«Partimos con la idea de crear un lugar de encuentro y reflexión en torno a la ilustración», explica Miguel. «Al principio solo pensábamos en hacer talleres, pero ya que teníamos el espacio, decidimos también organizar exposiciones. Queríamos que quienes vinieran pudieran conocer el trabajo de otros, y además, nos parecía importante construir comunidad», agrega Iratxe.
Ambos son ilustradores con varios libros publicados, además de experiencia en prensa y campañas publicitarias. Esta trayectoria hace de Taller Fosforito un lugar especialmente interesante: sus creadores saben que la ilustración no se limita a los libros y que, en la mayoría de los casos, vivir de ella exige creatividad y flexibilidad. Conversamos con ellos sobre los desafíos y cambios que experimenta este oficio en tiempos de inteligencia artificial, pero también de una creciente revaloración de lo análogo y lo hecho a mano.
¿Qué diferencia a Taller Fosforito de otras formaciones para ilustradores?
Iratxe: La formación reglada —como la que ofrecen las universidades— suele ser más exigente en términos de tiempo y dedicación. Los talleres de Fosforito, en cambio, están pensados para personas que ya han pasado por ese tipo de formación y quieren conocer nuevas cosas o para personas que simplemente quieren explorar el lenguaje de la ilustración y la narración con imágenes. Si bien requieren un compromiso de tiempo, es posible compatibilizarlos con el trabajo.
Miguel: En el taller anual tenemos desde personas que recién comienzan y lo toman como un hobby, hasta profesionales que ya trabajan en el área: diseñadores, animadores… Hay un rango amplio que se complementa muy bien. Además, trabajamos con grupos pequeños, entendiendo que el proceso creativo de cada persona es diferente, pero siempre con la idea de que ese interés pueda materializarse a nivel profesional. También nos parece importante que exista una continuidad. Por lo mismo, los cursos anuales siguen al año siguiente y puedes seguir trabajando con el mismo grupo.
¿Cómo se estructura este taller anual?
Iratxe: El taller anual para adultos se divide por trimestres, enfocados en distintos temas: secuencia de imágenes, trabajo de personajes, escenarios, composición. Cada una de estas cosas se puede enfocar desde distintos lugares. El trimestre pasado, por ejemplo, trabajamos a partir de las aucas —hoja de papel, del género de la literatura de cordel, con viñetas que relatan una historia—. Durante el trimestre cada uno fue desarrollando su trabajo en torno al tema «el mundo al revés», que de hecho aparecía en las aucas tradicionales de Barcelona. En base a eso vimos secuenciación de imágenes también algo de trabajo con personajes y de escritura para finalmente, con todo eso, elaborar un fanzine.
Cada trimestre invitamos también a un ilustrador que hace una masterclass. Este trimestre vino Sandra Navarro que hace ilustración de prensa. Y explicó todo el proceso: encargo, bocetos, correcciones, idea final.
La ilustración más allá del libro…
Miguel: La idea es mostrar la diversidad de aplicaciones que tiene nuestro oficio. Queremos que quienes lleguen aquí descubran que existen muchas formas de expresarse a través de la ilustración.
Iratxe: Además de la prensa, las portadas de libros o los carteles, hay muchos sectores que integran ilustración en sus productos porque los hace más cálidos. Y todas esas son oportunidades de trabajo para quienes se dedican a ilustrar.
¿Es difícil vivir de la ilustración?
Iratxe: Es difícil, como ocurre con la mayoría de los trabajos autónomos. Es posible, pero la mayoría de los ilustradores suele compaginarlo con otras actividades, como dar clases o talleres. Hace un par de años, la APIC —Asociación de Ilustradores de Cataluña— realizó una encuesta entre sus socios y menos del cincuenta por ciento vivía exclusivamente de ilustrar.
Miguel: Por otra parte, ves que la imagen está en todas partes, y eso demuestra que es un oficio necesario.
¿Cómo ven el impacto que tiene la inteligencia artificial?
Miguel: Creo que es algo que hay que regular y que en la Unión Europea se está regulando. A propósito de eso, hace un tiempo vi una entrevista que un grupo de ilustradores jóvenes le hacía a Hayao Miyazaki. Querían crear una máquina que hiciera lo que hacía él, y entonces él les preguntaba: ¿para qué quieren hacer algo como eso? Si tienes una voluntad de crear, ¿por qué quieres crear eso? Yo, personalmente, hago esto porque quiero contar algo con mis pinturas. Y si leo un libro, prefiero que haya sido hecho por un humano como yo, que morirá algún día. Una máquina que hace un poema igual me lo puede colar, pero no es de mi interés.
Iratxe: Aunque hay un sector de clientes que está utilizando la inteligencia artificial, también hay otro, cada vez más grande, que valora lo artesanal, no solo a nivel de ilustración. Cada día hay más gente que prefiere comprar algo hecho a nivel local que comprar en una cadena. Por otra parte, la IA puede darte una imagen correcta, pero no una idea genial, porque trabaja con lo que hay, es decir, con lo estándar. Y el arte no busca eso.
Miguel: Además, justamente por trabajar con lo estándar, puede ser machista, racista… Pero claro, es una opción trabajar con IA y seguramente no habrá atraso con el trabajo u otro tipo de problemas que podría dar un ser humano. Como sea, me parece una opción bastante pobre.
Iratxe: Ahora esto no impacta solo a la ilustración. También es un problema que tendrá el que estudia arquitectura, porque ¿quién te asegura que no habrá un programa que genere un render, unos planos, y entonces ya no harán falta arquitectos? No lo sé. Pero son escenarios que van cambiando muy rápido y, por lo mismo, creo que, a la hora de apostar por un oficio, no puedes pensar en si la IA, sino en hacer algo a lo que le veas un sentido.
Cuéntenme un poco sobre los ilustradores que han visitado Taller Fosforito.
Iratxe: Han sido muchos y con trabajos y trayectorias muy diferentes, porque justamente la idea es dar a conocer y reflexionar sobre las distintas formas de llevar el oficio. En estos dos años han estado aquí Isidro Ferrer, Jesús Cisneros, Gustavo Roldán, Elena Odriozola, Luci Gutiérrez, Raquel Aparicio, Laia Arqueros, Cristina Sitja, Emily Hughes, Pau Masiques, Henning Wagenbreth y Chris Haughton, por nombrar a algunos. Entre ellos, hay quienes ilustran enfocados en público adulto, otros en infantil, o, en términos de formato, algunos que trabajan más el libro álbum, los carteles, la prensa o la autoedición.
¿Los ilustradores visitantes también dictan talleres?
Miguel: Sí. Dictan talleres de fin de semana y charlas abiertas. Animamos a los alumnos de los talleres y a los interesados en la ilustración en general a que vengan, porque es importante conocer el punto de vista de gente que está trabajando en esto y que, probablemente, ha tardado un tiempo en poder hacerlo.
Iratxe: Son cosas paralelas, que alimentan la formación y te van dando ideas. Por ejemplo, me parece inspirador poder ver los originales —de las exposiciones— mientras estás trabajando en tu proyecto. También tener la oportunidad de conocer los procesos y todo lo que una idea, en el intercambio con un cliente o un editor, puede variar. Y conocer los fracasos. Porque, generalmente, conocemos lo que ha ido bien, pero detrás de eso hay muchas cosas que no han funcionado.
Miguel: Los ilustradores que han venido han sido muy generosos, porque han traído sus bocetos, sus originales, primeras maquetas enviadas a los editores, y entonces hemos podido conocer todo lo que hay tras las obras terminadas.
¿Cómo funciona el taller para niños?
Iratxe: También es anual y está a cargo de la ilustradora Bea Crespo. Está pensado para niños de entre seis y doce años que quieren contar cosas a través de la imagen. Conocen autores, aprenden distintos formatos y hacen sus pequeños libros. También hay ilustradores que nos visitan y realizan talleres especialmente pensados para ellos.
Tras dos años de marcha, ¿qué es lo que destacan de Taller Fosforito?
Miguel: Que poco a poco vamos formando una comunidad que quiere aprender, pero también reflexionar en torno a la ilustración. Hacemos el esfuerzo de traer gente de afuera para que quienes vienen aquí formen una visión lo más amplia posible. Y eso resulta interesante no solo para los alumnos, sino para nosotros también.
Iratxe: Me ha gustado ver cómo avanzan los proyectos y también cómo, después de la clase, ves que se van a tomar un café para seguir conversando. Creo que es importante encontrar a esa gente a la que le interesa lo mismo que a ti y con la que puedes intercambiar desde datos de exposiciones hasta cosas más técnicas. Sin darte cuenta, vas dedicando cada vez más tiempo y poniendo más ganas en eso que te interesa, la ilustración en este caso.