Reportajes

Lectura en la primera infancia

Carolina Ojeda Por Carolina Ojeda

¿Cuándo empezar a leerles a los niños? Los libros y la lectura en voz alta, nos dice Carolina Ojeda , deben ser parte de la cotidianeidad de los pequeños, desde antes de nacer. Este artículo presenta argumentos y una selección de 7 libros para la primera infancia. Leer en la primera infancia es, sobre todo,...

¿Cuándo empezar a leerles a los niños? Los libros y la lectura en voz alta, nos dice Carolina Ojeda , deben ser parte de la cotidianeidad de los pequeños, desde antes de nacer. Este artículo presenta argumentos y una selección de 7 libros para la primera infancia.

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Ilustración de Marcelo Parra

Leer en la primera infancia es, sobre todo,
ofrecer a los pequeños el material simbólico
para que comiencen a descifrarse y a descubrir,
no sólo quiénes son, sino también
quiénes quieren y pueden ser.
Yolanda Reyes

La primera infancia es esa etapa de la vida que los adultos aman porque los niños, desde que nacen hasta que cumplen 6 años, son absolutamente dependiente de ellos. Luego, con el inicio de la etapa escolar, los niños pasan mucho más tiempo en el colegio que en su casa y van adquiriendo cierta autonomía.

Pero me quiero detener en ese periodo, de los 0 a los 6 años porque, junto con ser la favorita, debemos entenderla como la etapa esencial en el desarrollo de todo ser humano. Es en esos cortos 6 años cuando se construye la red cognitiva base del desarrollo emocional, intelectual y cognitivo futuro; y la lectura juega un papel imprescindible. Sí, aunque los niños no sepan leer, los libros y la lectura en voz alta debiesen ser parte de la cotidianeidad de los pequeños, desde antes de nacer.

La lectura como un acto de fe

Leerle a la guata, a una guagua de días o de pocos meses es, para muchos, algo un tanto ridículo. Los adultos –incluso las madres- suelen decir que es absurdo leerle a un niño que aún no sabe ni remotamente qué es un libro. Sin embargo, las madres embarazadas le hablan y le cantan a su guagua; entonces, ¿por qué no leerle?

Las madres embarazadas le hablan y le cantan a su guagua; entonces, ¿por qué no leerle?

En esta etapa, la lectura debe constituirse en un acto de fe. Debemos creer, a ojos cerrados, que al leerle a una guagua estamos construyendo los cimientos de un edificio que no va a caer ni con el peor de los terremotos. Porque el acto de leer conlleva, desde el embarazo, una vinculación afectiva –primero con la voz y luego con la piel- tanto con quien lee como con el lenguaje y con el libro.

El acercamiento inicial al lenguaje, en la voz de la madre, comienza a generar en el niño la red de estructuras neuronales, psíquicas y emocionales que, posteriormente, van a permitir que este niño aprenda a leer y a escribir, y se comunique de una forma que le permita conformar relaciones humanas que aporten tanto a su desarrollo personal como al desarrollo social.

Podríamos pensar que, solo con hablarle al niño es suficiente, pues lo estamos insertando en el lenguaje; sin embargo, la lectura de libros suma un ingrediente fundamental: lo literario. El lenguaje literario es muy distinto al lenguaje cotidiano hablado, tanto estructuralmente (léxico, gramática y sintaxis) como en su sentido. El lenguaje literario utiliza metáforas, alegorías, palabras en un orden otro. La construcción de una historia involucra un ritmo y una sonoridad que no utilizamos en el lenguaje hablado.

Y estas cualidades del lenguaje literario, la poesía, con su ritmo y su repetición; la ficción, la indeterminación del “Había una vez” –que sitúa al niño en un tiempo otro; la magia de una casa en las nubes o de un árbol que todo lo atrapa, que lo ubica en un espacio otro– son las que van a instaurar los cimientos lingüísticos y simbólicos que forjarán el desarrollo psíquico, emocional e intelectual de la guagua y del niño.

Así, su vida psíquica (en toda su riqueza cognitiva y emocional) depende de la calidad de su nutrición lingüística y literaria, por lo que la lectura se constituye en una herramienta educativa esencial que va a determinar el curso de la vida del niño.

La lectura en la primera infancia es la oportunidad que tenemos, durante 6 años, para apoyar el desarrollo de personas capaces de mirar al otro, de ponerse en el lugar del otro, de crecer con la fantasía, con mundos de ficción que potencian el conocimiento de este mundo; de constituirse en mejores personas.

Libros para la primera infancia

Cuando ya está claro que hay que leerles a las guaguas y a los niños, llega el momento de seleccionar qué les leeremos. El mercado toma cada vez más conciencia de los lectores de 0 a 6 años, pero no siempre aciertan en cuanto a calidad. En general, podemos encontrarnos con dos tipos de libros para este grupo etario: los libros objeto, destinados al tacto y a los sonidos –de los que es importante no abusar-; y los libros para escuchar y mirar, aquellos que contribuyen a la formación del mundo simbólico y al lenguaje literario. Aquellos que enriquecen la construcción lingüística y el imaginario del pequeño.

Libros para tocar: aportan al desarrollo sensorial y motriz, contribuyendo a la autonomía del niño, pues permiten una instancia de juego.

Libros para escuchar y mirar: estos hay que leerlos acurrucados, con la voz y el libro como protagonistas. Esta instancia es de contención, de compañía y de vinculación. Libros literarios, no libros objetos. Libros que, aunque no cuenten una historia, son potentes en términos de ilustración y mundo simbólico.

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Carolina Ojeda

Estudió literatura y pedagogía en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Máster en Libros y Literatura para niños y jóvenes en la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente se desempeña como directora del Centro Troquel. Mantiene el blog personal: pensandolalij.com

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