Reseñas

«Aviso de demolición», el sorprendente debut de Gabriela Alburquenque

Joaquín Saavedra Por Joaquín Saavedra

El aviso de demolición de un hogar repercute rotundamente en el interior de la vida de Laura, una joven que ve desmoronarse sus bases identitarias tras iniciar el desapego de su núcleo familiar principalmente compuesto por su madre y su abuela. De esto se trata Aviso de demolición, de Gabriela Alburquenque, texto ganador del Premio Roberto Bolaño 2021, editado por Los Libros de la Mujer Rota a fines del 2022. [Créditos: ccn.cl]

El aviso de demolición de un hogar repercute rotundamente en el interior de la vida de Laura, una joven que ve desmoronarse sus bases identitarias tras iniciar el desapego de su núcleo familiar principalmente compuesto por su madre y su abuela. Tras este hecho, la protagonista reflexiona sobre su historia personal para dar sentido a su presente. De esto se trata Aviso de demolición, de la escritora Gabriela Alburquenque, texto ganador del Premio Roberto Bolaño 2021, editado por Los Libros de la Mujer Rota a fines del 2022. Uno de los relatos más llamativos y experimentales por parte de los debuts literarios del último tiempo.

La obra parte de una premisa sencilla para sumergirnos en reflexiones profundas sobre el lenguaje y la memoria bajo una prosa sutil que, pese a ser narrada de manera omnisciente, pareciera está en pleno contacto con la voz de la protagonista, como si fuese una especie de corriente de la conciencia. Bajo esta estética, un tanto caótica pero a la vez templada, nos encontramos con Laura, una traductora y trabajadora de call center, que decide dejar de vivir con su madre y abuela para iniciar su camino a la dependencia y la madurez personal. En medio del aviso de demolición del hogar que la vio crecer, el texto reconstruye el pasado de estas tres mujeres, dándonos a conocer algunos sucesos como el escondido embarazo de su madre y, más tarde, la muerte de su abuela. Aquellas conexiones con el pasado y el fin definitivo de aquel tiempo terminan por llevar a la protagonista a un estado de shock en el que cuestiona su lugar en el mundo.

Este temple de vulnerabilidad tanto económica como psicológica convierte a Laura en un ejemplo más de una generación de pocas oportunidades que le resulta complejo apegarse o sentir un grado de pertenencia en algo ya que en algún punto todo resulta efímero y negociable. “Se trata de un arriendo, después de todo, de un préstamo de vida que en algún momento tendrá que concluir y esto le debe quedar claro (…) No. No es suyo. Mejor no pensar en animales ni plantas para que nunca sea suyo. A veces, piensa que su vida tampoco es suya, que también es un préstamo, que también es de alguien más”. El despojo y la destrucción de su base familiar, pilares de su construcción personal, nos muestra la situación económica y política a la que pertenece el personaje en un mundo neoliberal y salvaje, sin embargo, esto me parece que es solo el inicio de una crisis que nos revela un asunto de mayor complejidad expuesto por la novela: un escape de lo material hacia un profundo cuestionamiento de la realidad permeada por el lenguaje.

Ed. Los Libros de la Mujer Rota, 2022.

De una problemática personal, y con una sensibilidad impresionante, el relato, a modo de corriente de la conciencia, nos lleva a viajar por varios momentos de la historia de Laura y sus antepasados, con una lógica entrampada entre lo que ella piensa, lo que hace, lo que no hace y lo que piensa por segunda y tercera vez. Los recuerdos nos presentan ideas que se van hilvanando sutilmente y que muchas veces no llegan a ningún puerto, incluso, en algunas ocasiones, las oraciones quedan inconclusas. Este recurso estilístico, que rompe con la narrativa clásica, es parte de la crisis de la de la voz narradora relacionada con el estado de la protagonista, lo que termina por sumergir al lector en un campo en el que la memoria y las ideas dialogan caóticamente entre sí, pasando por imágenes esperanzadoras y fatalistas de un momento a otro: “Su neurólogo le sugiere dejar de pensar, que es eso, seguro, lo que la tiene así. Pero cómo dejar de pensar, quiso preguntar Laura, si apenas saco la voz para decir lo que tengo adentro”.

Este fluir de la conciencia nos lleva a otro aspecto importante a destacar del libro; la conducción del relato sin grandes sucesos ni acciones que determinen la historia. Bajo esta idea podemos decir que, la narración está conducida por la sicología de los personajes y del narrador o narradora, en momentos delirante, lo que pone el plano de la mente por sobre el de lo material. Es precisamente desde esta premisa que la tesis del lenguaje como determinante de la realidad se cumple a cabalidad.

Con una voz sumamente pulcra y auténtica, Gabriela Alburquenque realiza uno de los debuts más promisorios del último tiempo. Desde la fragilidad de una joven despegándose de su hogar, comienza un viaje a la independencia en tanto la destrucción de los parámetros morales adoptados en la infancia y un nuevo comienzo con bases y juicios propios. A partir de una premisa sencilla, se crea una especie de novela-ensayo que reflexiona sobre los límites del lenguaje tanto en sus ataduras como en sus aspiraciones infinitas dentro de la conformación de la realidad. La casa destruida es una metáfora sobre el paso a la adultez, la soledad que eso conlleva, y el inicio de la construcción personal de los significados y del mundo tal como lo entendemos.

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Joaquín Saavedra

Licenciado en Literatura por la Universidad Alberto Hurtado y Licenciado en Estética por la Universidad Católica, ha escrito reseñas y criticas literarias en medios como The Clinic y Loud. Además, es parte de Editorial Cuneta, colabora con el Cine Arte Alameda y participa de la banda musical Paracaidistas.

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