Del 25 al 28 de marzo estuvo abierta la Feria del Libro de Bolonia, uno de los eventos anuales más importantes en materia de literatura infantil y juvenil. La chilena María José Ferrada —publicamos hace poco su entrevista a Roberto Innocenti— fue una de las asistentes. En este artículo nos cuenta sus impresiones de la feria y la de 3 ilustradores con los que se encontró: Natalia Colombo, David Pintor y Patricio Mena.
La Feria del Libro Infantil de Bolonia es, como su nombre lo indica, una feria especializada. Pero no es una feria para niños, sino que destinada al mundo que trabaja en torno a la industria del libro dirigido a ese público. Editores, ilustradores, agentes literarios, traductores, escritores, libreros y bibliotecarios, llegan a ella para movilizar a lo que se ha convertido en una gran industria.
Lo primero que llama la atención es el muro de los ilustradores donde los pertenecientes al gremio pegan pequeñas muestras de su trabajo. Si hay suerte algún editor los contactará al finalizar la feria. El conjunto de tarjetas y pequeñas instalaciones de todos los países y estilos, forman un verdadero dibujo colectivo que pone el toque de romanticismo a una feria que según indican sus propios protagonistas, es básicamente comercial: compra y venta de derechos.
Pero se trata de una feria con tradición, que en esta edición cumplió 50 años y que en sus más 200.000 metros cuadrados de exposición da muestra de lo mejor del mundo editorial para los más pequeños. Pasear por sus stands, equivale a mirar las vitrinas de las mejores secciones de literatura del mundo–el paseo podría comenzar por una librería de Milán, seguir por una Tokyo y terminar en una de Nueva Delhi, pero la ventaja está en que todas están en un mismo pasillo-y eso sea tal vez lo más interesante para muchos de los que vienen hasta la feria de Bolonia. En los pasillos se pueden ver desde ilustradores consagrados hasta jóvenes principiantes, carpeta en mano. Esa es la gracia. Las filas frente a los stands de las editoriales para mostrar los trabajos son bastante largas y las hacen básicamente estos últimos. Un dato importante para quienes estén pensando venir a la próxima versión: la mayoría de las editoriales solo recibe con cita previa.
Las tendencias más innovadoras pueden verse en la Exposición de Ilustradores, una de las galerías más grandes y tradicionales a nivel internacional —su trayectoria se remonta al año 1967— que en esta ocasión mostró el trabajo de 385 ilustraciones de 77 ilustradores seleccionados entre un total de 3.147 participantes. Una amplia muestra que una vez finalizada la feria, partió para ser exhibida en cinco ciudades japonesas.
A Bolonia llegan las grandes editoriales y otras pequeñas que apuestan por una edición más independiente. Encontrarse con el trabajo de Tara Books, Petra o Les Trois Ourses, es una bella prueba de que ese trabajo editorial de tintes más experimentales pensado para un público infantil es difícil pero no imposible.
Luego de tres días intensos de mirar lo mejor del mundo de la edición infantil y otras cosas bastante malas, porque a la Feria de Bolonia llegan las princesas vestidas de rosado, también y a pesar de muchos, parte de esta industria, pregunté a tres ilustradores qué era lo que los había llevado a la feria. Esto fue lo que me contaron:
Natalia Colombo (argentina, ilustradora de Nidos)
Es el primer año que vengo a la feria y me pareció un buen lugar para ver cómo se mueve esta industria editorial, para darse cuenta de su magnitud. Son muchas editoriales y muchos ilustradores dando vueltas y parece que el tiempo no te va a alcanzar para verlo todo. Yo, para aprovechar los días, vine con citas hechas y para eso revisé con anterioridad las editoriales que venían aquí y cuáles de ellas tenían que ver en algo con la línea que yo trabajo. Me armé una especie de agenda para aprovechar el tiempo lo mejor posible. A ver qué resulta.
De todas maneras es una experiencia interesante, pude ver cosas que no me imaginaba que se estaban haciendo, tipos muy diferentes de ilustración, porque es un lugar para ver la moda y las tendencias pero también para darte cuenta que dentro de eso hay espacio que sigue quedando para la experimentación y la diversidad. Entonces ves que tu trabajo podría funcionar en algunos espacios sin que lo tengas que forzar para ir con las tendencias. Conoces editoriales que no sabías que existían y ves que tu trabajo bien podría estar ahí, más allá de que después lo logres o no, pero ves que hay un espacio.
David Pintor (español y uno de los dos seleccionados de su país para la Exposición de Ilustradores)
Vine por primera vez en el año 2007, estaba comenzando en el mundo de la ilustración y envié una muestra de mi trabajo para la muestra. Me seleccionaron y fue muy importante porque yo venía del humor gráfico y estaba comenzando a dar mis primeros pasos en el mundo de la ilustración. Fue un espaldarazo que me dijo que mi estilo podía servir para la ilustración de libro infantil y fue emocionante. Este año es la cuarta vez que me seleccionan y la tercera vez que vengo a la feria y cada una ha sido diferente. En la primera pagué la novatada, la segunda ya vine más preparado, con un portafolio y citas agendadas para hablar con los editores que había contactado antes y que tenían algún interés en mi trabajo. Pero reuniones de trabajo aparte, la Feria del Libro Infantil de Bolonia es un lugar en el que puedes ver lo que se está haciendo en el mundo de la ilustración y encontrarte con gente que hace lo mismo que tú, conversar sobre el oficio.
Patricio Mena (chileno, autor de Don Mosco)
Estoy estudiando ilustración en Barcelona y como estaba relativamente cerca, no quise perderme esta feria que en la escuela nos recomiendan mucho. Lo que más me llama la atención es que está pensada para los distintos actores que están en el negocio de la edición para público infantil. No se trata de librerías trasladadas a un mismo espacio como las ferias a las que estamos más acostumbrados en Latinoamérica.
Como ilustrador que comienza creo que es muy interesante porque puedes ver un panorama de tendencias, hay stands africanos, asiáticos, europeos y puedes notar las diferencias de estilos. Hay un interés en esa diferencia que las editoriales valoran y vienen a buscar. Poder ver ese intercambio es motivante. Hay tantas editoriales, tan diferentes unas de otras que si trabajas seriamente parece que podrás encontrar un lugar para tu trabajo. Yo me llevo muchas tarjetas de contacto con editoriales que me gustaron. El paso siguiente es enviarles algún proyecto y ver si tu trabajo les puede interesar.
Luego de cuatro días de intenso trabajo la feria cierra sus puertas hasta un próximo año. Vendrán nuevamente los consagrados y algunos principiantes que si tienen suerte y paciencia, encontrarán aquí a su primer editor. Porque si algo se puede ver en esta feria es que el mundo de la edición infantil no son solo los grandes sino que una amplia gama de proyectos editoriales en los que una buena apuesta tendrá la posibilidad de encontrar cabida.