper ese lugar y que desde allí se armen los proyectos. Estos proyectos nacen del peso de muchas necesidades de tener que decir cosas o de tener un trabajo que hace rato que se está armando, pero que no se sabe cómo llevar a cabo, proyectos engorrosos o difíciles de concretar porque es muy difícil encontrarle una forma editorial.
Entre esos está la historia de los dibujos de Claudio Romo que por más de 15 años estuvieron guardados y que luego pasan a formar parte de un proyecto que nace en la editorial con apoyo de Pehuén bajo el título Crónicas de los hechos portentosos.
El libro rompe los esquemas formales de un libro, transformándose en una obra de arte, seriada, y que en sí mismo es una potente declaración de los principios esenciales que Erdosain esboza en su página y en esta misma entrevista. Y es que Erdosain es Daniel Blanco, con sus recovecos, su amor a la extrañeza y lo inusual, a la sombra y a lo marginal, pero sin jamás caer en la tentación de lo macabro o lo inacabado en su búsqueda por alejarse de lo que la mayoría de las editoriales hacen. Todo lo contrario, cada libro es un mundo en sí mismo y nos entrega información apenas lo tomamos y lo tenemos entre las manos.
Un claro ejemplo de esto es Ahí. El libro es pequeño, delicado, pero a la vez sus tapas son duras y texturizadas, y ofrecen un pequeño juego al tener que moverlo contra la luz para poder vislumbrar ese pájaro oscuro en su portada y las ramas que lo rodean. Nada está dejado al azar y en ese preciosismo Erdosain se encarga de recordarnos que sí, estamos prontos a leer una historia y a ver algunas ilustraciones, pero que el libro en sí, es un universo aún más allá de sus páginas y que su lectura no es casual ni ligera.
“La idea es que la materialidad sea parte del ejercicio como en Ahí o en El Humo sobre la tierra. En Ahí los autores no están en la portada sino solo en el lomo y es como si nadie quisiera hacerse cargo del libro. El ahí es un no lugar, donde es ahí…uno necesita algo más para saber dónde es. Hay un trabajo de investigación en cada libro, en cada propuesta. En algunos hemos pasado meses. En Humo, de Manuel Arduino Pavón, la portada emula a libros antiguos en su estilo art nouveau y requirió un trabajo enorme y que es de un chico talentosísimo que es Ian Bodenhöfer y que tiene estas soluciones increíbles, como estas alas del insecto que se ven allí y que no se ven a primera vista, están ocultas». señala Daniel.
La editorial como un faro
— En ese libro, pero en general en todo tu trabajo, hay siempre muchos detalles. Un esfuerzo enorme en no hacer obvio lo que no lo es, como si mostrarás sólo los bordes de lo central…
— Hay dos tipos de ocultismos. Y esto es algo que siempre hablo con gente con lo que nos gusta discutir estos tópicos. Uno, es que yo escondo para que el otro no sepa. Y el otro, en que yo escondo para salvar un significado. Salvarlo de lo superficial, para no mostrarlo y evidenciarlo de forma directa, para que en ese estar guardado se cuide ese significado. Al estar guardado no lo muestro como una verdad, sino que lo muestro como una duda. ¿Qué será eso que está allí dentro? Y yo siempre he creído que la buena literatura es justamente esa que pone en jaque la realidad dada. Toma el lenguaje, que es la herramienta por la que se estructura el mundo y lo desarticulas a partir de esa aspiración de belleza, de lo poético. Quisiera que no solo el contenido, sino que todo el libro mismo tuviera esa función. Ese es el riesgo. Que la gente los tome y no entienda muy bien qué son. Es lo que les pasa en librería, donde no se venden muy bien porque no son fáciles de clasificar.
— Libro que generan más preguntas que respuestas…
— Hace poco leía a un autor que me gusta mucho, Giorgio Agamben, y decía, un poco manifestando una pulsión y autoacusándose que estaba escribiendo ya desde algo que él desearía que ocurriera, ya no desde algo objetivo sino evidenciado que es un deseo de él. Decía que la literatura, los libros deberían siempre aspirar a encontrar esos lectores analfabetos, los que no saben leer. Aquellos que están buscando esos libros que no hablan acerca de lo dado, de lo habitual, y que son libros de un nuevo lenguaje. Donde la lengua se pone a disposición de otras articulaciones distintas. Es un ejercicio muy complejo y que justamente se da en algo que nunca podemos asir. Es como una forma de decir: no podemos construir una realidad absoluta y la literatura y el arte en general es quien esta a cargo de hacer eso. Hay una responsabilidad ética gigante en ese ejercicio.
—¿Qué busca entonces Erdosain?
— Quisiera que al crecer el catálogo, la gente pueda no asociar este libro de forma independiente, sino que entiendan el catálogo de Erdosain como un gran libro, y que en él puedan ver una nuevas formas de leer. Que todo el catálogo hable de un discurso, escondido de los textos y las imágenes que estos estén evocando, estén unos significados que no necesariamente se puedan describir a través del lenguaje. Que el mismo libro sea el lenguaje. Ese es el súper deseo. Volver tangible —aunque sea en un pequeña medida—, la quimera que representa un libro.
— Y por ejemplo, ¿qué editorial te parece que haya logrado eso que aspiras?
Siruela lo hizo en sus principios. Y sí, estoy siendo súper ambicioso, pero quiero fijar la imagen y poder explicar lo que me gustaría que pasara. Que en alguna medida Erdosain fuera el Siruela de los contenidos latinoamericanos. También quisiera publicar autores europeos, pero con una visión que se hace desde acá, no desde Europa y el mal llamado primer mundo. También luego (Jacobo Fitz-James, conde de Siruela) fundó Atalanta que es espectacular pero claro, salvando las diferencias, porque es imposible que seamos lo mismo o la imagen a seguir porque yo estoy en Latinoamérica y no soy un conde (risas), sino todo lo contrario.
— Esta historia, Humo, ¿cómo llega a ti?
— Yo no sé que va a editar Erdosain. Porque como lector yo tengo ciertas obsesiones estéticas o tópicos que son el vacío, el caos, la sombra y no en sentido peyorativo. Son justamente como lugares de candor, no de oscuridad. Porque la oscuridad solo puede ser mala si sacralizamos la luz, pero en realidad luz y sombra son una armonía, van juntas. Por eso hablo de lo extraño, pero de la belleza de lo extraño, como una forma de generar una nueva representación de la realidad que tenga la misma validez de lo que ha sido validado ya estéticamente.
En ese sentido, yo no tengo una declaración de principios de cómo recibo los originales. Estos libros los armé con gente amiga y que admiraba. Humo me llegó por mail. No tengo idea de quién es aún. Todavía no lo conozco y hemos solo intercambiado correos. Y lo leo y a pesar de que lo encuentro rarísimo, me gusta. Y si esta esa pulsión y creo que es literatura, y estoy haciendo libros para otros lectores, mi deber es publicar esto porque quiero que otros tengan la experiencia de la literatura que yo tuve al leer esto. Humo fue uno de los libros que más extrañeza me ha provocado; y yo quiero que eso me pase con la literatura, que me haga preguntas.
El libro tiene uno de esos comienzos que marca un hito, que abre una especie de portal hacia lo que uno pensaría es una historia de ciencia ficción o decimonónica, por la presentación. Pero no. Humo es una especie de alegoría, una tomadura de pelo según subraya Daniel, donde lo poético de un texto muy simple, sin artificios, convive con lo mundano:
“Hay ocasiones en que se trata de abandonar lo que tenemos entre manos para entregarnos a lo más fluido de la noche. Ocasiones en que debemos confiar por sobretodo en el poder curativo de la noche”.
Recordando a Walter Benjamin —continúa Daniel— él le escribe en una de sus cartas a un amigo donde dice algo así como que tengo la sensación de que el arte no nos pertenece y que se salva de nuestros desastres y destinos humanos. No lo estoy citando bien, pero la idea era de la noche salvada. Como la noche es el lugar en que nosotros dormimos, es lo oculto, el arte se guarda ahí y por eso es algo que el arte es algo que cuando nosotros lo vemos nos pone en jaque. Ocurre algo que no podemos entender muy bien y que sin embargo, nos interpela absolutamente a una humanidad a la que nunca más vamos a poder acceder, que es una humanidad animal, que hemos dejado fuera de la lengua. El arte es una forma de volver a ello que ya perdimos. En ese sentido, estos libros quisiera que fueran un acceso a la noche. En la noche es oscuro, brumoso, uno no ve bien qué es lo que ocurre y se tiene que entregar a las sensaciones exacerbadas. Que estos libros de alguna u otra forma pudieran entrar en esa exacerbación de los sentidos que supere a la lectura alfabetizada, que obligue al lector a hacerse preguntas en un ejercicio
Lo nuevo toca la puerta
— ¿En qué proyectos trabaja ya Erdosain?
Entre los proyectos de Erdosain que se avecinan esta uno loquisímo que une a Claudio Romo y Alexis Figueroa, creador de Lota 1960, la Huelga Larga del Carbón (LOM). Está el proyecto con Claudia Donoso, escritora, periodista y artista visual, que está viviendo en el campo, en alguna medida autoexiliada para dedicarse a escribir. Para mí ella es un mito viviente. Claudia ha estado sacando fotografías y tiene unos textos pequeños que estamos trabajando, algo que debería salir pronto. Y me tiene muy, muy feliz.
Detalle de ilustraciones de los creadores Fabián Rivas, Claudio Romo y Santiago Caruso.
Créditos Ergocomics
El libro Inframundo con Santiago Caruso. Es un libro que ya va estar para el 2018, yo creo. Y otros proyectos claro, de gente no tan conocida que llegan a mí: el libro de un alumno de Claudio Romo, y otro del Diplomado de Ilustración UC, donde trabaja Alejandra Acosta. Y eso lo agradezco porque son proyectos que nadie más quiere hacer y que Erdosain sí. Ya hay un lugar donde todos los desterrados de editoriales pueden ir. A este isla donde te subes a un bote, vas por la bruma y te dicen aquí sí hay espacios para estas cosas.
— ¿Y con Luis Scafatti?
¡Oh sí! Estoy muy feliz. Descubrimos que los dos somos fanáticos de Roberto Arlt, de lo que significaba políticamente,de quien era en la literatura argentina y del continente. Y de cómo, a pesar de ser tan conocido, no ha sido bien leído. El siempre lo quiso ilustrar y lo hablamos. Estuvo de acuerdo de inmediato, aunque claro él tiene mucha pega siempre así que ha costado un montón, pero este mes ya me dijo que terminaba y sé que está trabajando. ¡Mientras yo ya estoy ansioso por ver ese juguete rabioso!