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Entrevistas

Jutta Bauer: “Los libros deben ayudar a que los niños tengan sus propias opiniones”

Pablo Espinosa Por Pablo Espinosa

La ilustradora alemana Jutta Bauer —Premio Hans Christian Andersen 2010— no se censura al escribir libros para niños. La muerte o la pobreza pueden ser dibujadas por ella. Conversamos con Bauer en su segundo paso por Chile, invitada por Liberalia, sobre las historias tras sus libros y su proyecto más reciente, en el que hizo...

La ilustradora alemana Jutta Bauer —Premio Hans Christian Andersen 2010— no se censura al escribir libros para niños. La muerte o la pobreza pueden ser dibujadas por ella. Conversamos con Bauer en su segundo paso por Chile, invitada por Liberalia, sobre las historias tras sus libros y su proyecto más reciente, en el que hizo dialogar, con textos e imágenes, a niños peruanos y alemanes.

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El año 2010 Jutta Bauer (Hamburgo, 1955) estuvo por primera vez en Chile. El mismo año, poco después, ganó el premio Hans Christian Andersen, que han recibido también autores como Anthony Browne y Maurice Sendak. En aquella visita, conversamos con Bauer sobre sus inicios como ilustradora y sobre sus pensamientos sobre la literatura infantil: “No creo que existan temas que no se puedan tratar con los chicos. La guerra, el hambre, los temas sexuales son temas con los cuales los niños se ven confrontados a diario, por lo cual es necesario conversar con ellos. Solamente tienes que encontrar una forma empática de mostrarlo; lo complejo es la forma”, nos dijo en aquella ocasión.

La semana pasada Bauer estuvo nuevamente en Chile. Nos encontramos con ella poco después de un taller para niños en la Biblioteca De Santiago: “Intento que los niños hagan sus propias cosas, que encuentren su propia manera de dibujar y de ver las cosas. Hoy fue particularmente interesante porque no miraron a los otros para saber cómo dibujar y ver si estaba haciéndolo bien. Eso es justo lo que los libros deben hacer: lograr que los niños tengan sus propias opiniones, que piensen a su manera”, dice.

Jutta Bauer en la Biblioteca de Santiago

Jutta Bauer en la Biblioteca de Santiago

—¿Dónde pones el énfasis cuando creas personajes? 

—Para mí siempre ha sido muy importante que mis figuras se muevan. Los rostros son también muy importantes. En el caso de la boca, por ejemplo, en una cosa de milímetros puede cambiar mucho. También me fijo en el cuerpo. Cuando enseño a niños, les muestro con mi propio cuerpo cómo se ve una persona cuando no está feliz y anda con la cabeza abajo. Como si fuera una actriz, les muestro el lenguaje corporal.

—Profesores y padres, muchas veces desestiman los libros ilustrados o libros álbum porque tienen muchas imágenes y muy poco texto.

—Eso es algo por lo que realmente peleo. Porque profesores, padres o cualquier persona, entiendan que las imágenes tienen su propio lenguaje. Y pueden decir algo por su cuenta. A veces las imágenes necesitan del texto o a veces el texto necesita de imágenes. Si miras una foto, por ejemplo, te puede hablar como un texto. Para niños aprendiendo a hablar es importante contar con imágenes; así pueden hablar con sus padres. Pueden ver a Emma, que le está pasando. Pero vivimos en un mundo donde el texto es realmente dominante.

Selma (FCE, 2003) es probablemente uno de los libros más conocidos de Bauer. La historia protagonizada por una oveja parece sencilla, pero es mucho más profunda. Es una reflexión sobre la felicidad. “Sería aburrida una historia que sea sólo sobre una oveja comiendo pasto —dice Bauer—. No es suficiente para un libro. Si cuentas historias quieres crear historias que lleguen a la gente”.

Selma, originalmente, era sólo en blanco y negro y tenía la intención de ser un regalo de Navidad para los amigos cercanos. Hizo el libro artesanal en sólo 3 días. “La historia es robada de la radio—explica Bauer—. Escuché una entrevista a una mujer muy vieja que vivía en las montañas. Le preguntaban qué haría si tuviera mucho dinero y ella contestaba siempre lo mismo: cocinaría a los niños, alimentaría a los animales y en la noche estaría frente a la fogata. Al escucharla, pensé: ahí está la historia completa”. Sólo cambio, dice Bauer, a la campesina por una oveja. El libro llegó también como regalo a las manos de su editor, quien la convenció de publicarlo. Y desde entonces Selma ha vendido 400.000 copias sólo en Alemania.

Pero por 15 años, Bauer ilustró textos escritos por otras personas. La reina de los colores (1998) fue el primer libro que ella escribió e ilustró, a los 43 años. Una fórmula en la que hoy dice sentirse más cómoda. Le siguieron Madrechillona (2001), El ángel del abuelo (2002), Selma (2003) y Yo pasé por el infierno (2008), todos ellos publicados en español por Lóguez.

Opas_Engel_US_span.qxpJunto con Selma, El ángel del abuelo es tambien uno de los libros más representativos de Bauer. Tiene también dibujos simples, minimalistas, pero de gran fuerza expresiva, que dialogan con el texto, logrando humor y a la vez profundidad. El tema que toca es complejo: la muerte. Un abuelo repasa su vida junto a su nieto y dice haber tenido una vida afortunada, pese a haber sufrido en la Segunda Guerra Mundial. “La idea que le había dicho a la editorial era otra. Quería hacer algo más divertido —dice Bauer—. Pero pasaron cosas en mi vida personal. A mi madre le declararon demencia senil y al final de su vida no pudo decir: ‘Esta vida fue buena’. Fue triste esa enfermedad final. Yo estaba pasando entonces por una etapa más seria. Habría querido que mi madre hubiese podido decir lo que dice el personaje del abuelo en el libro: que tuvo mucha suerte en la vida”.

En uno de sus últimos proyectos, Bauer actuó como editora. Es un libro dibujado y escrito por niños de Hamburgo, en Alemania, y Cajamarca, en Perú, que relatan su vida. Para lograrlo, Bauer tuvo que viajar, algo que no le pareció mal: «No quería más a ir a colegios de niños ricos. Quería ir a los barrios». El libro que salió de estos talleres tiene forma de acordeón, se extiende por un par de metros y, aunque no fue fácil, logró ser publicado recientemente por una editorial en versión bilingüe. “El libro —dice Bauer— se dio por viajes al notar el contraste entre ambos países. Existen proyectos así en Alemania, pero que no tienen un libro como resultado”. Contó para este proyecto con la ayuda de la también ilustradora alemana, Birte Müller.

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Birte Müller en una escuela de Cajamarca, Perú [Crédito: Asociacion Educarte Perú]

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Pablo Espinosa

Licenciado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado, Magíster en Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Literatura Infantil de la Universidad de Castilla-La Mancha. Es uno de los fundadores del proyecto Ojo en Tinta: podcast, revista digital y programa de televisión. En la actualidad, trabaja como investigador en la Biblioteca Nacional de Chile.

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