Entrevistas

Decur, el niño genio que vive en Guillermo Decurgez

Paulina Retamales Por Paulina Retamales

Comparte catálogo con los grandes de la ilustración argentina en Ediciones de la Flor, ha exhibido sus ilustraciones en Francia, Argentina y Chile, y sus libros ya circulan por Latinoamérica y Europa. Decur conversó con nosotros en su última visita a Santiago y nos hizo un recorrido guiado por los colores más vivos y más oscuros...

Comparte catálogo con los grandes de la ilustración argentina en Ediciones de la Flor, ha exhibido sus ilustraciones en Francia, Argentina y Chile, y sus libros ya circulan por Latinoamérica y Europa. Decur conversó con nosotros en su última visita a Santiago y nos hizo un recorrido guiado por los colores más vivos y más oscuros de su carrera como dibujante. Pase a ver y leer.

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Créditos: Paulina Retamales

Hablar con Guillermo es como revisar un antiguo escritorio de madera poblado de pequeños cajoncitos, donde cada uno guarda historias de tiempos pasados y recuerdos de infancia, y en donde podemos levantar compuertas secretas que esconden anécdotas sin revelar. En ellos habitan la inspiración y los materiales necesarios para crear fascinantes mundos imaginarios, habitados por personajes diminutos en tamaño,  pero abismalmente entrañables.

Es precisamente ese escritorio francés del siglo antepasado — el secrétaire— uno de los elementos más recurrentes en las ilustraciones y en las portadas de los libros de Guillermo Decurgez. A pesar de ser un chico joven (no llega a las cuatro décadas aún), todo en él parece venir de otro tiempo, un pasado que ha sido determinante en sus raíces europeas, en los diversos caminos que recorrió antes de llegar a la estación en la que está ahora, en los accesorios que lo definen, en el estuche vintage que utiliza para guardar sus lápices o el jockey inglés que luce en fotografías. Todo ello queda reflejado en la estética de sus ilustraciones. Incluso sus educados modales y su tímida forma de hablar.

— ¿Cuál es el cajón favorito?

—De los muchos cajoncitos que poseo, el favorito es uno que está lleno de momentos cuando nos juntábamos a jugar con los muñequitos de las tortugas ninjas, los de G.I.JOE y jugar al Battletoads en la Family Game. También hay olor a lluvia y tormenta.

Ilustración

Guillermo Decurgez (1981) es uno de los ilustradores argentinos que viene sonando fuerte hace años y con mucha razón. Publicado por la mítica Ediciones de la Flor, donde comparte cartel con Mafalda y Quino, Olga y Liniers, Montt y sus diablos; y distribuido en varios países latinoamericanos y en Europa, se ha ganado un lugar en un sector cada vez más competitivo y en donde abunda el talento.

Pero no todo fluyó así de fácil desde el comienzo. Guillermo siempre dibujó, desde que tiene recuerdos, pero antes de ser Decur pasó años luchando: primero contra la rigurosidad de la escuela (la misma que abandonó a los 15 años); luego frente al designio familiar que le llevó a trabajar de obrero o de gasfiter, más tarde contra una lesión de espalda por colocar 140 puertas de auto por día en una fábrica, y finalmente contra una depresión que le obligó a recluirse en su habitación mirando programas de televisión el día entero.

Portada macanudoPero, alto ahí. Es precisamente haciendo zapping cuando se topó con un programa de cómics en el que otro gran ilustrador argentino, Liniers, contaba detalles de lo que hacia y cómo podía viajar por el mundo enseñando sus “dibujitos”. Guillermo buscó más material del autor de la serie Macanudo en internet y se sintió identificado con el trazo casi infantil de los personajes de Liniers. La imperfección perfecta, pensó.

Gracias a esa entrevista se dio cuenta que lo que él venía haciendo en sus tiempos libres y sin mucha fe, aquellos dibujos que guardaba desde la infancia, podían transformarse en una profesión, que incluso le podía dar para vivir y con suerte, ser reconocido. Si él pudo, yo también, fue la frase que le hizo saltar de la cama. Fue así como ese presente oscuro de su habitación y del ciber donde trabajaba en 2008 pasó a teñirse de luces esperanzadoras gracias a la publicación de un blog con sus trabajos. Guillermo pasaba a ser Decur.

Sabiduría canina - por Decur

Llegar a ser Decur

Un año después viajó a Buenos Aires desde Rosario con un dibujo dedicado bajo el brazo y dispuesto a presentarse ante el que en ese entonces era su ídolo. Hoy Ricardo Siri —Liniers— sigue siendo un artista admirado, pero es también su colega y amigo, desarrollan proyectos juntos y escriben una novela gráfica mano a mano, un cadáver exquisito, como le llama ilusionado Guillermo.

La circulación de sus ilustraciones en las redes sociales, las recomendaciones que tanto Liniers como Alberto Montt y algunos periodistas hicieron sobre su trabajo al mítico editor Daniel Divinsky, cambiaron el destino de Decur, le llevaron a sentarse en el mismo sillón que un día ocupó Quino y a negociar su primer contrato editorial con Ediciones de la Flor para publicar Merci!, en 2011.

Y desde ahí ha sido un no parar. Le siguieron los libros ¡Pipí cucú! y Semillas, ambos con la misma editorial. Más adelante vino un libro objeto con la editorial española Thule, las portadas de la revista Orsai, juegos de mesa que llevan sus dibujos y varias exposiciones en Francia, Argentina y Chile. Jorge González, reconocido ilustrador argentino radicado en España, a quien Decur admira y sigue, dice de él, recuerdo lo primero que pensé cuando conocí el trabajo de Decur: este tipo es el único que podría dibujar y pintar la versión amable y amorosa de El jardín de las delicias.

La técnica de acrílico con agua y sus personajes diminutos se han convertido en signos indiscutibles de esa obsesión con los detalles. Decur no tardó en advertir que la perfección no es el objetivo de su trabajo, sino el preciado defecto. Se siente más cómodo con el trazo de los niños pequeños, es lo que le sale de forma natural, dice, y es lo que veremos en sus libros, una belleza imperfecta inspirada en las plantas, los escritorios antiguos y los animales.

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Créditos: Paulina Retamales

Al final del recorrido por su historia, cuando uno cree que ha abierto todos los cajoncitos disponibles del escritorio de Decur, aparecen aquellos compartimentos secretos que esconden proyectos futuros y sorpresas: estoy en Chile ahora porque vine a desarrollar un videojuego en el cual el jugador se encontrará con situaciones de estrés de alta complejidad y deberá resolverlos con inteligencia emocional. Alberto Montt, Fito Espinosa y yo estuvimos en la creación de algunos personajes principales. ¡Fue una experiencia increíble!

Decur ya está de regreso en su Arroyo Seco natal, a unos cuantos kilómetros de Rosario, pero nos dejó 30 de sus mejores ilustraciones que están siendo exhibidas en librería Catalonia de Santa Isabel 1235, en Providencia. La muestra llamada Semillas es una excelente oportunidad de que cada uno de ustedes pueda abrir un nuevo compartimento y adentrarse en el fantástico mundo de Decur, o en el de Guillermo.

Quién sabe.

 

 

 

 

 

 

 

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Paulina Retamales

Periodista de la Universidad de Viña del Mar. Gran parte de su vida la vivió en España, en donde se graduó en las universidades Autónoma de Barcelona y Oberta de Catalunya. Encontró su pasión por los libros y el mundo de la edición dirigiendo la FILSA de Santiago. Cofundadora de la Corporación del Libro y la Lectura, en los últimos años dirigió la editorial Vicens Vives Chile. Actualmente es docente del Diplomado de Cultura escrita y fomento lector de la Universidad Adolfo Ibáñez.

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