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Reportajes

Rodulfo Philippi: Nuestro Humboldt local

Milena Vodanovic Por Milena Vodanovic

En esta nueva columna Milena Vodanovic redescubre uno de los naturalistas más relevantes de nuestra historia; Rudolph Philippi, una figura que responde al clásico espíritu del sabio del siglo XIX. El legado del científico, que publicó más de 500 trabajos en Chile y en el extranjero, es reunido en una nueva edición de El orden prodigioso del Mundo...

En esta nueva columna Milena Vodanovic redescubre uno de los naturalistas más relevantes de nuestra historia; Rudolph Philippi, una figura que responde al clásico espíritu del sabio del siglo XIX. El legado del científico, que publicó más de 500 trabajos en Chile y en el extranjero, es reunido en una nueva edición de El orden prodigioso del Mundo Natural, un libro que si bien invita a conocer el enorme aporte de su trabajo, es también una promesa a seguir reconstruyendo su historia, como ya se ha hecho con sus reconocidos contemporáneos Humboldt y Darwin.

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Créditos imágenes: – Elementos de Historia Natural – Rodulfo Philippi – La Revista Cómica – ilust. Luis Fernando Rojas

Médico y cirujano de profesión, naturalista por vocación, Rudolph Amadeus Philippi llegó a Chile en 1851, entusiasmado por su hermano Bernardo, agente contratados por el Estado de Chile para hacer realidad la colonización alemana del sur.

En parte porque su desacuerdo político con la Alemania restaurada de Federico Guillermo IV le brindaba escasas perspectivas como científico en su tierra natal y también algo entusiasmado por las posibilidades de expediciones naturalistas vírgenes que le brindaba el aún poco explorado territorio nacional, Philippi y su familia se embarcaron con la idea de afincarse en por uno o dos años en este país naciente. Pensaba trabajar, viajar, esperar a que amainase la tormenta política germana y luego regresar.

Dibujo a pluma y aguada con pincel a tinta. Créditos The Clinic

Dibujo a pluma y aguada con pincel a tinta. Créditos The Clinic

Pero no ocurrió así. Se quedó en Chile por 53 años, hasta su muerte en 1904, durante los cuales sentó las bases del estudio y la enseñanza de las ciencias naturales en el país: dirigió el Museo de Historia Natural y lo trasladó a su actual locación en la Quinta Normal; creó el jardín botánico adyacente; enseñó zoología y botánica en la Universidad de Chile, y dirigió el Liceo de Hombres de Valdivia.

Fue el primero en publicar un catálogo de la flora chilena y hasta el día de hoy continúa siendo uno de sus principales descriptores Escribió 453 artículos sobre la historia natural del territorio y, junto a su hijo Federico, recolectó y clasificó 3.730 especies botánicas nuevas para la ciencia, de las cuales hoy 1.317 son válidas. En zoología, sin contar los escritos previos a su llegada, publicó en Chile unos 160 artículos. Tan prolífico fue que todavía se considera el científico con la mayor cantidad de investigaciones sobre animales en el país.

Fiel al espíritu de su época, transitaba entre las disciplinas: biología, zoología, entomología (se conservan insectarios suyos en el Museo de Historia Natural), malacología, paleontología, geología, mineralogía, climatología y arqueología no le eran ajenas. philippi2Se carteaba con los pesos pesados de entonces -entre ellos Humboldt y Darwin – y, sobre todo, le encantaba realizar expediciones: Al volcán Chillán, a Cauquenes, al Archipiélago de Juan Fernández, al Ventisquero Cipreses, a Matanzas y Cáhuil, a la Cordillera de Nabuelbuta, a Renaico, a Algarrobo, a los Baños de Colina, y, la más famosa de todas, al desierto de Atacama.

Fue el primer científico en describir la zona y sus impresiones en esa  travesía, que duró tres meses a lomo de mula, quedaron registradas en el libro Viaje al Desierto de Atacama, publicado en Alemania en 1860 y re editado en Chile, en 2008, en el marco del bicentenario de su nacimiento, por la Cámara Chilena de la Construcción, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Mujeres (Es casi imposible encontrar un ejemplar en librerías, pero hay un pdf disponible en internet).

Las do ediciones del libro y un retrato de naturalista.

Las do ediciones del libro y un retrato de naturalista.

Algunos fragmentos de sus escritos -notas de viaje, observaciones etnográficas sobre el pueblo mapuche, reflexiones políticas y descripciones del entorno natural- están recogidos en el libro El orden prodigioso del Mundo Natural, editado originalmente en 2003 por la Universidad Austral de Chile y cuya segunda y última edición (2017) que aquí reseñamos, incluye el bonus track de una muestra de ocho cartas enviadas al naturalista por su hija Elisabeth Amalie, Ella. Se trata de misivas que permiten inferir episodios biográficos del científico -problemas a la vista o su gravitante presencia patriarcal como padre y abuelo, pese a vivir él en Santiago y parte de los suyos en la Hacienda San Juan, en Valdivia-, pero que dejan resonando el diálogo en un eco incógnito, ya que aunque se conservan muchas epístolas de la hija, no hay rastro de las respuestas del padre.

Este detalle se configura como elemento denominador el carácter de este libro: se trata de un esfuerzo importante de rescate de la figura de Philippi, pero es aún un trabajo fragmentado, con pertinaces cabos sueltos.

Créditos The Clinic

Impresión litográfica a dos colores con retoques a la acuarela-gouache y tinta dibujo originalde Philippi

No encontrará el lector aquí una biografía completa, que se devore de principio a fin con la tensión dramática posible en toda vida o que mantenga un punto de vista novedoso sobre el hombre, su obra y su época. Se trata más bien de una colección de ensayos “sobre” el científico escritos por expertos y de retazos cuidadosamente seleccionados de la obra de Philippi, que aportan interesantes atisbos de su pensamiento. El conjunto permite asomarse al mundo del científico, logra instalar al precursor en el sitial que el olvido suele mezquinar y, sobre todo, consigue poner en común un material hundido en los anaqueles de archivos escondidos, haciendo luz sobre la relevancia de su aporte. No es menor, por cierto.

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Pero valga la advertencia del carácter atomizado del volumen. Puede comprenderse, también, y es agradable pensarlo de ese modo, como una mirada inconclusa; una suerte de proyecto en curso. Ojalá así sea.

Quienes nos entusiasmamos con la magnífica biografía de Humboldt, La Invención de la Naturaleza, de Andrea Wulf (reseñada hace algunos meses en este espacio) estaríamos deseosos de devorar un texto similar que narrase el ser y el proceder de nuestro naturalista local: sus pasiones, sus hallazgos, sus viajes y descubrimientos en este, nuestro territorio. Sería interesante que este esfuerzo valioso sirviese de insumo para quien esté dispuesto a adjudicarse la tarea.

Ilustraciones de Philippi

Por ahora, lo disponible es la selección de ensayos. El texto en que Philippi describe a los mapuche y su tristeza profunda enraizada en el despojo de sus tierras (y eso que entonces tenían más que ahora y todavía no los arrasaba Cornelio Saavedra con su «pacificación”) resulta conmovedor. Hay pasión, intriga intelectual y curiosidad genuina en anhelo de comprender las propiedades toxicológicas del latué, planta con la que, narra, los indígenas habrían cometido crímenes por envenenamiento de la mano de machis vengadoras, yerba traicionera que habría asesinado por error habitualmente, al confundírsela con demasiada frecuencia con la benigna taya, cuyo caldo de corteza se usaba para tratar contusiones.

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Y su alegato político sobre las “mentiras convencionales”, resulta iluminador de su mentalidad liberal, su espíritu crítico y, también, de su paradojal aprecio a la monarquía.  Bordeando un todavía impensado feminismo, dice Philippi a propósito de la democracia: «Una mentira generalmente usada es que en una República el supremo Majistrado es elegida por el libre voto de toda la nación (…pero) en ninguna República del mundo las mujeres participan de la elección del presiente. En verdad pues es solo la mitad de la nación que elija al presidente (…)”.

El libro incluye un prólogo biográfico de la historiadora Ulrike Steenbuck; reflexiones de Germán Pequeño sobre el aporte de Philippi a la zoología nacional y de Mélica Muñoz a la botánica, además de un ensayo de la historiadora y periodista Andrea Larroucau y un epílogo de su tataranieta, María Teresa Eyzaguirre Philippi, quien es presidenta de la Fundación R.A. Philippi de Estudios Naturales, institución que además de custodiar el legado apoya el estudio y difusión de la botánica de campo en el país.

El Museo de Philippi en Valdivia en el Día del Patrimonio. Créditos noticias.uach.cl

El Museo de Philippi en Valdivia en el Día del Patrimonio. Créditos noticias.uach.cl

Pero quizás lo más bello se esta compilación sea un escrito brevísimo, El Estudio de las Ciencias Naturales, probablemente de 1880, en que el naturalista subraya: “El estudio de la naturaleza, la contemplación de sus varios productos, será siempre una fuente inagotable de los goces más puros, que nunca dejan remordimientos i no despierta jamás pasiones mezquinas”.

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Milena Vodanovic

Periodista y magíster en Gestión de Negocios. Trabajó en las revistas Solidaridad, Apsi y Paula, dirigiendo esta última por 8 años, entre 2007 y 2015. Es docente en el Magíster de Edición UDP y recientemente en la Escuela de Periodismo UAH. En el último tiempo se ha abierto a nuevas formas expresivas, como ceramista y dibujante. En 2016 publicó el libro La Vida a Mano, colorea, borda, estampa (Hueders). Foto: Alejandro Araya.

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