Entre los resultados que más se destacan, se encuentra que los chilenos sí leen. Sus principales lecturas están asociadas a medios digitales (correo electrónico, páginas web y redes sociales), mientras que la mitad de los chilenos declara leer libros por gusto (51%) y un tercio por necesidad (32%). Por otra parte, existe un manifiesto interés por hacerlo aún más (82%), pero uno de los mayores impedimentos para hacerlo es la falta de tiempo.
Otro dato relevante es el origen de los libros. El estudio arrojó que la compra es la principal forma de acceso a los libros (71%), mientras que la segunda es a través de regalos (41%). Un detalle no menor es la reducida cantidad de personas que dicen acceder a libros a través de bibliotecas (15%), cifra que da cuenta de la necesidad de políticas, públicas y privadas, que fomenten otras maneras de acceder al libro, más allá de la compra.
Finalmente, según el estudio, quienes más leen de adultos, son aquellos a quienes les leían cuando niños, resultado que refleja el rol primordial de la lectura de los padres a temprana edad y de los establecimientos educacionales en los primeros años de escolaridad. En el capítulo del libro dedicado a la lectura y la infancia, Carolina Ojeda explica: “Que existan libros en el hogar, que el niño y la niña pueda tenerlos a su alcance y que éstos sean acordes a su competencia lectora (…) entregará algunas certezas acerca de la continuidad de ese niño o niña como futuro lector o lectora. En concordancia con lo anterior, más del 90% de los entrevistados a quienes su padre o madre les leía en su infancia, tenían libros en su hogar”.
