Las recomendaciones boca a boca y las continuas reediciones de sus obras han mantenido vigente a John Williams; escritor norteamericano que, con solo tres novelas, sigue cautivando a críticos y lectores. En abril aparece una nueva edición de su novela más entrañable, Stoner, de la mano de editorial Fiordo y con la traducción del argentino Carlos Gardini.
John Williams (1922-1994) es de esos autores a los que uno llega por recomendación de alguien o por una circunstancia fortuita. Autor de pocos libros y de vida tranquila, Williams trabajó como profesor universitario durante casi toda su vida y, aunque fue un autor leído en su tiempo y que incluso ganó el National Book Award por su novela El hijo de César en 1973, ha sido en estos últimos años cuando su nombre ha agarrado más fuerza y sus libros, más lectores.
Lamentablemente sus novelas son únicamente cuatro; y la primera de ellas, Nothing But the Night, fue despreciada por su autor poco después de su publicación en 1948, lo que nos deja solo tres lecturas: Butcher’s Crossing, Stoner y El hijo de César, que hoy se encuentran en varios idiomas –incluido el español- pero que en su momento fueron tan mal publicitadas que es casi milagroso que hayan pasado a una segunda edición.

Al igual que el protagonista de Stoner, Williams fue profesor universitario durante casi toda su vida
Al igual que el protagonista de Stoner, John Williams también fue profesor universitario durante casi toda su vida. Nacido en Texas en 1922 y nieto de campesinos, el escritor se enamoró de la literatura en la secundaria y, tras servir en el ejército durante la II Guerra Mundial, obtuvo un doctorado en literatura en la misma Universidad de Misuri que aparece retratada en la novela. Poeta y novelista, Williams trabajó como profesor de escritura creativa de la Universidad de Denver durante 30 años, donde observó que “varios alumnos tenían la idea de que cada obra de ficción tenía que reflejarlos a ellos”, aunque para él la ficción debía llevarte a otra cosa. “Alguien le preguntó a Ford Madox Ford cuál era el valor de la novela, y él dijo ‘te permite conocer a tu vecino’. Creo que esa definición es buena”, dijo Williams poco antes de jubilarse.
Tras su muerte en 1984 el obituario del New York Times destacó más su faceta de poeta y académico que la de novelista, aunque con los años este desaire ha sido reivindicado, y hoy sus novelas –especialmente Stoner– están teniendo un éxito inesperado en varias partes del mundo. Un éxito que ha llegado gracias a las recomendaciones de boca a boca, a algunas elogiosas críticas y a reediciones de sus novelas –como la que ahora realiza editorial Fiordo en Argentina y que en Chile distribuye Hueders- que salvaron a Williams de pasar al olvido, como sí le ocurrió al protagonista de su novela Stoner, a quien ni sus colegas profesores, “que no le profesaban mayor estima cuando vivía, pocas veces hablan ahora de él”.
Un profesor universitario y un cazador de búfalos
Cuando Stoner (1965) apareció publicado en Estados Unidos tuvo una tibia recepción: 2000 copias vendidas y una pequeña nota en el New Yorker. Pero al año siguiente recibió una elogiosa reseña en el New Republic que si bien “no llevó a vender una sola copia”, en palabras de Williams, “sí le dio al libro una especie de vida underground”, que ha permitido que –cada ciertos años- alguien vuelva a hablar de él, lo “redescubra” y lo vuelva a editar.

Estos tres libros –además de sus antologías de poemas- son casi lo único que hoy puede leerse de John Williams, y son novelas tan disímiles –en cuanto a su trama y a la época en que están situadas- que cada una de ellas es una experiencia única y especial. De hecho, cada cual fue promocionada de manera distina: Butcher’s Crossing como western, Stoner como novela académica y El hijo de César como novela histórica, etiquetas que según algunos críticos asustaron a los lectores, y que el propio Williams sospechó que no serían una buena estrategia comercial: “No tengo ilusiones de que (Stoner) vaya a convertirse en un ‘bestseller’ o algo así, pero si no es tratada como otra ‘novela académica’ por la editorial, así como Butcher’s Crossing fue tratada como ‘western’, podría tener ventas respetables”, le escribió a su agente literario en 1963: “De lo único que estoy seguro es que es una buena novela; con el tiempo incluso podría ser considerada como una sustancialmente buena”.
Las novelas de Williams son tan disímiles que cada una de ellas es una experiencia única y especial
Y claro que tenía razón. Con el tiempo, Stoner –sea o no una novela académica- pasó a la historia como una novela muy buena, de prosa simple y clara, a ratos irónica, donde aparecen las rivalidades entre los profesores y las luchas de egos, pero donde principalmente está un hombre solo cuya única seguridad son su trabajo de profesor y sus libros de literatura. Al final de su vida, William Stoner recuerda que había tenido una esposa, una hija, un par de amigos, pero que todo había acabado: “Había anhelado el amor, y había tenido amor, y había renunciado a él, lo había dejado caer en el caos de la potencialidad. (…) Y había querido ser profesor, y se había convertido en eso. Pero sabía, siempre había sabido, que la mayor parte de su vida había sido un profesor indiferente”.
En su novela anterior, Butcher’s Crossing, también aparece el tema de las rivalidades masculinas. El protagonista, de nombre Will Andrews, es un recién egresado de Harvard que influenciado por el trascendentalismo de Emerson llega al oeste en 1876 en busca del sentido de la vida. En el pueblo de Butcher’s Crossing, en Kansas, Andrews conoce a tres cazadores con los que parte a las montañas en busca de pieles de búfalos, y con quienes termina pasando una larga y terrible temporada en la nieve, de la que regresa con las manos ásperas, impasible y convertido en adulto.
La novela –escrita con un realismo que, a ratos, nos recuerda a Thoreau- habla de esta lucha del hombre con la naturaleza implacable, de la obsesión de un líder por matar bestias sin necesidad, y también de esa pasión que mueve a ciertos hombres como el joven Andrews- “a cruzar medio continente hasta un territorio salvaje donde soñó que podría encontrar, como en una visión, su yo inalterable”, y donde al final quien más cambió fue él mismo.
La vida de un héroe
Tanto Stoner como Butcher’s Crossing hablan de la iniciación sexual, de las rivalidades masculinas, de las tensiones entre hombres y mujeres, y también de la muerte. Para el escritor, toda novela debiese ser una vida: “Debe ser sobre nacer, vivir y morir”. En El hijo de César, su última novela publicada, estos elementos van a estar presentes desde el principio del libro –que comienza con la muerte de Julio César- hasta el final -que narra la muerte del protagonista, Octavio César, y de su hija Julia en el exilio-, y donde la genialidad de John Williams va a ser capaz de atraer a cualquier lector (incluso a aquellos que desconfían de las novelas históricas).


