En su paso por Santiago, el escritor francés Édouard Louis participó en la Cátedra en homenaje a Roberto Bolaño, en la Universidad Diego Portales (UDP), donde habló de su vida y de su primera novela, Para acabar con Eddy Bellegueule, un libro brutal y descarnado que retrata la violencia de un pueblo pobre e ignorante, y el dolor de un niño homosexual que debe sobrevivir ante tanta crueldad.
Cuando Édouard Louis (Hallencourt, 1992) terminó su novela la mandó a distintas editoriales. La respuesta que recibió de los editores fue más o menos la misma: la historia les parecía inverosímil. No creían que una novela francesa, ambientada en pleno siglo XXI, en un pueblo del norte de Francia, tuviera por protagonistas a gente de clase popular tan violenta, ignorante y homofóbica. “Pero mi idea era dar una imagen justa”, dijo el autor en la charla que dio el lunes 2 de mayo para la Cátedra Roberto Bolaño de la UDP: “Es un mundo invisible, y con este libro quise hacerlo visible”. El resultado fue una novela autográfica, Para acabar con Eddy Bellegueule (Salamandra, 2014), donde aparece retratada esta clase social que está por debajo de la clase obrera, “el lumpen proletarial” que, a juicio de Louis, había sido ignorado por la literatura. Pero además aparece la ignorancia de esta sociedad, sus peores formas de discriminación, su homofobia y su brutal violencia.

Para evitar los golpes, los insultos de estos y de todos en el pueblo, Eddy lucha a diario por ser “un tipo duro”. “En la novela Rojo y Negro (de Stendhal) el pueblo también se la toma contra alguien”, dijo Édouard Louis en la UDP, “pero la diferencia es que Eddy no quiere ser diferente, su deseo es ser como los demás”.
Cómo ser un tipo duro
“Según iba creciendo notaba clavada en mí la mirada de mi padre, el temor que lo iba invadiendo, su impotencia ante el monstruo que había creado y cuya anormalidad se había afirmado día a día”, es uno de los párrafos que muestra el rechazo que sentía Eddy en su propia casa. “En otras ocasiones creí que mis padres me iban a llevar al arcén de una carretera o a lo fondo de un bosque para abandonarme ahí, como se hace con los animales”, también nos habla de su miedo y de su inseguridad. Para no sentirse distinto, a lo largo de su infancia y adolescencia Eddy va a luchar por ser un “tipo duro”, como su padre (un obrero borracho y violento) y como la mayoría de los niños de este pueblito de apenas mil habitantes: “tipos duros” que antes de salir del colegio ya estaban trabajando en la fábrica del pueblo, tal como les ocurrió a su padre, a su abuelo y a su hermano.
Según iba creciendo notaba calvada en mí la mirada de mi padre, su impotencia ante el monstruo que había creado
En ese contexto socio cultural violento, homofóbico y machista, Eddy Bellegueule debe disimular, actuar, ser otro, para tratar de parecer un “tipo duro” frente a sus compañeros de colegio y su familia: “Mi diferencia, esa forma de hablar como una chica, mi forma de andar, mis posturas ponían en entredicho todos los valores que los habían formado a ellos, reconocidos tipos duros”. Hacerse el desentendido si su hermano le pegaba a su novia o si a su hermana le pegaba el novio, Eddy tenía que obviar la violencia que vivía a diario, emborracharse, tener novias, masculinizarse y repetirse a sí mismo todos los días: “Hoy voy a ser un tipo duro”, para poder sobrevivir en ese mundo.
Hasta que un día se cansó y huyó. Y se permitió ser él mismo: escribir una novela, estudiar y cambiarse el nombre a Èdouard Louis. Y terminó para siempre con esa infancia dolorosa y brutal que aparece retratada en su primera y exitosa novela, y de paso acabó con el niño Eddy Bellegueule, que aparece –entre serio y asustado- en la portada del libro.

