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Entrevistas

Gemma Lluch analiza al nuevo lector juvenil

Pablo Espinosa Por Pablo Espinosa

En esta entrevista, la académica española Gemma Lluch identifica a un nuevo tipo de lector juvenil. Es un lector que escribe en blogs y en redes sociales y que se siente atraído por relatos con cierto estilo narrativo, similar al de los formatos audiovisuales. Algo presente en libros como Crepúsculo, de Stephanie Meyer,  y Los...

En esta entrevista, la académica española Gemma Lluch identifica a un nuevo tipo de lector juvenil. Es un lector que escribe en blogs y en redes sociales y que se siente atraído por relatos con cierto estilo narrativo, similar al de los formatos audiovisuales. Algo presente en libros como Crepúsculo, de Stephanie Meyer,  y Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins. Lluch también se refiere a la promoción de la lectura desde la web 2.0 y enfatiza en la importancia de tener claridad sobre los contextos y objetivos que se quieran tratar en cada lectura.

Gemma Lluch analiza al nuevo lector juvenil from Fundación La Fuente on Vimeo.

—¿Cómo es el nuevo lector juvenil?

—No es todo el lector juvenil, es un tipo de lector (entre 13 y 25 años) que lo que hace es marcar tendencia. No son mayoritarios, pero sí que son muy importantes. Son como esas voces que indican a las editoriales qué es lo que les gusta y marcan a los autores por dónde van las tendencias. Además es un tipo de lector que, aparte de lector, es muchas otras cosas, entre ellas escritor,  porque mayoritariamente estos chicos y chicas tienen su blog (son blogs monotemáticos, no profesionales, donde publican todo sobre lectura, sobres sus autores, sobre portadas, sobre noticias que han salido en cualquier sitio de Internet) y tienen su perfil en Twitter, donde hablan de muchas cosas pero mayoritariamente de lectura, y crean redes sociales entre ellos y espacios de lectura.

Tenemos que hablar de los chicos que no leen, pero yo creo que muchas veces nos olvidamos de los chicos, como estos, que sí que leen. Y tendríamos que tener este discurso en positivo y empezar a hablar también de todos estos adolescentes que no sólo leen, sino que leen muchísimo y que además construyen su identidad en Internet a través de las redes sociales.

Las editoriales se encuentran ahora con un reto muy fuerte porque hasta ahora tenían que convencer al mediador, al docente para que recomendara su libro; ahora no, ahora directamente se dirigen al adolescente y el adolescente dice si le gusta o no. Este es un paso muy importante.

—Este nuevo lector juvenil, has dicho, consume una narrativa particular, influida por lo audiovisual.

—Habitualmente, cuando pensamos en elegir libros nos fijamos, casi de manera inconciente, en su temática (como libros de romance o terror); muy pocas veces pensamos en libros según su estilo narrativo.

Nos fijamos, casi de manera inconciente, en la temática de los libros; muy pocas veces pensamos en libros según su estilo narrativo.

¿Qué ocurre con la moda de los vampiros? Determinados profesores o bibliotecarios, después de que un adolescente leyera, por ejemplo, Crepúsculo, le daban a leer otro libro de vampiros y al joven no le gustaba ese nuevo libro. ¿Por qué no le gustaba? Porque lo que lo enganchaba a la lectura no era sólo que fuera de vampiros, lo que lo enganchaba era el estilo narrativo. Y es, justamente, un estilo narrativo muy audiovisual.

Si analizamos Los Juegos del Hambre, por ejemplo, está escrito con oraciones relativamente cortas y el estilo narrativo está en presente indicativo. Es un estilo narrativo en el que el narrador, que es el yo protagonista, va narrando aquello que le acontece en el momento. Es exactamente igual a la serie 24, donde lo que acontecía acontecía en tiempo real. En este tipo de libros tú lees y tu tiempo de lectura es el tiempo mismo de la narración, con lo cual estás viviendo lo mismo que le pasa al personaje en tiempo real. No te está contando de una historia que sucedió en el pasado, como es habitualmente. El personaje no sabe qué va a ocurrir, el narrador no sabe lo que va a acontecer y se sitúa en el mismo sitio que el lector. Eso es un lenguaje audiovisual.

—También hemos visto que muchos mediadores de lectura buscan llevar al lector joven de relatos “comerciales” a obras clásicas. De “Crepúsculo”, de Stephanie Meyer, a “Drácula”, de Bram Stoker, por ejemplo.

—Eso es algo que depende de los contextos, del objetivo de lectura. Es importante tener claros unos criterios para un tipo de lector, para un momento lector, para un contexto determinado, para una finalidad determinada y para unos contenidos que se quieran trabajar determinados. Y en cada uno de ellos funcionará una cosa u otra. Y una cosa es leer con determinados objetivos y otra cosa es leer para la educación literaria.

En el caso de la educación literaria, yo creo, no tiene porqué ser divertida. La diversión en la educación está sobrevalorada. El profesor no tiene por qué ser un payaso que entretenga a  los estudiantes. De la misma manera que una ecuación puede ser difícil aprenderla, la educación literaria puede ser difícil aprenderla. Ese es un tipo de lectura. Y luego está el resto de los contextos: leer para aprender ciertas cosas, leer para adquirir hábitos o leer porque nos apetece.

En ese leer porque nos apetece — y no necesariamente en la clase de educación literaria— se pueden hacer miles de cosas. La finalidad no será, en el caso del profesor, de evaluar la lectura, y la lectura puede funcionar para que luego los chicos escriban sobre esa lectura en una página web, Wiki, Facebook o Twitter. Entonces se complementa esa lectura con la escritura. Podemos dejar espacios de reflexión y la web 2.0 es perfecta para eso.

—Llamas literatura deslocalizada a aquellos libros que los jóvenes leen febrilmente y que no se han integrado a la escuela. ¿Crees que su escolarizacion conllevaría el distanciamiento de los lectores jóvenes?

—Creo que depende de los que haga el docente con ella en el aula. Depende del trato que le dé. Sabemos que hay experiencias individuales, pero estas experiencias todavía no son conocidas. Ahora mismo leeré una tesis doctoral de Maite Monar, quien ha elegido 3 centros donde se leen este tipo de libros de forma obligatoria y luego hace todo un trabajo por en Internet a través de fotonovelas o de relatos digitales. Y el grado de satisfacción de los chicos es altísimo. Y es una lectura obligatoria, lo que pasa es que se ha pactado con ellos algo previamente, se les ha propuesto algo a los estudiantes indicándoles que con ese tipo de libros se pueden hacer distintas cosas. Y luego se les han ofrecido herramientas que a ellos les gustan.

—Analizando películas de Walt Disney, has descubierto que muchas de ellas transmiten unos referentes e ideologías determinadas, incluso racismo y clasismo. En el caso de la literatura juvenil reciente, ¿has descubierto casos similares?

—Estudios norteamericanos y colegas de otras universidades han visto en Disney mensajes de una moralina muy fuerte. Que son, además, mensajes muy sutiles. El mensaje que más les interesa está asociado al consumo. Muchos investigadores dicen que las películas de Disney son anuncios de sus productos (como los juguetes).

De todas formas, toda literatura transmite valores. Y transmite una ideología en el sentido de una manera de mirar el mundo. La cuestión es cómo lo hace. Si lo hace de una manera maniquea, de esto es bueno y esto es malo, por ejemplo. Entonces, yo creo que todos los libros transmiten determinadas maneras de mirar el mundo. La cuestión no es si lo hace, sino cómo lo hace y qué tipo de libertad dejan al lector, que es lo más importante.

Sobre Gemma Lluch

Profesora titular de la Universitat de València. Forma parte del Instituto de Investigación Interdisciplinar ERI-Lectura. Doctora en Filología y Premio Extraordinario de Doctorado. En la actualidad coordina la investigación “Diseño, acompañamiento y evaluación de experiencias de promoción de la lectura desde la web 2.0” en colaboración con el grupo SM. Es posible consultar su trabajo ingresando a su sitio web.
Sus líneas de investigación han abordado temas como el análisis de narrativa de tradición oral, análisis y valoración de narrativas infantiles y juveniles, análisis de las influencias entre los relatos (para) literarios y audiovisuales dirigidos a niños y adolescentes y evaluación, análisis y diseño de prácticas, proyectos y programas de lectura de promoción de la lectura. Estuvo en Chile formando parte del Seminario ¿Qué Leer? ¿Cómo Leer?, organizado por Lee Chile Lee, La Universidad Diego Prtales y el Ministerio de Educación.

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Pablo Espinosa

Licenciado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado, Magíster en Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Literatura Infantil de la Universidad de Castilla-La Mancha. Es uno de los fundadores del proyecto Ojo en Tinta: podcast, revista digital y programa de televisión. En la actualidad, trabaja como investigador en la Biblioteca Nacional de Chile.

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