El duelo por la muerte de un padre origina un sinfín hechos e investigaciones sobre heridas culturales e históricas que rodean y someten tanto a la narradora como a todo un continente marcado por la invasión europea, blanca y católica. Huaco retrato, libro de Gabriela Wiener lanzado por Literatura Random House el año 2021, es un viaje en búsqueda de dichas llagas que termina por funcionar como una terapia para la sanación de estas. El encuentro con un pasado familiar relacionado directamente con el de Perú y Latinoamérica, es para la escritora la base para comenzar a reflexionar y resignificar su propio pasado y sus comportamientos actuales bajo un sistema cultural privativo y demoledor. Así como este texto es una guía para derribar tapujos, el estilo literario también es un collage de géneros que coartan las simples clasificaciones literarias canónicas.
Con una narrativa sencilla, directa y filosa, Gabriela Wiener nos sincera de forma absoluta su vida cotidiana y los problemas que la aquejan en búsqueda de la felicidad, la libertad y la calma. El libro comienza profundizando desde lo particular a lo general, del individuo al colectivo, con la autora hablándonos de su padre y el corrosivo triángulo amoroso que él tenía con su madre y un romance paralelo. Desde esta escena familiar dada en Lima, la narradora nos cuenta la historia de Charles Wiener, un huaquero de gran importancia en Perú, admirado por su familia tanto por ser su ancestro como por aportar en grandes descubrimientos de la cultura inca para el hombre europeo. Desde este acontecimiento es que Wiener se pregunta por la verdadera historia de este personaje, su pasado y el pasado de Latinoamérica en general. Un continente entero saqueado por huaqueros a los que se ha seguido admirando y cuya cultura prevalece.
“La palabra huaquero viene del quechua huaca, como se llama en los Andes a los lugares sagrados (…) Los huaqueros invaden sistemáticamente estos recintos buscando tumbas u objetos valiosos (…) De ahí que huaquear sea una forma de violencia: convierte fragmentos de historia en propiedad privada para el atrezo y decoración de un ego”. (13)
La figura de Charles Wiener, ancestro que personifica la violencia en actos como el secuestro de los objetos religiosos e incluso el de un niño inca, refleja dos partes de la invasión cultural; por un lado el sistema estético y valórico que se nos ha impuesto, y, por otro lado, la admiración que los americanos tenemos por quienes robaron y secuestraron a nuestros antepasados. La figura del huaco se relaciona con la autora y sus reflexiones sobre su papel en Europa que, como figura literaria, está bajo un proceso de blanqueamiento y exhibición ante la hegemonía que ella misma pretende luchar.
Más allá del sinfín de asesinatos y la destrucción de las ciudades incas y precolombinas, Wiener se centra en la despojo cultural por parte de Europa y principalmente de nosotros mismos a nuestras raíces. En este proceso de deconstrucción del pasado y en un acto de reconocimiento, la autora logra ver en Charles Wiener una historia de bastardía y problemáticas raciales que también lo aquejaban. El huaquero, a simple vista uno de los villanos de ese relato, termina por ser otra víctima de opresión histórica, racismo y xenofobia por lo que la autora concluye que entender a este personaje también es comprenderse a ella misma.
El proceso de introspección familiar da pie para hablar también sobre su madre, quien tuvo que aceptar la doble vida de su exesposo fallecido, y la de María Rodríguez, la supuesta madre del hijo peruano de Charles Wiener, quien sufrió el abandono, la responsabilidad familiar y, en consideración de la autora, la invisibilización por parte de sus descendientes. Los desencuentros amorosos y sexuales llevan también a la autora a cuestionar sus propios comportamientos en medio de una infidelidad a la particular relación poliamorosa que lleva en España. Con una sinceridad total, se delata como ególatra y en momentos como racista, clasista y prejuiciosa, aceptando la herencia histórica que los latinos tenemos contra nosotros mismos, además de admitir sentir celos e inseguridades ligadas a la herencia cultural europea y católica. La decolonización y la ruptura de los valores familiares canónicos van de la mano en este eterno proceso de deconstrucción personal que la autora quiere asumir.
En un país en el que para algunos la libertad se exige plenamente para el consumo económico, este libro me parece una lectura fundamental como reflexión de la historia y las imposiciones culturales a las que inconscientemente hemos sido sometidos. En búsqueda de la sanación interna, Gabriela Wiener presenta un texto terapéutico para sanar las trabas valóricas e históricas que aún seguimos perpetuando. Una liberación personal absoluta en el plano cultural y sexual que nos permita decidir por nosotros mismos nuestros comportamientos ante una cultura prohibitiva, excluyente y discriminadora. Una experiencia totalmente deshabitada para muchos lectores que llama al descubrimiento de otras posibilidades de vivir. Un libro que nos aclara que lo personal es político y que desde la emancipación individual se puede emprender a un cambio social mayor.