Nacida en una época difícil para las mujeres, Wonder Woman ha superado los 70 años manteniendo su esencia contradictoria: ¿es una mujer moderna y emancipada o solo es un objeto sexual vestida para provocar? Desde su nacimiento hasta su más reciente encarnación, la princesa amazona ha encontrado en Brian Azzarello un guionista capaz de reencantar a los nuevos lectores.
El año 2011, la editorial DC –dueña de Superman y Batman, entre otros superhéroes- relanzó a todos sus personajes con la intención de actualizarlos y atraer nuevos lectores. Algunos personajes desaparecieron, otros renovaron sus historias y varios trajes fueron también rediseñados. Una imagen promocional de entonces mostraba a Superman sin sus habituales calzoncillos rojos y a Wonder Woman con unos pantalones ceñidos en lugar de su tradicional calzón azul con estrellas blancas. Este cambalache de ropa interior descolocó a los lectores más conservadores que rápidamente mostraron su descontento a los jefes de DC y exigieron respeto para estas creaciones septuagenarias Finalmente, la princesa amazona aparecería en las páginas de su nueva colección con el traje de siempre y escrita por Brian Azzarello (1962), guionista que pese a las dudas iniciales sobre su capacidad para abordar el complejo mundo del personaje, conseguiría una de las mejores etapas de su historia.
Los orígenes de un personaje paradojal

Si bien el personaje tuvo más éxito que otras superheroínas de la época, el intento de Moulton Martson por llevar sus ideas al cómic se desvirtuaría al caer el personaje en manos de otros guionistas que no pudieron abordar la paradójica construcción básica de Diana: una guerrera segura de sí misma vestida como corista de cabaret. Las historias, entonces, se quedarían en la superficie del personaje, explotando su rol de objeto sexual en aventuras que se deleitaban mostrándola atada por enemigos con rostros lujuriosos.
George Pérez y la gloria de Wonder Woman
El siquiatra Fredric Wertham acabó con la apenas velada erotización de los cómics de Wonder Woman con la publicación de su libro La seducción del inocente (1954), estudio en el que revelaba el oscuro subtexto de las historietas y su pernicioso efecto en los niños y jóvenes estadounidenses. Era lo que él leía, claro. En una sociedad temerosa de los cambios sociales que se estaban viviendo, los superhéroes tuvieron que centrar sus carreras en historias alejadas de la realidad. Wonder Woman quedó atrapada en la encrucijada que su misma imagen representa: ¿cómo ser una fémina fuerte e independiente en un mundo que quiere a las mujeres como adornos o en la cocina?
Wonder Woman quedó atrapada en la encrucijada: ¿cómo ser una fémina fuerte e independiente en un mundo que quiere a las mujeres como adornos o en la cocina?
Serán muchos años intrascendentes para la princesa amazona para que recién en 1985 y luego de la épica historia Crisis en las tierras infinitas, Wonder Woman vuelva a brillar de la mano del dibujante y guionista George Pérez (1954). El relanzamiento del personaje escarbaría en sus mismas bases: los dioses de la mitología griega se convirtieron en compañeros y enemigos de Diana, quien contó con un nuevo origen aun más mítico –Hipolita, su madre, la creó a partir de una figura de arcilla a la que los dioses dieron vida-. El mérito de la etapa de George Pérez, más allá de sus detallados dibujos, fue ampliar el espectro del personaje y dotarla de una mayor profundidad. Ya no es solo una mujer independiente con demasiada piel expuesta. Ahora se entrelazan en ella rasgos tan disímiles como la ingenuidad e inexperiencia de una mujer que no ha tenido contacto con los hombres, su condición de princesa en una isla habitada solo por mujeres, la experiencia de una guerrera preparada para la batalla, su rol dentro de la Liga de la Justicia y la misión encomendada por su madre como embajadora pacifista de su pueblo. Y todo eso sin dejar de verse bien en su diminuto traje.
La nueva Wonder Woman

Sin embargo, la versión de Azzarello ha conquistado a lectores y crítica al retomar la herencia mitológica de George Pérez, pero dando un nuevo diseño y carácter a los dioses de siempre. El Olimpo es ahora el hogar de una familia compleja y disfuncional que como en el mejor relato de la antigüedad clásica no deja de forjar alianzas para traicionarlas luego. Azzarello concilia la naturaleza divina y humana de Wonder Woman al mostrarla como la guerrera de siempre, envuelta ahora en las disputas familiares causadas por el infiel Zeus.
Dibujados por Cliff Chiang, los cuatro tomos editados en español por la editorial ECC recogen de los números 1 al 15 de la colección y cuentan cómo la heroína debe proteger a la última mujer con la que Zeus –en la figura de un vulgar camionero- ha engañado a su celosa esposa Hera. El hijo que nace de esa relación es el punto de partida para adentrarse en la lucha por el poder que sostienen los otros dioses y conocer los a menudo cruentos secretos que Azzarello descubre sobre Wonder Woman -¿es ella realmente una figura de arcilla?, ¿cómo nacen nuevas amazonas en una isla habitada solo por mujeres?, ¿qué pasa si nace un niño en la isla?-. Además, el guionista ha sabido llevar adelante su historia sin dejar que las decisiones editoriales afecten la trama.
La interacción de Wonder Woman con los otros personajes del panteón DC ha sido mínima, quedando incluso fuera de la serie el romance que Diana tiene con Superman en otras colecciones de la editorial (Superman/Wonder Woman, Justice League).
Azzarello ha anunciado que su paso por la historia de la principal heroína de los cómics está pronta a concluir tras tres años en los que el universo del personaje se ha enriquecido como no lo hacía desde la época de George Pérez. Tras cerrar la historia de la lucha por el Olimpo y resolver el destino de cada uno de los integrantes de la familia divina, la amazona habrá demostrado que no necesita usar pantalones largos para hablar a los lectores de hoy. Solo necesita que alguien que comprenda la naturaleza humana le dé voz.
Wonder Woman 1, 2, 3 y 4 (ECC). disponibles en Shazam Comics (Providencia 2198, local 49; Huérfanos 714; Marín 0279)


