El escritor chileno José Ignacio Valenzuela ha publicado más de quince libros para niños, jóvenes y adultos; y muchos de ellos se han convertido en best sellers, como Trilogía del Malamor (Alfaguara). Valenzuela es un autor con oficio, capaz de escribir también guiones de cine, obras de teatro y series de televisión. A los 20 años, logró su primer éxito con la teleserie Amor a domicilio. Hoy vive en Estados Unidos y está de paso en nuestro país promocionando su último libro, Salida de emergencia (Suma de Letras). En este viaje aprovechó de conversar con una de sus grandes lectoras, Lya Guerrero, socia de Biblioteca Viva Trébol, quien le preguntó sobre su prolífica producción y de su estrecha relación con los lectores.
—Dos de tus libros que llegarán próximamente a Chile, «De qué color es tu sombra» y «Mi abuela, la loca», son para niños, que has dicho que son los críticos más implacables. ¿Cuándo surge la necesidad de escribir para ellos?
—Efectivamente son ambos libros infantiles, pero abarcan entre los dos un rango de la infancia que va desde los tres a los siete años, que son lectores muy distintos. Diría que los lectores de tres años son más implacables que los de siete, porque si no logras atraparlos desde el inicio con la historia, se dan vuelta y te dejan hablando solo, se van a jugar con el enchufe o con el zapato.
Yo no sabía que tenía la necesidad de escribir para niños, es más, pensé que nunca iba a escribir para ellos. El primer libro fue De qué color es tu sombra, que salió de un sueño: mientras promocionaba en Guadalajara el Malamor 2, desperté en mitad de la noche con la imagen de un niño muy chico, que estaba llorando porque nadie quería jugar con él por ser distinto, su sombra era amarilla. Me senté en la cama de hotel a las tres de la mañana, tomé el computador y escribí el libro en dos horas. A la mañana siguiente, le conté a mi editora de Alfaguara que creía haber escrito un cuento infantil, pero no tenía certeza de si era bueno o malo. Se lo envié mientras estábamos en el lobby del hotel, lo leyó, le gustó y terminó publicado por Alfaguara. Mi primer trato por un libro infantil lo cerré en el lobby de un hotel en Guadalajara.
En ese mismo viaje, una de las asistentes de Alfaguara -que se encarga de que todo en las charlas y firmas funcione a la perfección- me hizo notar que cada vez que hablo de mí y de cómo empecé a escribir, hablo de mi abuela. Y yo no me había dado cuenta. Siempre parto hablando de ella para atrapar a los oyentes, porque como es tan atípica, a través de ella explico cómo se crea un personaje.
Entonces me quedó dando vueltas la idea y la única forma que tengo de sacarme algo de la cabeza, para evitar que se termina convirtiendo en obsesión, es escribiendo. Así que un día me senté y comencé a escribir, sin saber que estaba haciendo: si era una novela, un cuento o una obra de teatro. Empecé a transcribir lo que digo en mis charlas y nació Mi abuela, la loca. Al poco tiempo me di cuenta de que era un libro. Retrocedí, cambié el principio, organicé los capítulos y ya, ¡salió la novela!
Así llegué a los libros infantiles: al primero a través de un sueño y al segundo por un comentario.
—Se piensa que los niños y los jóvenes leen poco.
Yo creo que los jóvenes leen muchísimo más de lo que los adultos creen
—Yo creo que los jóvenes leen muchísimo más de lo que los adultos creen, pero no leen lo que los adultos quieren. Y yo estoy completamente del lado de los jóvenes, porque a mí me parece -y esto es un problema a nivel latinoamericano, he visitado muchos colegios y he conversado con profesores y bibliotecarios en muchos países- que los planes educativos y los planes de fomento a la lectura son patéticos.
El ministerio cree que con un póster bonito en las bibliotecas que diga leer es entretenido está fomentando la lectura. Y la lectura no se fomenta así. Se llega a la lectura por imitación. ¿Cómo puede un padre quejarse de que su hijo no lee, si él no lo hace? Si no hay libros en el velador de los papás o están guardados bien arriba para que no se rompan, ¿cómo va a saber que los libros son entretenidos, si no tienen acceso a ellos? Plata para libros nunca hay, pero para otras cosas no falta. Cuando uno quiere leer baja el libro al computador o va a una biblioteca, las alternativas existen.
Vuelvo al punto, si hay un niño que no está leyendo es porque hay un adulto que está haciendo mal la pega. El lector no se genera por combustión espontánea, el lector se construye desde muy chico.
En el colegio las pruebas miden la memoria, no son sobre literatura. Nunca en el colegio se asocia la literatura con placer. Ni hablar de los profesores que mandan alumnos castigados a la biblioteca, cuando la biblioteca debería ser un lugar tan vivo, tan juguetón y tan entretenido como una cancha de fútbol. Además de estos factores externos, suma la lista de lectura obligatoria que no construyen lectores. Muy por el contrario, los destruyen
Hay un mundo que replantear por completo y que quedó de manifiesto cuando salió Harry Potter: niños de 7 u 8 años leían libros de 900 páginas, hacían filas en las librerías durante dos días, acampaban vestidos de Harry Potter para comprar un libro. Los profesores no entendían por qué estaban leyendo ese libro, si no eran capaces de leer más de veinte páginas obligados para el colegio. Y a partir de eso, quedó clarísimo que el problema es de los adultos, porque no saben identificar qué es lo que los niños quieren leer.
—Has ido a colegios a hacer charlas y a leer cuentos ¿Cómo reaccionan los niños cuando apareces con la intención de hablar de libros?
Los alumnos creen que los escritores están muertos y si llegaran a estar vivos tienen que ser muy viejos
— En el 95% de los casos -en Chile visité más de 200 colegios, más los de otros países en los últimos 7 años- cuando llego al colegio lo primero que hace el profesor, el bibliotecario o el director es decirme que voy a tener problemas con los alumnos. Da igual si es básica o media. Me piden disculpas, les advierten y los amenazan para que se porten bien. Y nunca he tenido un problema, en ningún colegio.
Una de las razones es porque cuando entro a la sala donde voy a hacer la charla hay tres segundos de asombro, ¡porque estoy vivo! Uno de los grandes conflictos que tienen los alumnos es que creen que los escritores están muertos y si llegaran a estar vivos, tienen que ser muy viejos con barba, pipa y boina. Y de repente aparezco yo y desacralizo al escritor. Porque el escritor tiene que estar en la bases del proceso creativo, no tiene que estar en la punta de la pirámide. El que tiene que estar en la zona de oro de la pirámide es el lector.
Por lo tanto para mí es muy fácil entrar en contacto con los jóvenes y los niños, y mi experiencia ha sido fascinante. Siempre estoy pidiéndole a las editoriales que me lleven a los colegios. Pongo en aprietos a los profesores porque le enseño a los alumnos que el lector tiene derechos y uno de ellos es que le cambien el libro si no le gusta. Y eso no les cae bien.
—Estás escribiendo un blog para The Huffington Post sobre el proceso de escribir un libro ¿Cómo ha sido esa experiencia?
—Cada vez me es más fácil porque cada vez más me invitan a dar charlas o clases e incluso escribí un manual de escritura de telenovelas; por lo mismo, me tocó pensar mucho estos últimos años, en cómo poner en palabras el proceso creativo, algo que hacía de manera muy intuitiva. Entonces, las primeras veces que preparé las clases tuve que sentarme a entender ese proceso para poder explicarlo.
Y ese blog es una delicia porque lo paso muy bien con él, podría escribir cien páginas de golpe, porque me entretiene mucho explicar lo que hago y además hacer escritura de la escritura.
Descubrí hace poco -me contó la editora de The Huffington Post– que es el blog con más tráfico del diario, lo cual me impactó mucho por su corte literario. Y que quienes más lo leen tienen entre 15 y 25 años, lo que me impactó aún más y ratifica mi opinión de que los jóvenes están leyendo mucho más de los que sospechamos. Y ni siquiera es un blog que analiza libros famosos, es un blog sobre un libro que aún no existe y que me sirve de excusa para hablar de cómo se crea un personaje, en este caso de cómo se inventa el villano de una novela policial. Teoría pura.
—Además del blog tienes mucha presencia en las redes sociales ¿Cómo ha sido esta relación directa con los lectores?
Hoy en día toda la promoción se hace vía virtual porque los lectores están en las redes sociales
—Ha sido fascinante. Yo recuerdo que mis cuentas de Facebook y Twitter me las crearon, estaba tan metido en lo mío que no había alcanzado a dimensionar esto. Cuando en México los lectores hicieron fanpages del Malamor y me hablaron de postales virtuales para promocionar los libros, me di cuenta de que esto tenía alcances que yo no imaginaba.
Hubo una firma de libros hace como cuatro años atrás, fuera de agenda, que se promocionó solo por vía virtual. Mi editora me preguntó si me importaba que llegarán tres personas y le dije que firmaba con la misma sonrisa a 3 que a 100: llegaron 350, la fila no tenía fin. Ahí me di cuenta del real alcance. Hoy en día toda la promoción se hace vía virtual, porque los lectores están en las redes sociales.
A eso hay que sumar el hecho de que la profesión de escritor es muy solitaria, entonces yo durante muchos años escribía como metiendo un papelito a una botella para después lanzarlo al mar. Ahora tengo clarísimo los gustos de la audiencia. Aún así sigo escribiendo lo que me gusta a mí y después rezo a quien me quiera escuchar para que lo que escribí le guste a alguien más.
—El año pasado se publicó en Chile “El filo de tu piel”, libro que escribiste hace once años. Diego, el protagonista, es homosexual ¿Cómo crees que habrían reaccionado los lectores en nuestro país a ese libro once años atrás? ¿Crees que el paso del tiempo le hizo un favor?
—Creo que no hubiese habido reacción, por lo mismo no se publicó. Hace once años Chile cerraba los ojos a esos temas. Ni siquiera los combatía, es que simplemente no existían. Cuando el país empezó a combatirlos, cuando empezamos a escuchar todas las atrocidades que se dijeron sobre los homosexuales, fue cuando ganamos la batalla. Primero te ignoran, después se burlan de ti, después te pelean y luego, tú ganas. Ese camino no falla. Cuando se publicó El filo de tu piel estábamos en el ustedes no existen. Es triste sentir que vamos once años atrás, pero por lo menos no son cincuenta.
—En «De qué color es tu sombra» el tema central es la diversidad ¿Crees que es importante la presencia de temas como la diversidad en los libros infantiles?
— Es fundamental, sobre todo poniéndolo desde el punto de vista positivo. Yo creo que lo que hay que hacer es celebrar la diversidad en la literatura.
—Estás en Chile para presentar “Salida de emergencia”, un libro de cuentos para adultos que recopilaste por quince años. ¿Qué hay de ti en ese libro?
—¡Todo! Ahí está cada uno de mis órganos, cada poro de mi piel y cada uno de mis cabellos. Ese es el libro más espejo que he hecho, porque lo hice sin saber. Yo nunca me senté a escribir Salida de emergencia. Escribí cuentos durante años porque me gusta, debo haber tenido unos ochenta, eran algo así como mi diario de vida. Empecé en México, seguí en Nueva York y terminé en Puerto Rico. Esos cuentos son una radiografía absoluta de quince años de mi vida.
—En ese libro siempre hay un personaje que intenta escapar. De algo, de alguien o incluso de sí mismo. ¿Cuánto influye en eso tu vida en aeropuertos viendo siempre estas salidas de emergencia?
— Desde que me fui a México, mi vida es súper nómada. Y los últimos diez años ha sido nómada al cuadrado porque he tenido que hacer muchas giras de libros. Estoy trabajando para muchos países, cosa que jamás me imaginé que iba a pasar.
He tenido que aprender a ser un escritor todoterreno, aprender a escribir físicamente en aeropuertos, en hoteles. También he tenido unas pasadas por hospitales con estadías lo suficientemente prolongadas para aburrirme. Si a eso le sumas que soy súper hogareño, que soy huraño, soy tauro, me gusta estar encerrado en mi casa. Me da placer encerrarme en mi casa y he tenido que no hacerlo porque de los doce meses del año paso casi siete meses viajando. Entonces tuve que aprender a ser distinto y en ese aprendizaje también se modifica lo que uno escribe. Salida de emergencia es un reflejo absoluto de eso.
He tenido que aprender a ser un escritor todoterreno y escribir en aeropuertos y hoteles
—¿Qué estás escribiendo ahora? ¿Cuál es tu próximo lanzamiento en Chile?
—Vienen cosas muy entretenidas, tengo tantas ganas de que empiece este nuevo ciclo.
Viene un libro que me tiene fascinado, se llama Malaluna y ve la luz en la Feria del Libro de Guadalajara a fin de año. Es un libro entretenido, para jóvenes y adultos, de corte fantástico, con una protagonista femenina poderosa, que me encanta. Está en proceso de edición.
Llego a mi casa en Miami en poco más de una semana y al día siguiente empiezo a escribir un libro para niños que se llama Pepito y la calle más aburrida del mundo. Es la historia de un niño de 8 años -yo- que quería ser detective, tenía una lupa, una perra poodle como ayudante y la mala suerte de vivir en la calle más aburrida del mundo, donde nunca pasaba nada que él pudiera descubrir.
Y a fines de año empiezo a escribir una novela para jóvenes y adultos de un género que nunca he explorado para ese segmento, el drama. Ya tengo la historia en la cabeza, ahora solo tengo que teclearla.
En cuanto a los lanzamientos, estoy presentando Salida de emergencia. En septiembre viene Mi abuela, la loca; y a fines de año, probablemente en la FILSA, se lanza La mujer infinita, otro libro que llega a Chile, años después de su publicación en el extranjero.
Sobre José Ignacio Valenzuela
José Ignacio Valenzuela ha desarrollado una carrera como escritor y guionista de cine y televisión en Chile, México, Puerto Rico y Estados Unidos. Algunos de sus numeroso libros son El filo de tu piel, La trilogía del Malamor, Salida de emergencia, ¿De qué color es tu sombra?, La mujer infinita, y la serie policial para jóvenes Cuatro ojos. El 2012 fue seleccionado por la revista About.com como uno de los 10 mejores escritores latinoamericanos menores de 40 años. Para la televisión ha escrito más de dieciocho telenovelas. La serie televisiva «Amores» (2004), que creó y desarrolló, recibió una nominación de los Emmy 2005 por “Mejor guión”. La película «Miente» (2008), cuyo guión escribió, fue la representante de Puerto Rico en los premios Oscar 2009 en la categoría de Mejor película extranjera. Más información en www.chascas.com