Reportajes

Una historia de los libros ilustrados japoneses: desde rollos de imágenes hasta libros ilustrados contemporáneos

Gabriela Precht Por Gabriela Precht

En ocasiones inesperadas o por casualidades del destino, en medio de uno de tus viajes descubres un tesoro inmensurable. Eso le ocurrió a la editora Gabriela Precht en un paseo dominical por Tokio (Japón) al hallar una exposición sobre libros ilustrados japoneses en la International Library of Children´s Literature La muestra, que se celebró en el...

En ocasiones inesperadas o por casualidades del destino, en medio de uno de tus viajes descubres un tesoro inmensurable. Eso le ocurrió a la editora Gabriela Precht en un paseo dominical por Tokio (Japón) al hallar una exposición sobre libros ilustrados japoneses en la International Library of Children´s Literature La muestra, que se celebró en el 2017 durante todo el mes de noviembre, es un viaje fantástico por libros y revistas editadas desde el siglo VIII hasta nuestros días.

International Library of Children´s Literature. Créditos: Gabriela Precht

 

Una tarde de caminata dominical por el Parque Ueno de Tokio, en un viaje que hice a Japón el año pasado, tuve la suerte de llegar por azar a la exposición «Una historia de los libros ilustrados japoneses», en la Biblioteca Internacional de Literatura Infantil. Al no leer ni comprender el idioma, me enfrenté a esta muestra desde la visualidad: desde la belleza y perfección de las imágenes de cada libro y revistas ilustradas en Japón entre el siglo VIII y el XXI. Ya en Chile, y con mucha ayuda de por medio, pude terminar de aprender un poco más de esta historia del libro ilustrado japonés, que aquí les comparto.

Las historias en rollo

El origen de los primeros rollos ilustrados data del siglo VIII, en el período Nara. Estas historias alternaban imágenes y texto lírico mostradas a medida que el rollo era desenrollado, así cada espectador decidía por su cuenta el tamaño de la porción del rollo para ver. El contenido era doctrinario y aludían a los sutras (discursos) desde la previa existencia espiritual de Buda hasta su nacimiento. Luego, durante el siglo XII (Período Heian) las temáticas se diversifican. Una de ellas es «La historia del cortador de bambú», que cuenta la historia de la princesa Kaguya, nacida de un bambú, quien luego de vivir en el mundo regresa a la luna con Buda. Se considera una de las historias más antiguas del folclor japonés, con variadas ediciones a lo largo de la historia. Si no la han leído les recomiendo hacerlo y además ver la maravillosa versión cinematográfica La princesa Kaguya (2013), dirigida por Isao Takahata y producida por los Estudios Ghibli.

Rollo de «La historia del cortador de bambú». Fuente: www.kukansha.com

A fines del período Muronachi (siglo XIV-XVI) nacen los libros ilustrados de Nara, con páginas encuadernadas y hechos a mano. A comienzos del período Edo ya se hacen populares los libros con imágenes y textos tallados en bloques de madera, llamados libros rojos o libros de papel crepé (akahon y chirimenbon, respectivamente).

La literatura infantil nace como tal con la publicación de Koganemaru (Un perro llamado Koganemaru), publicado por la Editorial Hakubunkan en 1891, primer título de la serie Shonen Banku («literatura infantil»). Escrito en lenguaje clásico para favorecer su lectura en voz alta, es el primer indicio que distingue la literatura de niños de la de adultos. Las ilustraciones dominantes son en pintura al agua de estilo japonés.

Revistas infantiles

O-uma no kazari de «Akai tori» (1918), portada
Yoshio Shimizu. Museo de Arte “Chihiro”.

Durante la primera mitad del siglo XX aparecen diversas revistas ilustradas. Akai Tori («Pájaro rojo») fue una de las más importantes, con trabajo de talentosos artistas que trabajan un estilo moderno y occidental, dejando relegados a un segundo plano a los libros infantiles durante este período.

En 1922 se lanza Kodomo no kuni («Tierra de niños»), revista que juega un rol fundamental en la cultura de los niños en Japón durante la pre y posguerra. Con talentosísimos ilustradores tales como Shotaro Honda, Takeo Takei y Yoshio Shimizu, los pasquines incluían cuentos y canciones infantiles, partituras e incluso coreografías para bailes.

 

Libros álbumes modernos y contemporáneos

Ya en la década de 1950, junto con el fin de la ocupación aliada, Japón entra en un período de reconstrucción. Se publican los Iwanami no kodomo no hon (Libros para niños de Iwanami), en 1953, por la editorial Iwanami Shoten. En él se publicaron conocidos títulos internacionales, como El negrito Sambo, La casita y Jorge el curioso. En los años sesenta aparecen las primeras editoriales especializadas en libros para niños. Shikosha, Doshinsha, Kogumasha, Kaiseishado, son algunas de ellas. En 1973 se edita por primera vez la revista sobre libros ilustrados Gekkan ehon, en que escritores, ilustradores y editores debaten seriamente la definición de libro ilustrado, y donde se publican obras experimentales.

El viaje de Anno, ilustración interior. Créditos: cursoilustracion.blogspot.cl

Además, aparecen volúmenes para un público más amplio que el infantil, entre otras manifestaciones de una tendencia que desbordó la definición tradicional de libro ilustrado. Y a su vez, los libros ilustrados sin palabras. En esta línea destaco el trabajo de Mitsumasa Anno (1926), Premio Andersen en 1984. En sus libros revela su particular mirada de Occidente.

Otra autora fundamental es Chihiro Iwasaki (1918-1974). Su primer trabajo para niños fue un conjunto de paneles de cuentos ilustrados de teatro de papel llamado Okasan no Hanashi (La historia de una madre) en 1950, y en 1956 creó su primer libro ilustrado, Hitori de Dekiru yo (Puedo por mí mismo). Obtuvo el Premio Gráfico Fiera di Bologna (1971) y la Medalla de Bronce de la Feria Internacional del Libro de Leipzig, entre varios más. A pocos años de su muerte se creó el Museo de Arte de Chihiro, en Tokyo, en el lugar donde vivió la mayor parte de su vida. Es un museo pionero dedicado exclusivamente al trabajo de un artista especializado en ilustraciones para libros infantiles. Hoy también alberga una colección importante de ilustraciones infantiles japonesas. Recomiendo visitarlo.

La exposición cierra con una selección de libros álbumes desde los ochenta hasta la década del 2000. Es aquí donde surge una generación de autores y editores japoneses que de niños disfrutaron el apogeo de los álbumes de los años 60 y 70.Por ejemplo, Miho Takeda (1959) es marca registrada en la literatura japonesa, con un estilo muy característico y personajes adorados por los niños en Japón. Tonari no seki no Masuda-kun (El niño que se sienta junto a mí, 1991) obtuvo un Japan Picture Book Award y el Kodansha Award for Picture Books. Además de crear libros diseña personajes para programas de televisión infantiles.

A modo de cierre, dejo para el final uno de mis álbumes favoritos, que no podía faltar en la muestra. Se trata de El gato que vivió cien vidas (1977) de Sano Yooko (1938-2010). Comparto con ustedes algunos extractos, que conjugan tan bien ese estilo narrativo íntimo y profundo de la maravillosa gran literatura japonesa.

 

 

 

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Gabriela Precht

Licenciada en Literatura Hispánica UC y magíster en Libros y Literatura Infantil por la U. Autónoma de Barcelona. Actualmente, es docente de la UDP y U. Finis Terrae. Desde 2017 está a cargo La Bonita Ediciones.

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