A comienzos de abril se realizó en Nueva York el MoCCA Fest, un evento comiquero underground al que llegó una cuidada selección de cómics chilenos, gracias a la gestión del artista Felipe Muhr y del galerista Claudio Aguilera. Conversamos con ambos sobre el buen momento del cómic nacional, que hoy está en las grandes ligas norteamericanas y que ya tiene confirmada su presencia en la Comic Con de San Diego, el evento de historietas más importante del mundo, que se desarrollará del 21 al 24 de julio.
Felipe Muhr es un joven artista chileno cursando estudios de magíster en ilustración en el Fashion Institute of Technology, de Manhattan. El año 2013 trabajó atendiendo el stand de su universidad en MoCCA Fest, un evento que desde hace más de una década reúne anualmente a las editoriales de cómics independientes de Estados Unidos para difundir su trabajo y conocer lo que está pasando con la historieta en el resto del país. En palabras de los propios organizadores, el MoCCA Fest tiene como misión promover la comprensión y apreciación del cómic y el arte de la caricatura, además del impacto artístico, cultural e histórico de lo que ellos definen como la forma artística más popular del mundo.
Si bien había algunas editoriales internacionales, llamó la atención de Felipe que ninguno de los más de doscientos stands del MoCCA Fest tuviese publicaciones en español. Felipe entonces pensó que era necesario hacer algo y mostrar historietas chilenas en la escena. Después de varios intentos fallidos, Felipe formó una comisión este año —integrada por Claudio Aguilera e Isabel Molina, socios de Plop! Galería, el dibujante Gonzalo Martínez y el director de Ergocomics y editor de Feroces Editores, Carlos Reyes— y logró el apoyo de seleccionadas editoriales de cómics chilenos para pagar el stand y representar al país.
Con las maletas llenas de libros, Felipe —quien autofinanció sus gastos— partió de Chile nuevamente a Nueva York, pero esta vez para hacerse cargo de un stand completamente en español, con una selección de historietas chilenas amplia y variada, y con el apoyo de Lucía Rodríguez, artista visual e ilustradora chilena que reside en la ciudad. En esta entrevista, hablamos con Felipe Muhr y Claudio Aguilera sobre las impresiones de los asistentes y sobre el presente y futuro de la historieta en Chile.
¿Cómo sentiste que fue la recepción del público?
Felipe: La recepción del público fue increíble. Casi todos nuestros cómics estaban en español y muchos referían a una realidad particularmente chilena, y aún así el primer día vendimos la mitad de los libros y a mitad del segundo día la mesa ya estaba casi vacía. A los asistentes pareció no importarles no entender el idioma, que es algo que el lenguaje propio del cómic permite dada la mezcla entre la imagen y el texto. Muchos preguntaban por las versiones en inglés y cuándo y cómo podían acceder a los libros una vez que se traduzcan. Pudimos darnos cuenta que los asistentes quedaron con ganas de saber más y preguntaban por antologías, revistas, clásicos de la historieta chilena y textos sobre cómic en Chile, que por razones de espacio tuvimos que dejar fuera pero que sin duda consideraremos en futuras participaciones.
¿Qué material se presentó en MoCCA Fest?
F: Al festival llevamos cómic de humor, novelas gráficas de aventuras, cómic autobiográfico, ficción histórica, comic-books de misterio y horror, poesía visual, cómic underground y algunas cosas inclasificables, todo impreso en los últimos tres años.
Muchos se acercaban a la mesa preguntando por libros de no-ficción, creo que se debe a un desconocimiento de la historia chilena en general y a ganas de conocerla a través de la historieta. En la mesa había muchos ejemplos de historia de Chile recontada en formato historieta, incluyendo Los años de Allende, Santa María 1907, Hijo de Ladrón y Memorias de un perro, que se vendieron muy rápido. Los cómics tienen un lenguaje muy completo que permite una nueva lectura de aquellas historias que creemos ya conocer.
La recepción del público fue increíble. El primer día vendimos la mitad de los libros y a mitad del segundo día la mesa ya estaba casi vacía
¿Bajo qué criterio se hizo esa selección?¿Qué esperaban transmitir?
Claudio: Queríamos sobre todo mostrar la variedad de historieta que hay en este momento. Una historieta que está teniendo una fijación por la historia chilena, pero también por géneros mas diversos, de terror o de fantasía. Y también incorporar a editoriales nacionales que a pulso están logrando hacer ediciones de calidad. Entonces era mostrar calidad, variedad y diversidad tanto de géneros como de autores.
¿Por qué es tan necesario participar en este tipo de instancias internacionales?
F: Es importante primero por un tema de visibilidad. El cómic chileno rara vez se puede encontrar fuera de Chile y aunque tenga cien años de historia, para los lectores extranjeros es una novedad. Segundo, para medirnos con la escena internacional. Si no nos comparamos directamente con lo que sucede afuera, difícilmente vamos a poder evaluar nuestra producción y proyectarla al futuro. Es bueno para saber en qué estamos. En tercer lugar, para captar nuevos lectores. Existe la tendencia a producir material para el lector chileno, y si bien no hay ningún problema con eso, sí es importante expandirse a un lenguaje global, en un medio donde las obras más idiosincrásicas encuentran audiencias en culturas muy diferentes. A los webcomics chilenos, por ejemplo, es posible acceder desde cualquier parte del mundom, pero eso no significa que vayan a encontrar lectores afuera, hay que generar audiencia y estas son instancias importantes donde el contacto personal y contar con material impreso es fundamental.
Las ferias y festivales representan casi la única forma que hoy tiene un lector extranjero de conocer y adquirir autores chilenos, pues la gran mayoría de los cómics presentes en la mesa chilena son sólo posibles de encontrar en Chile. Y en estas instancias una es ninguna: hay que generar el hábito de participar con frecuencia en este tipo de eventos. Los lectores de cómics son busquillas y valoran mucho encontrar material fuera de lo común, pero sólo cuando dejemos de ser novedad vamos a poder empezar a hablar de una internacionalización de la historieta chilena.
¿Cuál es la mejor forma o cuál debería ser en el futuro la manera de financiar este tipo de actividades en el exterior?
C: Nosotros llevamos cinco años en Plop Galería y siempre el modelo de gestión que hemos querido impulsar es por tres vías. Una primera vía a través de fondos, una segunda vía a través de privados y otra de autofinanciamiento. Yo confío en que ese modelo va a seguir dando frutos, creo que es la mejor forma. Creo que tanto los involucrados, en este caso las editoriales, como el Estado y como algunas empresas que en su momento se sumen, pueden hacerse parte de una iniciativa como esta, sobre todo ahora que se ha demostrado el éxito que ha tenido y el interés internacional que hay por la historieta chilena. Esto no es algo que se haya inventado, esto es una ola, viene avalado por los premios a Gabriel Rodríguez, por las publicaciones que están haciendo el mismo Gonzalo Martínez o las participación de autores en ferias internacionales como Comic-Con en Estados Unidos, pero en otras partes también. Carlos Reyes fue hace algunos años a Lyon, por ejemplo, y se ha demostrado que hay interés general en muchos puntos, entonces este es un paso más dentro de un movimiento que está creciendo.
¿Han visto algún interés por fomentar la historieta a nivel de instituciones del Estado?
C: Cuando uno analiza los fondos del libro, cada vez hay más publicaciones de historietas con fondos estatales. Las Bibliotecas CRA están comprando historietas, el Consejo también las compra para repartir en los colegios, en bibliotecas públicas. Si uno ve la colección de la biblioteca de Santiago, por ejemplo, o Bibliometro, las colecciones son cada vez más grandes en historieta chilena. Yo creo que hay un espacio. Iniciativas como Bolonia están apoyadas por el Consejo de la Cultura y ProChile, que están haciendo un trabajo en torno al libro en los últimos años y que es sostenido. Por supuesto que falta mucho, pero creo que estamos avanzando bastante. Tenemos la calidad de los trabajos, la calidad de los artistas y también creo que hay un creciente apoyo estatal.
¿Hay algo que aún esté pendiente?
Los estudiantes todavía desconocen los lenguajes de la historieta. Hay un tema pendiente con los profesores, que le tomen valor al cómic
C: Sí. El año pasado participamos con mi socia Isabel Molina en una itinerancia en donde llevamos a mas de cincuenta autores, ilustradores, escritores, historietistas y guionistas a distintos colegios y ahí uno se da cuenta que uno de los públicos que debería ser objetivo, que son los estudiantes, todavía desconocen los lenguajes de la historieta. Yo creo que ahí hay un tema pendiente con los profesores, que le tomen el valor a la historieta porque todavía no la ocupan como una herramienta. Recién el libro ilustrado se está introduciendo de forma más sistemática pero no se valora aún todo lo que se puede sacar de una historieta, sobre historia, sobre lenguaje, gráfica, diseño. Hay un montón de temas que te permite una historieta o un libro ilustrado, entonces yo creo que ahí si hay un pendiente. Y por supuesto lo que uno siempre esperaría es que estos temas fueran masivos, ver historietas en los kioscos, por todas partes como fue algún momento en Chile. Pero se están haciendo cosas y no sólo en Santiago. Acabamos de lanzar una novela gráfica que viene de Concepción, donde se está dando un movimiento importante, el trabajo que se está haciendo en Antofagasta con la historieta también es interesante. Están pasando muchas cosas en muchos lugares, y lo que sucedió en Nueva York es un reflejo de eso. La gente sin conocer nuestra escena y lo pequeño que es nuestro mundo gráfico, se da cuenta que hay calidad.
Pero el mundo editorial de historieta en Chile ha evolucionado bastante en los últimos años…
C: Sí, desde el año 2011 o antes quizás, desde el 2007, vemos que la historieta chilena está ganando espacio entre un público cada vez más amplio. Ha llegado a editoriales grandes, como Random que publica a Malaimagen por ejemplo, o todo lo que ha hecho Norma con Mocha Dick o ahora Hueders y el éxito que ha tenido con Los Años de Allende. Editoriales que no estaban centradas en historieta e ilustración, han visto que acá hay un punto de interés para el público y que también hay buenos autores. Pero sobre todo me parece extraordinario el trabajo de las editoriales independientes, editoriales pequeñas que son una o dos personas que están haciendo un trabajo muy significativo, como Acción Comic, Anfibia, Arcano Cuarto y varias más que están poniendo acento en autores nacionales, con temáticas locales y de una calidad muy buena, y una apertura también al mundo, y eso es interesante. O sea cómo nos miramos a nosotros, como contamos nuestra historia, pero también cómo tenemos un ojo puesto en el mundo.
¿Y lo que se hace en Chile se acerca a lo que se vio en MoCCA Fest?
F: Surgieron interesantes conversaciones sobre las diferencias entre la industria del cómic chilena y la estadounidense. Por supuesto que son muchas pues en Chile no tenemos una industria propiamente tal, y no hay comparación con la escena en Estados Unidos por un tema de escala, cantidad de lectores e historia. Aún así, en Chile existe una amplia variedad de géneros y hay mucho espacio para el cómic independiente. La cantidad de material es muy diversa para una producción que depende de una pequeña cantidad de editoriales.
Me parece extraordinario el trabajo de las editoriales independientes, editoriales pequeñas que están haciendo un trabajo muy significativo
MoCCA Fest era mucho más que una feria del libro. Había también una exposición de arte con viñetas e ilustraciones originales ¿esa mirada dista mucho de lo que está pasando en Chile?
C: Al menos nosotros siempre pensamos que la ilustración y la historieta debía ser tratada como se trata cualquier obra de arte, por eso abrimos una galería, donde la iluminación, el montaje y la curaduría está pensada para poner en valor estético y económico la obra. Entonces nosotros siempre tuvimos muy claro que ese era el norte de este proyecto. Y si ves lo que pasa en Chile hoy, por ejemplo, tenemos una comitiva chilena en Bolonia, que es la principal feria del libro ilustrado mundial, donde cinco o seis ilustradores chilenos, entre ellos nuestra socia Paty Aguilera, están representando la ilustración chilena en el exterior. Eso también es el resultado de un trabajo largo, y nuestro trabajo siempre nació con esa idea, por una parte mostrar en Chile lo que se estaba haciendo con la ilustración e historieta, pero también mostrarlo como un arte y mostrarlo para afuera. Desde que nacimos tuvimos esa conciencia de que era importante que los ilustradores e historietistas chilenos se mostraran en el mundo.
Por último, MoCCA Fest es organizado por la Sociedad de Ilustradores, que realiza varios eventos al año e incluso cuenta con un museo de ilustración. ¿Está avanzando la industria chilena y los propios ilustradores e historietistas hacia algo como eso? ¿Una asociación más organizada?
C: Se están dando pasos. Se han hecho algunos encuentros del el área de diseño y de ilustradores con el apoyo del Consejo de la Cultura, y la primera vez se invitó a gente del mundo de la historieta, pero creo que los propios ilustradores e historietistas sienten que hay muchas diferencias entre el trabajo que hacen unos y otros y que su área es muy distinta. Yo desde afuera veo que hay problemáticas que se comparten pero sí siento que hay una autopercepción de división que va a dificultar que se haga una sola asociación. Espero que al menos haya una asociación fuerte de historietistas y una asociación fuete de ilustradores y que trabajen en conjunto en algunas áreas más sensibles. Cuando me preguntabas qué mas puede hacer el Estado, eso va a depender de la organización de los interesados, en este caso de los ilustradores e historietistas. Entre más organizados estén y más presión hagan como conjunto, más posibilidades de que se hagan cosas. Sí creo que hay una conciencia de que es necesario reunirse, pero cómo lo van a hacer y cuando, creo que es una tarea pendiente. Espero que dentro de poco se dé, porque se necesita, sobre todo en torno a temas de derechos de autor, venta de derechos internacionales e incluso de formación que requieren de un pensamiento en conjunto.
Sobre MoCCA Fest
MoCCA Arts Festival es una feria del libro de historietas y caricaturas independiente que se realiza desde 2002. Comenzó a cargo del Museum of Comic and Cartoon Art, y en 2013 comenzó a ser producido por la Sociedad de Ilustradores de Estados Unidos. El evento convoca a editoriales independientes, autores e historietistas de todo el país, y cuenta además con participación de algunas editoriales internacionales. En el Festival también se realizan presentaciones, charlas y talleres a cargo de algunos de los editores y artistas más destacados de la escena nacional. Además, cada año la Sociedad de Ilustradores selecciona y destaca la obra de varios artistas, cuyos originales son presentados en una exposición abierta al público en una galería instalada en el mismo lugar del evento.